John Wesley Taylor V

Enseñanza de la clase de Biblia

Pablo escribió a Timoteo, quien estaba trabajando como maestro1 y líder espiritual en Éfeso: “Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir. De ese modo, los servidores de Dios estarán completamente entrenados y preparados para hacer el bien”.2

Dentro de este marco, Elena White escribió: “Los maestros deberían buscar constantemente mejorar sus métodos. La enseñanza de la Biblia merece nuestros pensamientos más frescos, nuestras más eficientes estrategias y nuestro más ferviente esfuerzo”.3

¿Qué estrategias pueden usar los maestros para hacer que las clases de Biblia4 sean más efectivas y placenteras? Aquí se presentan algunas ideas que se pueden usar:

  • Cuente. No solo lea. Enseñar es más efectivo cuando nace del corazón. Antes de enseñar la lección, analice los puntos principales que debe tratar, y procure recordarlos. Entonces cuente la historia o presente el tema en sus propias palabras. El resultado será mucho más interesante para sus estudiantes, y el efecto en sus vidas, más duradero.
  • Escuche. No se pase hablando. Como maestros, solemos ser muy buenos para hablar. Pero necesitamos ser mejores oyentes. Por ello, al enseñar la clase de Biblia, recuerde que la comunicación con los estudiantes tiene que ser recíproca. Aunque hay muchas oportunidades maravillosas de compartir sus propias ideas y conceptos, también es importante motivar a los estudiantes para que compartan sus propias experiencias, preguntas y preocupaciones. Incorpórelos a la conversación. Muéstrese abierto a sus ideas y opiniones.
  • Haga preguntas que induzcan a pensar. Muchas veces tendemos a hacer solamente preguntas basadas en hechos, tales como: ¿Cuántos días marcharon los israelitas alrededor de Jericó? ¿Qué sucedió con la esposa de Lot? ¿Qué tres discípulos presenciaron la transfiguración? Aunque en ocasiones resultan apropiadas las preguntas basadas en hechos, es más importante hacer preguntas a sus estudiantes que estimulen el pensamiento profundo y las perspectivas personales. Aquí se presentan algunos ejemplos: ¿Por qué creen que Jesús envió a sus discípulos de dos en dos? ¿Cuáles son algunas de las maneras en las que pueden compartir el amor de Dios con otras personas? ¿Cómo responderían si alguien los instar a fumar? ¿Qué es lo primero que desean hacer cuando lleguen al cielo?
  • Discutan los temas. La clase de Biblia, por sobre todas las demás, debería ser relevante para la vida del estudiante. Una manera de lograr esto es por medio de una discusión sincera sobre temas y problemas de la vida real que enfrentan los estudiantes, y que están relacionados con la unidad que están estudiando. Otra manera es explorar juntos la importancia y significado de un tema (su posible aplicación, implicaciones y ramificaciones). Tenga cuidado, sin embargo, de no monopolizar la discusión. Por el contrario, estimule a los estudiantes para que analicen un tema o problema, y expresen sus propias perspectivas, sentimientos y convicciones.
  • Organice actividades en grupos pequeños. Una buena manera de motivar a los estudiantes para que participen activamente en la clase de Biblia es planificar actividades en las que tengan que trabajar en grupos pequeños, quizá de tres a cinco estudiantes. Los grupos deberían recibir una tarea específica y un límite de tiempo (por ejemplo: cinco minutos para presentar tres razones en las cuales los discípulos querían que Jesús fuera un rey terrenal, o veinte minutos para producir una tabla de tiempo de la vida de los patriarcas antes del diluvio). Durante esos minutos, circule entre los grupos, motivando, dando algún aporte y reconociendo el progreso de los estudiantes. Después de participar de la actividad, los grupos deberían presentar un informe a la clase y presentar sus ideas, perspectivas o resultados. Es bueno notar que estas actividades deberían ser estructuradas de manera cooperativa y que brinde apoyo, minimizando así la rivalidad y la competencia disfuncional.
  • Ilustre con ejemplos. Un concepto nuevo se entiende mejor si se usan ejemplos e ilustraciones. Asimismo, la experiencia de aprendizaje en sí se torna más agradable. Dedique entonces un momento antes de enseñar una lección para pensar en un ejemplo que ilustre el punto que quiere enfatizar. Esas ilustraciones pueden estar basadas en historias que usted haya escuchado o leído en un incidente histórico o una noticia de actualidad, o en su propia vida y experiencias. También resulta apropiado, de vez en cuando, pedir a sus estudiantes que compartan ejemplos relevantes de sus vidas, quizá una respuesta a la oración o una experiencia que hayan tenido y que sea similar al del personaje bíblico que estén estudiando.
  • Utilizar ayudas visuales. Los estudiantes recuerdan cosas mucho mejor cuando pueden verlas además de oírlas. Jesús, por supuesto, reconocía este hecho, y con frecuencia empleaba lecciones visuales: una moneda, un lirio, un agricultor, una higuera y un niñito, como ejemplo. Al enseñar cada lección, trate de incorporar algunos aspectos visuales.5 Puede ser en forma de un cuadro, un mapa o un objeto, como por ejemplo una piedra o una red. También puede incluir el uso efectivo de la pizarra: dibujar un diagrama, escribir palabras claves o mostrar la relación entre conceptos. ¡Piense con creatividad y visualice!
  • Organice un juego de roles. Los estudiantes pueden aprender importantes habilidades y obtener perspectivas más profundas por medio del juego de roles. En esta estrategia, describa brevemente una historia de la vida o una situación de la vida real. Seleccione entonces ciertos estudiantes para representar papeles específicos, mientras que los demás estudiantes pueden servir de observadores. Dado que no hay un guión fijo, los estudiantes tienen que producir sus propias palabras y reacciones. Después del juego, analicen cómo estuvo la representación, procurando identificar las perspectivas obtenidas.
  • Maximice el uso de la música. Los himnos y los cánticos, relacionados con los temas que se están considerando, son medios poderosos para impresionar la verdad de Dios en la mente de los estudiantes. Por ello, cante a menudo. De vez en cuando, pida a sus estudiantes que compartan un cántico favorito con el resto de la clase o con otras personas. La música también puede ser usada para ayudar a que los estudiantes memoricen versículos de la Biblia. Esta es, en efecto, una de las mejores maneras de memorizar las Escrituras. Si usted no sabe un cántico para un pasaje importante de la Biblia, quizá usted o uno de sus estudiantes pueden componer uno.
  • Promueva actividades misioneras y comunitarias. Independientemente del tema, es importante que los estudiantes alcancen a otros por medio de la testificación y actos desinteresados de servicio. Asigne a sus estudiantes proyectos comunitarios específicos relacionados con el tema que están estudiando. Puede ser tan simple como pedir a cada estudiante que encuentre la manera de hacer feliz a otra persona, o puede implicar un proyecto a largo plazo, como por ejemplo embellecer una parte del pueblo donde viven. En todo caso, los estudiantes deberían preparar un informe para presentarlo en la clase sobre lo que han aprendido. Mejor aún, usted también puede ser parte del proyecto, para que sea una experiencia compartida.

Existen, por supuesto, otras estrategias pedagógicas, como por ejemplo, resolución de problemas, demostraciones, lluvia de ideas y estudios de casos, entre otros, que pueden ser herramientas útiles para ayudar a que sus estudiantes aprendan. Lo importante es que los docentes usen una variedad de estrategias de aprendizaje. Sin embargo, el enfoque más interesante perderá su efectividad si se usa cada día. Por ello, expanda su repertorio de estrategias pedagógicas. Aumente su colección de herramientas de enseñanza. ¡Atrévase a hacerlo y descubrirá nuevos horizontes!

Finalmente, hay una estrategia que es más efectiva que cualquier otra: Su propia vida. El modelo es simplemente el método más poderoso. Su estilo de vida, sus atributos, sus acciones: todo esto transmite un mensaje poderoso, uno que les habla a los estudiantes de Dios con mucha mayor elocuencia que tan solo las palabras. Entonces, ¿cómo pueden representar mejor a Jesús? Permitiendo que el Espíritu llene su vida. De esa manera usted será lo que usted quiere que sus estudiantes lleguen a ser. Enseñar una clase de religión o de Biblia es en efecto una elevada vocación, pero El que llama también capacita. Por medio de su gracia, usted será un canal de su verdad y amor.

John Wesley Taylor V

John Wesley Taylor V, PhD, EdD, ha sido director asociado de Educación de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día desde 2010. Obtuvo un Doctorado en Educación (PhD) de la Universidad de Andrews y un Doctorado en Educación (EdD) en Psicología Educativa en la Universidad de Virginia (Charlottsville, Virginia). Este artículo se basa en una presentación en una Conferencia sobre Identidad Adventista, del 13 al 15 de octubre de 2022, en la Universidad de Andrews. El correo electrónico del Dr. Taylor es [email protected].

Citación recomendada:

John Wesley Taylor V, “Mejores prácticas en el trabajo,” Revista de Educación Adventista 45:1 (Enero–Marzo, 2018). Disponible en https://www.journalofadventisteducation.org/es/2018.3.7.

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. 1 Timoteo 4:11-13; 2 Timoteo 2:2, 15.
  2. 2 Timoteo 3:16, 17, TLA. La cita bíblica ha sido extraída de la Traducción en lenguaje actual Copyright © Sociedades Bíblicas Unidas, 2000. Usada con autorización.
  3. Elena G. White, La educación (Buenos Aires: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1998), 186.
  4. El término “clase de Biblia” se refiere a un curso que toman todos los estudiantes que se enfoca en el estudio de la Biblia. En realidad, este curso pudiera ser designado como una “clase de religión”, dado que todos los cursos deberían estar basados en la Palabra de Dios, con una cosmovisión bíblica presente en cada unidad y tema. Como observa Elena White: “Debe hacerse de la Biblia el fundamento de todo estudio” (Ser semejante a Jesús [Buenos Aires: Asoc. Casa Editora Sudamericana, 2004], 99).
  5. Al escribir a su hijo Edson, que estaba enseñando a los hijos de los esclavos recién liberados en los estados del sur de los Estados Unidos, Elena White expresó: “Edson, tu método de enseñar con láminas en la escuela del sur es una idea excelente. Pueden conseguirse esas láminas a muy bajo precio. Puedes hablar hasta cansarte para meter las ideas en la cabeza de los […] niños, pero si les das una comparación, un objeto, la lección queda grabada en la mente para nunca olvidarse” (Carta 136a, 1898, 9). En otra ocasión, en el contexto de la enseñanza de Biblia, Elena G. White escribió: “El uso de ilustraciones, pizarrones, mapas y figuras ayudará a explicar estas lecciones y grabarlas en la memoria” (La educación, 186).