Kris Erskine

La historia oral en el salón de clases:

La integración de la fe, el aprendizaje y el servicio

Salimos del campo de concentración nazi. Y cuando penetramos el bosque –ya habíamos planeado esto por lo que vestíamos nuestras ropas de civil– si es que se le puede llamar así. Estaban debajo, las pusimos a propósito debajo de nuestros uniformes– y nos metimos en el bosque. Nos sacamos los uniformes de la prisión y los desechamos. Y así fue que la primera noche en libertad… ¡estaba tan oscuro! De repente escuchamos una voz: “¡Alto!” ¿Qué? Y miramos a nuestro alrededor. Y había un guardia alemán. “¡Alto!” ¿Adónde van?” Él hablaba en alemán. Nosotros podíamos entender alemán; hablábamos alemán. “¿Adónde van?”1

¿Qué sucede a continuación? El resto de la historia está disponible en el Intercambio de Conocimientos de la Biblioteca McKee (Universidad Adventista Southern, Collegedale, Tennessee, Estados Unidos).2 El hombre que cuenta esta historia hace que la historia cobre vida como muy pocos profesores de historia pueden hacerlo.

Los docentes a menudo luchan para integrar a los estudiantes en sus clases. Una metodología que muchos de ellos han implementado y que encaja bien con su enfoque pedagógico general es incluir la historia viviente y real como parte del plan de estudio. Estos docentes piden a los estudiantes que lleven a cabo entrevistas de historia oral con las personas que pasaron por los eventos que se describen en sus libros de textos, así como con muchos que jamás encontrarán en sus lecturas. Este tipo de tarea no solo ayuda los estudiantes que se involucren con la comunidad de manera significativa, sino que también ayuda a preservar las historias de aquellos que las han experimentado: luchando con la depresión económica, o peleando por los derechos civiles, la libertad y la igualdad. Esas son historias importantes; historias que cuando son entretejidas entre sí, forman la urdimbre de una nación.

El docente de historia de nivel secundario a menudo escuchará que sus estudiantes repiten la frase: “Yo soy malo para la historia”; o: “La historia es tan aburrida”. En la educación universitaria la situación no es muy diferente. La realidad es que nadie es “malo para la historia”. Cuando escucho que mis estudiantes dicen eso, les recuerdo que la historia no solo tiene que ver con fechas y eventos del pasado, como creen muchos estudiantes. La historia tiene que ver con saber cómo llegamos hasta aquí; de dónde venimos. Implica comprender por qué ¿o cómo? la historia va trazando un arco, y dónde nos encontramos dentro de él. Implica pensar críticamente sobre el pasado y saber que existe una razón histórica que lleva a una persona a esa página, a leer esas palabras en este momento.

Aunque la mayoría de los estudiantes no van a ser historiadores profesionales, muchos están sinceramente interesados y esperan genuinamente aprender algo en sus clases. Esta semilla de interés plantada por un docente puede crecer y florecer a medida que aprenden la importante función que pueden jugar los estudiantes como “periodistas, ciudadanos historiadores”, como escribió Viktor Chagas en un artículo de 2012 que lleva ese título.3 El historiador oral no es solo un historiador sino también un científico social quien preserva y comparte el conocimiento de un evento del pasado, mientras que también forman un nuevo recuerdo de un evento del presente.4 El desafío para el educador es cómo transmitir a los jóvenes de secundaria o universidad el concepto de que el estudiante es parte de un engranaje irremplazable dentro de la estructura de las ciencias sociales, y hacerlo dentro de las limitaciones inherentes que impone el calendario escolar.

¿Por qué considerar un proyecto de historia oral?

Los docentes de historia comprenden las expectativas y limitaciones que se colocan sobre ellos al comienzo del año académico. Los libros de texto se hacen más extensos a medida que se escribe más historia, pero la duración del año académico permanece igual. Capacitar a los estudiantes para que lleven a cabo una entrevista de historia oral consume el tiempo precioso de la clase, y existe una curva de aprendizaje. También para el estudiante, esta actividad demanda mucho tiempo. Esta realidad tiene que ser tenida en cuenta en la planificación de la clase durante el proyecto. No obstante, en lugar de enseñar otra lección en la que los estudiantes no están interesados y recordarán poco, el educador puede enviarlos a la comunidad para que participen de una historia viviente memorable que pueda ejercer un impacto significativo sobre sus vidas. Durante los semestre que he empleado la historia oral en mis clases, ha habido estudiantes que se han acercado pidiéndome llevar a cabo una segunda entrevista para recibir crédito extra. Siempre digo “Sí”. Aunque muchos de los eventos que cubrimos en clase se produjeron décadas antes,el estudiante de secundaria o universitario moderno pueda identificarse fácilmente cuando se encuentran con alguien que realmente vivió en esa época, la historia que parecía distante y aburrida ahora pareciera estar sucediendo delante de sus ojos: La marcha por los derechos civiles en Selma (Alabama); el desembarco en las playas de Normandía; la huida de un campo de concentración nazi; el vuelo de misiones de combate en Vietnam; o el remachado de alas de aviones en una fábrica en Dearborn (Míchigan), durante la Segunda Guerra Mundial. En el momento de la entrevista, esto pareciera haber pasado ayer, no medio siglo o más antes.

Planificación de la tarea de historia oral

Una historia oral es tanto un registro como el producto de un proceso por el cual un entrevistador reúne un testimonio personal oral o testigo presencial de alguien que ha pasado por un evento o período histórico. Una tarea típica de historia oral o proyecto importante consiste en que uno o más estudiantes identifiquen a alguien a quien entrevistar, alguien que haya pasado por un evento o momento que se está estudiando, grabando y transcribiendo la entrevista, y entonces ponerla a disposición como parte de un repositorio físico o en línea para otros historiadores. Asimismo, se comparten ejemplares de la entrevista con la familia de la persona que fue entrevistada. Es fundamental que los estudiantes reciben capacitación sobre cómo preparar o llevar a cabo la entrevista, y cómo registrar y almacenar la información recolectada. Para que esto tenga lugar es necesario dar varios pasos antes, durante y después de la entrevista.

Pasos previos a la entrevista5

  1. Establezca objetivos claros para la tarea de historia oral. Cada proyecto de historia oral debe tener objetivos claros. Las preguntas típicas que deberían hacerse y responderse antes de que los estudiantes lleven a cabo las entrevistas incluyen: ¿Por qué se está recolectando esta información? ¿Qué propósito cumplirá? ¿Quién tendrá acceso a ella? ¿Cómo se usará la información? Estas preguntas deberían considerarse y aclararse con detenimiento, para que los estudiantes y los que ellos entrevisten sepan bien cuál es el objetivo final.
  2. Determine cómo y dónde se almacenarán las entrevistas. Antes de enviar estudiantes a hallar a los sujetos potenciales, los docentes necesitan decidir de qué manera las historias orales recolectadas serán almacenadas y preservadas, dado que el propósito primordial de este proceso es preservar los recuerdos e historias de los que tienen algo para compartir. Las bibliotecas (tanto públicas como privadas) son buenos lugares donde comenzar, dado que algunas tienen depósitos donde se almacenan estos tipos de material. Otras bibliotecas colaboran con instituciones más grandes tales como la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, que tiene un proyecto en curso sobre historia oral. Desde el comienzo del proyecto debería tenerse un plan claro de cómo se piensan almacenar las grabaciones (ya sea de video o audio) y las transcripciones, para evitar la pérdida o la mala utilización de los materiales recolectados.
  3. Creación de formularios de consentimiento y autorización. Otro paso previo a la entrevista es crear un formulario de consentimiento que oriente a los entrevistados (también llamados “narradores” en las publicaciones sobre el tema) de sus derechos/derechos de autor, de cualquier restricción sobre el uso de su historia, y de su derecho de detener la entrevista en cualquier momento en caso de que se sientan incómodos. Debería crearse el formulario de consentimiento antes de que los estudiantes comiencen a entrevistar, y debería estar claramente alineado con los objetivos del proyecto. A nivel de colegio terciario o universidad, la consulta con la comisión institucional de investigación o ente similar ayudará a establecer un lenguaje claro de consentimiento que explique el derecho del entrevistado y cómo se recolectará y distribuirá el contenido. Las escuelas secundarias o universidades sin una comisión de investigación o de revisión deberían consultar con una biblioteca local o ponerse en contacto con una organización como la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos o la Asociación de Historia Oral en http://www.oralhistory.org/about/, que ofrecen pautas útiles sobre cómo redactar un documento de consentimiento. Las cuestiones típicas a considerar incluyen lo siguiente: ¿Quién tendrá los derechos de autor sobre la entrevista: el entrevistado o la institución? ¿Podrá el entrevistado acceder a la transcripción de la entrevista o realizar correcciones o revisiones? ¿Qué en cuanto a la confidencialidad o el permiso de uso? ¿Podrá el entrevistado usar un pseudónimo? ¿Podrán los historiadores usar el material libremente, o necesitarán el permiso del entrevistado? Una vez identificados, los entrevistados tendrán que dar consentimiento para que las narrativas se usen de acuerdo con los objetivos del proyecto. Estos objetivos deberían ser establecidos claramente en el comienzo del proyecto para que los entrevistados sepan por qué se están recolectando sus historias y cómo podrían usarse en el futuro.6

Cómo encontrar sujetos para las entrevistas

¿Quién tiene que hallar a los sujetos para las entrevistas, y dónde se los puede encontrar? Los docentes pueden identificar a individuos en la comunidad que podrían servir como sujetos potenciales, en especial si se está estudiando un área específica de la historia. Para un proyecto de historia más general, los estudiantes pueden identificar individuos en sus familias, comunidades locales e iglesias.

Al asignar proyectos de historia oral, las instituciones y los educadores tienen una gran oportunidad de servir tanto a la comunidad como a la iglesia, y de conectar a los estudiantes con su propia historia familiar. La historia también ha hecho única a la Iglesia Adventista del Séptimo Día: ejemplos son su posición histórica sobre el servicio militar y las experiencias de sus miembros en servicio (los veteranos del Proyecto Whitecoat, los objetores de conciencia, los médicos, los soldados en combate), los misioneros, los pastores jubilados, los administradores y docentes de la institución, los primeros (primera mujer, primer adventista, etc.), y los miembros que participaron o experimentaron la integración racial de las instituciones adventistas.

Las iglesias están llenas de personas que están ansiosas por sentarse con alguien para contar sus historias. Algunos de estos individuos ya no pueden moverse con facilidad y no asisten de manera esporádica a la iglesia, o han quedado viudos y no tienen familiares cerca. Muchos solo quieren compartir su sabiduría y experiencia con la siguiente generación. Esto presenta una oportunidad preciosa de preservar la historia institucional. Según sea el tamaño de la clase, y el tamaño de las personas que asisten a la iglesia local, un docente podría trabajar con iglesias múltiples, como así también con otras religiones.

Muchos estudiantes entrevistarán a sus propios abuelos quienes, por años, pueden haberse resistido a hablar de algunas de sus experiencias pero que se abrirán cuando el que se les acerque es un nieto interesado. Algunos de esos individuos experimentaron violencia en el sur de los Estados Unidos durante la era de los Derechos Civiles, o escaparon del genocidio en Ruanda, y algunos de ellos vieron cosas en la guerra que son simplemente demasiado dolorosas de contar. Algunos perdieron cónyuges e hijos en diversas guerras o actos de terrorismo.

Investigación del trasfondo y reunión previa a la entrevista

Una vez que se ha identificado a los entrevistados, los docentes y los estudiantes pueden trabajar juntos para verificar que los individuos sean fuentes confiables de información. Esto puede lograrse investigando el trasfondo de las personas al hablar con otros, o aun revisar y ver si se ha publicado algo sobre esos individuos en libros, revistas u otras publicaciones. Este paso es importante, en especial al trabajar con poblaciones sensibles. Por ejemplo, algunos de mis estudiantes han entrevistado a veteranos sin hogar, un grupo demográfico importante pero difícil de alcanzar. Deberían hacerse todos los esfuerzos posibles para garantizar la seguridad de los estudiantes, en especial si se trabaja con individuos que no son conocidos para el entrevistador o en la comunidad inmediata.

La reunión informal previa siempre es una buena idea.7 Esto podría tener lugar en persona o por llamada telefónica o de video. Reunirse con los potenciales entrevistados da a los estudiantes la oportunidad de discutir el propósito de la tarea, los formularios de consentimiento, y de construir un nivel de comodidad con el entrevistado. Algunos podrían tomar la decisión de anticipar a esta reunión una carta formal de presentación del estudiante y de enumerar los objetivos de la tarea. El nivel de formalidad puede ser determinado antes de que los estudiantes comiencen la tarea.

Algunos estudiantes no solicitarán, o necesitarán orientación sobre la elección de un entrevistado. Pero otros no tienen parientes cercanos, o al menos uno que pueda producir una entrevista sustancial, o quizá los parientes disponibles son muy ancianos y no recuerdan bien sus historias, o no pueden ser entrevistados por teléfono. Es allí donde los estudiantes pueden brillar como servidores de la comunidad. Los docentes pueden cultivar relaciones con las Iglesias, con los hogares locales de ancianos, y con los puestos de comando local de Veteranos de Guerras en el Extranjero locales (o alguna otra organización militar). Siempre hay personas que quieren contar sus historias. Los que saludan a la entrada de las grandes tiendas suelen ser jubilados, y los restaurantes de comidas rápidas suelen ser lugar de reunión para los veteranos que se encuentran a media mañana, leyendo el periódico y tomándose un café. Un estudiante entrevistó una encuestadora voluntaria que conoció mientras iba a votar. Aunque los estudiantes suelen enfocarse en los veteranos, también deberían buscarse grupos menos representados, tales como las mujeres y otras minorías, y los inmigrantes recientes. Las voces de ciertos grupos suelen ser suprimidos o ignorados porque, durante siglos, la historia se ha enfocado en los principales protagonistas y eventos. Por lo tanto, los docentes y los estudiantes necesitan reconstruir los roles de los ausentes en las páginas de libros de texto y, por lo tanto, de escenas de nuestra vida y narrativas nacionales. Dentro de las historias que los estudiantes escucharán y preservarán se encuentran no solo importantes recuerdos sino también las claves para entender a diversas subculturas. Judith Flores-Carmona y Kristen V. Luschen, en su libro Crafting Critical Stories [La elaboración de historias fundamentales], sostienen que la incorporación de la historia oral en el salón de clases crea para los estudiantes un marco de justicia social, y esto es en última instancia lo que los historiadores y los educadores de historia buscan para sus estudiantes: para que ellos participen lo suficiente con el tema que puedan comprender la significación de cada persona de la sociedad, y la razón por la que esos roles son importantes.8

La preparación de las preguntas
Todo este proceso ayudará a los estudiantes a preparar preguntas apropiadas para hacer durante la entrevista, además de brindar una oportunidad de conocer un poco mejor a los entrevistados. Las preguntas de la entrevista deberían ser cortas y abiertas; deberían permitir que los entrevistados cuenten su historia. Las preguntas pueden cubrir una amplia gama de temas pero, ultimadamente, deberían alinearse con el período de la historia o el evento que se está estudiando, y qué recuerdan los entrevistados al crecer en esa época, pasar por ese evento, el papel de la fe o la religión en sus vidas, las tradiciones familiares y de qué manera ese período o evento tuvo un impacto sobre su vida y elecciones diarias.9 Las preguntas de la entrevista deberían brindar a los entrevistados la oportunidad de reflexionar y recordar. Mientras que algunas preguntas de memoria ayudan a relajar a los entrevistados, también brindan a los entrevistadores con información sobre experiencias personales que puede llevar a preguntas de seguimiento que ayuden a reunir información adicional. Las preguntas de recolección de información están más enfocadas en un evento o período de la historia.

Por último, son fundamentales las preguntas que dan a los entrevistados una oportunidad de resumir o dar su opinión e interpretación de los eventos. Estos ayudan a que la entrevista sea más coloquial y rica en contenidos.10

Puede que algunas preguntas desencadenen recuerdos dolorosos. Debería recordarse esto a los estudiantes durante el período previo a la entrevista y enseñarles cómo responder: cuándo es apropiado simplemente escuchar, redirigir o hacer una pausa en la entrevista para dar a los entrevistados un tiempo de recuperar la compostura.11 Como se expresó más arriba, los entrevistados dan el consentimiento de compartir sus historias, por lo que hay un entendimiento de que ellos están dispuestos a hablar de ellas aun cuando el tema pudiera producir una respuesta emocional. A pesar de ello, no hay forma de predecir cómo saldrá la entrevista. Por esa razón, los formularios de consentimiento deberían brindar a los entrevistados la opción de detener la entrevista en caso de que no desee continuar.

Durante la entrevista

Algunos entrevistados, por más dispuesto que estén, podrían tener dudas de compartir sus historias. Para ayudar a los jóvenes a comprender la duda que siente el entrevistado de hablar abiertamente, un docente puede solicitar a los estudiantes que piensen en la cosa más difícil que hayan experimentado en la vida, y entonces, después de unos momentos, preguntarles si estarían dispuestos a sentarse con un extraño y compartir esos recuerdos dolorosos. Esto brinda perspectiva, de manera que, para cuando se produzca la entrevista, el estudiante podrá hacer preguntas bien pensadas y sensibles. Si los estudiantes no se acercan al entrevistado con un sentido de respeto y, en su lugar, tratan de terminar tan rápidamente como sea posible, esto producirá sentimientos de dolor. Una entrevista de historia oral hace que el conocimiento esté disponible para los demás, pero también crea una relación entre el que habla y el que escucha, entre una institución educativa y una iglesia o comunidad. Si el oyente no está preparado para escuchar, puede que no valga la pena preservar el producto final. Cuando se está entrevistando a un abuelo o pariente, es menos probable que esa sea una cuestión que el docente tengá que resolver.

Frente a temas sensibles

Un aspecto importante de capacitar a los estudiantes para llevar a cabo historias orales es enseñarles cómo hacer frente a temas sensibles, o a cómo evitarlos por completo. Los estudiantes, en su ansiedad por escuchar historias interesantes, a menudo no consideran inicialmente los recuerdos dolorosos que las historias orales ayudarán a resucitar. Puede que los docentes lleven a cabo una entrevista de prueba en el salón de clase con un sujeto auténtico de historia oral, que pueda contar una buena historia pero que también esté dispuesto a explicar los sentimientos y emociones que el tema podría evocar durante el curso de la entrevista. Esta capacitación en sensibilización es quizá uno de los aspectos más importantes de enseñar a los estudiantes a llevar a cabo una entrevista. Si el estudiante parece que no muestra interés, o habla sin expresión ni interacción y se apega tan solo al guion preparado, o su lenguaje corporal o expresiones faciales transmiten un juicio negativo, es menos probable que la entrevista ofrezca un producto final útil y digno de preservar. En algunos casos, el sujeto simplemente se cerrará y pondrá fin a la entrevista.

Algunos estudiantes pueden entrevistar a individuos que no son ciudadanos del país donde residen. A menudo, las historias que los estudiantes escuchan describen la vida de antepasados que llegaron desde otras partes del mundo. Pueden incluir a algunos que pelearon en la guerra de Corea contra los Estados Unidos, o fueron francotiradores y espías durante la Guerra de Vietnam, o cuyas familias fueron heridas o muertas en las explosiones atómicas de Japón en 1945. Esas son a veces recuerdos difíciles: los entrevistados podrían usar un lenguaje o compartir perspectivas que no son familiares o resultan perturbadores para el estudiante. Las preguntas específicas, bien preparadas, que sean expresadas de manera respetuosa y sensible podrían ayudar a reducir o eliminar parte de esa tensión; sin embargo, los recuerdos pueden provocar respuestas más apasionadas, y los estudiantes deberían estar preparados para copiar antes que suavizar las historias que les cuentan. Esa es una oportunidad maravillosa de registrar y aprender de historias de su familia, su iglesia y su país.

Después de la entrevista

Después de que los estudiantes han completado la entrevista y transcrito el archivo de sonido en un documento formateado en PDF, Word o texto, deberían imprimir inmediatamente una copia en papel y entregarla al entrevistado.12 Deberían también cargar la historia al sitio web de una biblioteca local u otra base de datos. El docente debería asegurarse que los estudiantes tengan un lugar para almacenar esas historias digitales. Para los estudiantes estadounidenses, una fuente digna de consideración es el Proyecto de Historia de Veteranos de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos.13 La Biblioteca del Congreso solicita activamente la participación de los estudiantes en este proceso. A comienzos de la década de 2000, se informó en diversos medios que más de mil veteranos de la Segunda Guerra Mundial estaban muriendo cada día. En el presente, el Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial estima que ese número apenas está en los trescientos porque el número de veteranos de la Segunda Guerra Mundial está disminuyendo.14 Los veteranos de Corea y Vietnam no se quedan muy atrás. En otras palabras, los recuerdos importantes se pierden de manera definitiva con cada día que pasa. ¿Qué mejor servicio a la comunidad, a la iglesia y, francamente, a sus estudiantes, que colocarlos cara a cara con la historia viviente? Este es un proyecto que podría tener éxito a nivel de escuela secundaria.

Desafíos

La recolección de historias orales puede presentar un desafío. A menudo, durante el proceso, los estudiantes sentirán escalofríos al recordar que su entrevistado usó algún lenguaje rudo o contó algunas historias obscenas o promovió perspectivas objetables. Quieren confirmar que está bien omitir esas partes, o les preguntarán si pueden volver a comenzar con un entrevistado menos ofensivo. La mayoría de los historiadores rechazaría decididamente esa sugerencia y sostendrían que en lugar de descargar las transcripciones de mal gusto de las entrevistas, los entrevistados deberían conservar un registro de esos recuerdos y experiencias particulares, porque documentan la existencia y la participación de otro ser humano en los evento que moldean la vida humana. Los historiadores registran e interpretan la historia; no moldean la historia a sus propias convicciones personales y morales. Hacer algo así sería deshonesto y un perjuicio a su comunidad y nación.

Si los estudiantes luchan con este enfoque, el docente puede involucrar a la clase en una discusión sobre el propósito de estudiar historia. ¿Qué debería reflejar la historia? ¿Debería reflejar el recuerdo y las experiencias del sujeto, o reflejar los sesgos y las convicciones éticas del entrevistador? ¿Qué es lo que realmente se está preservando, y por qué? Los educadores deberían preparar a los estudiantes de antemano; los entrevistados en ocasiones pueden ser ásperos, pero los estudiantes deberían asegurarse de que sus expresiones faciales y lenguaje corporal no hagan que el entrevistado se desconecte, se vuelva hostil o se cierre.

En el otro extremo del espectro, es también vital recolectar y preservar las historias de la vida diaria: esas historias no conectadas a guerras o grandes eventos de la historia. Son las historias de oficinistas que balanceaban los libros u ordenaban archivos; las amas de casa que alimentaban y cuidaban a los niños y los ancianos; los profesionales médicos; los docentes; los veteranos de diversas guerras que cumplieron servicios de oficina o funciones médicas; y cualquier número de individuos cuyas vidas diarias contribuyeron a la urdimbre de la sociedad. Sus recuerdos colectivos y variados revelan mucho sobre las hebras que entretejen el tapiz de cada nación. Cada estudiante que participe de este proceso aprenderá a pensar críticamente sobre su lugar en el contexto de la historia. Este tipo de reflexión facilita verdaderamente la inspiración y, a su vez, ayuda a producir mejores ciudadanos.
En el salón de clases, después de que se transcriben y cargan las historias, el docente tiene la gran oportunidad de abrir una discusión sobre temas que pueden haber surgido durante la entrevista. Algunas de esas discusiones pueden centrarse en el papel que juega la fe. Para un estudiante de historia, no puede ser mejor que simplemente un soldado que peleó en Vietnam y refleja sobre su caminar diario con Dios mientras esquivaba balas y trampas con explosivos, o la historia del misionero en China que cuenta cómo negoció los canales en camino a una clínica médica rural. Sin embargo, algunas de las historias pueden presentar interrogantes. Por ejemplo, aunque muchos veteranos que regresan del frente de combate no atribuyen su supervivencia a la mano de Dios; otros creerán fervientemente que Dios los protegió de la muerte y las heridas. Esto puede llevar a que algunos, quizá, se sientan incómodos. Este es un momento que puede servir para aprender y llevar a momentos auténticos de reflexión para los estudiantes: Si Dios protegió a las personas que están dando estas historias orales –todos los cuales sobrevivieron– entonces, ¿qué decir de los buenos cristianos, inclusive algunos adventistas, que regresaron a sus hogares en un ataúd envuelto con una bandera? ¿No había un “plan de Dios” para sus vidas? ¿Qué decir de los no cristianos que regresaron a sus hogares? ¿O los que cometen crímenes atroces que se las arreglaron para escapar el enjuiciamiento y vivir vidas prósperas?

Para los educadores que se esfuerzan continuamente por llegar a la mente de sus estudiantes y estimularlas, es un gran contexto desde donde iniciar algunas de esas discusiones más difíciles. ¿Qué mejor marco en el cual tener esta discusión que claramente significó la vida y la muerte para los individuos entrevistados por los estudiantes? En último término, puede que el docente no tenga todas las respuestas, pero en mi salón de clases, los estudiantes han reaccionado a este enfoque abierto con profunda reflexión. Esos diálogos ayudan a los estudiantes a enmarcar su propia fe y expresar la manera de comprender a Dios y el rol que él juega en sus vidas y en la vida de los demás. Esto los ayuda en momentos en que se preparan para entrar a un mundo donde la fe que practican es la que han escogido tener.

La historia oral es solo un elemento que facilita el camino de descubrimiento propio de los estudiantes. Podría también convencer a los estudiantes que piensan que la historia es aburrida, o que no tienen un buen desempeño en esta área , de que la historia es importante y puede ser entretenida. Igualmente importante desde la perspectiva de un historiador, donde hay tan pocos historiadores y muchos narradores, el único camino hacia la preservación de la mayoría de esas historias es incluir a ese ejército de periodistas y ciudadanos historiadores en nuestros salones de clase.


Este artículo ha sido sometido a la revisión de pares.

Kris Erskine

Kris Erskine, PhD, es gerente académico de Avantia Educational Holdings, un grupo consultor educativo privado que es pionero de aperturas de escuelas adventistas en China, tanto en línea como presenciles. Erskine también está trabajando en un proyecto oral que documenta la historia de la alimentación en el sur de los Estados Unidos, y enseña historia como profesor adjunto en la Universidad de Tennessee en Chattanooga, Tennessee, Estados Unidos. Puede ser contactado en [email protected].

Citación recomendada:

Kris Erskine, “La historia oral en el salón de clases: La integración de la fe, el aprendizaje y el servicio,” Revista de Educación Adventista 48:1 (Octubre–Diciembre, 2018). Disponible en https://www.journalofadventisteducation.org/es/2019.48.1.4.


NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Entrevista con Jack Blanco, llevada a cabo por Vance Gentry el 2 de noviembre de 2016: http://knowledge.e.southern.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1036&context=oralhist_ww2.
  2. Intercambio de Conocimientos es una plataforma en la que los docentes y los estudiantes pueden publicar sus investigaciones. Las historias orales de Intercambio de Conocimientos pueden consultarse en http://knowledge.e.southern.edu/oralhistory/.
  3. Victor Chagas, “Grassroots Journalists, Citizen Historians: The Interview as Journalistic Genre and History Methodology”, Oral History 19:11 (Otoño 2012): 60: http://www.jstor.org.proxy.lib.utc.edu/stable/41806357, 13 de marzo de 2018.
  4. Ibíd.
  5. Asociación de Historia Oral, “Principles and Best Practices for Oral History” (Octubre 2009): http://www.oralhistory.org/about/principles-and-practices-revised-2009/.
  6. Ibíd.
  7. Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, “Oral History Interviews” (Mayo 2015): https://www.loc.gov/folklife/familyfolklife/oralhistory.html.
  8. Judith Flores-Carmona y Kristen V. Luschen, Crafting Critical Stories: Toward Pedagogies and Methodologies of Collaboration, Inclusion, and Voice (New York: Peter Lang, 2014): http://www.jstor.org.proxy.lib.utc.edu/stable/42982061.
  9. Hay varios recursos disponibles que ayudan a los estudiantes a desarrollar las preguntas. Debería darse tiempo en clase para consultar con los estudiantes a medida que las preparan. Esto los ayudará a ver las que podrían ser sensibles o que provoquen una respuesta por parte del entrevistado. Véase la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, “Oral History Interviews”; Guidelines for Oral History Interviews ―The History Channel: https://images.history.com/images/media/interactives/oralhistguidelines.pdf; Centro Smithsoniano de Vida Popular y Herencia Cultural: https://folklife.si.edu/the-smithsonian-folklife-and-oral-history-interviewing-guide/some-possible-questions/smithsonian
  10. The History Channel, “Guideline for Oral History Interviews”.
  11. Asociación de Historia Oral, “Oral History, Human Subjects, and Institutional Review Boards”, (2018): http://www.oralhistory.org/about/do-oral-history/oral-history-and-irb-review/.
  12. Véase la Biblioteca del Congreso, “Oral History Interviews”.
  13. El proyecto de la Biblioteca del Congreso puede consultarse en https://www.loc.gov/vets/
  14. Según el Departamento de los Veteranos, para septiembre de 2018, se estimaba que solo estaban vivos 496.777 de los 16 millones de estadounidenses que sirvieron en las Fuerzas Armadas en la Segunda Guerra Mundial: https://www.nationalww2museum.org/about-us/frequently-asked-questions.