Hudson E. Kibuuka

Las juntas institucionales y las autoridades acreditadoras y estatutarias:

Construyendo una relación de trabajo

El sistema de educación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha crecido y se ha desarrollado en los últimos 140 años. Inicialmente, comenzó como un pequeño sistema con tan solo algunas instituciones enfocadas principalmente en preparar obreros para la denominación. En esa época no existía la acreditación, por lo que no era un problema. A medida que la iglesia creció y se expandió en los años siguientes, también aumentó la demanda de educación adventista por parte de los miembros de iglesia. Como consecuencia, se establecieron muchas instituciones más. Por ejemplo, el número de instituciones de educación superior aumentó de dos, en 18801, a 115 en 20172. También ocurrió un crecimiento similar a nivel de educación básica.

Dado que la fuente principal de ingresos de las instituciones siempre ha sido la colegiatura, la necesidad de una matrícula óptima aumentó constantemente, hasta el punto inesperado en que todos los egresados de estas instituciones esperaban ser empleados en la organización, mientras otros continuaron sus estudios de postgrado en la iglesia o en sus instituciones educativas. Después de todo, mientras que las instituciones de la iglesia originalmente se establecieron para preparar obreros para la iglesia, también se espera que provean oportunidades educativas para los hijos de los miembros de iglesia que deseen estudiar en un ambiente cristiano, y los preparen para ser profesionales y miembros de iglesia, aún si no se convierten en empleados de la iglesia. Además, muchas de las personas registradas en instituciones adventistas de educación superior son adultos, de los cuales algunos no son adventistas, tienen el deseo de estudiar en una institución con fundamentos y cosmovisión cristiana. Según Elena White en los libros Patriarcas y Profetas y Beginning of the End [El principio del fin, una adaptación en lenguaje moderno del libro Patriarcas y Profetas], entre los objetivos para establecer las escuelas de los profetas, la cual sirve como modelo de las escuelas adventistas actuales, se resaltan los siguientes:

  • Servir como barrera en contra de la corrupción generalizada en la sociedad;
  • Proveer bienestar mental y espiritual a los estudiantes;
  • Promover la prosperidad de la sociedad al proporcionarle hombres y mujeres calificados para actuar como líderes y consejeros que teman a Dios.3

En consecuencia, las escuelas adventistas siempre han atraído estudiantes que, ya sea por deseo de los padres o propio, quieren explorar lo que significa ser cristianos distintivos y estudiar en tal ambiente. Por lo tanto, no sería práctico asumir que todas estas personas llegaran a ser empleadas de la iglesia. Muchos buscarían trabajar en otros sectores y por medio de su influencia serían una fuente de inspiración en la sociedad. Para conseguir un empleo en el sector público, estos estudiantes al igual que muchos otros empleados en instituciones adventistas, necesitaban clarificaciones amparadas por una institución reconocida.

Esto llevó a la necesidad de que las instituciones educativas adventistas busquen una acreditación por parte del gobierno y de agencias acreditadoras regionales. Esta es una decisión que se llevó a cabo tras un debate reflexivo, tomando en cuenta cuidadosas consideraciones y buscando guía espiritual y mucha oración. Las juntas directivas de las instituciones Adventistas del Séptimo Día operan bajo la autoridad de sus constituyentes, así como en consonancia con las regulaciones de las autoridades constitutivas.4

Operar en un sistema dual plantea preguntas importantes tales como: ¿A qué deben estar atentas las juntas directivas? ¿Cómo deben las juntas directivas manejar su relación con las autoridades estatutarias y agencias acreditadoras? ¿Qué ideas son mayormente valoradas por estas entidades? ¿Hasta qué punto deben aceptarse las condiciones para las operaciones establecidas por las autoridades estatutarias y las agencias acreditadoras? ¿Qué condiciones deberían negociarse y cuáles no? ¿Hay un punto de inflexión en el que la junta directiva de la institución decide renunciar a la acreditación de las agencias gubernamentales y agencias acreditadoras seculares?

¿Qué influencias externas pueden obstaculizar el trabajo de la junta? Para muchas escuelas, operar en un sistema dual se asemeja al consejo de la Biblia sobre dar a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios, en vez de intentar servir a dos maestros. Poder detectar estos desafíos y relacionarlos con la misión institucional y la filosofía de educación adventista hace que las relaciones con las entidades estatutarias y agencias acreditadoras sean mucho más fáciles, incluso si algunos desafíos siguen sin resolverse.

Las agencias estatutarias y las organizaciones acreditadoras gubernamentales difieren un poco en la forma en que funcionan, pero todas tienen cierta autoridad (aunque variada) con respecto a la provisión de educación y a la manera en que se rigen las instituciones educativas dentro de cierto país, estado o región sobre el cual tienen jurisdicción. Dado que en la mayoría de los países se espera que las instituciones cuenten con juntas de gobierno, algunas de estas organizaciones también tienen documentos, artículos, declaraciones, lineamientos o provisiones relacionadas a la gobernanza, que incluyen tanto las expectativas como las funciones. Algunos incluso estipulan lineamientos para miembros de juntas o sugieren qué organizaciones o instituciones deberían estar representadas en las juntas directivas.

Con la autoridad delegada por parte de sus respectivos gobiernos, las agencias estatutarias pueden autorizar la apertura de instituciones; y con la misma autoridad pueden también “cerrar” las instituciones. Ellos estipulan condiciones bajo las cuales las instituciones pueden abrirse y ser operadas, y cualquier violación puede llevar a varias consecuencias, que pueden incluir demandas para en cese operativo de las universidades, suspensiones o cancelaciones de licencias para operar ciertos programas o para ofrecer ciertos títulos, y que se retire la autorización para recibir préstamos educativos gubernamentales. Tales acciones tendrían como consecuencia que los egresados reciban títulos no reconocidos o que los estudiantes no tengan fondos suficientes para pagar sus estudios en las instituciones. Debido a tal autoridad, las instituciones se ven obligadas a seguir las órdenes de las autoridades estatutarias y, a veces, se ven tentadas a comprometer sus credos fundamentales.

En algunos países donde las condiciones son muy estrictas y aceptarlas conllevaría un gran riesgo, o donde la implementación de las condiciones dificultaría el cumplimiento del credo fundamental de la escuela, las juntas directivas y los constituyentes optan por diferir o evitar buscar tal autorización, funcionando de forma privada, como seminarios, o en “afiliación” con una o más instituciones, a menudo extranjeras. Puede ser que toda la institución opte por estas acciones, o en casos raros, solo algunos programas que probablemente las autoridades estatutarias no reconozcan.

Cuando tales instituciones pertenecen y son operadas por un cuerpo religioso organizado, generalmente usan y estiman altamente su entidad acreditadora denominacional a pesar de la “legitimidad limitada” de tales organizaciones. Una de esas agencias es la Asociación de Acreditación de Escuelas, Colegios Superiores y Universidades Adventistas, comúnmente conocida como la Asociación Acreditadora Adventista (AAA).5 La acreditación denominacional, aunque es útil (especialmente cuando se combinan con acreditaciones nacionales), solo provee beneficios limitados. Esto significa que los títulos académicos, certificados, títulos universitarios o grados adquiridos por estudiantes después de un curso de estudios en tal institución, pueden no ser reconocidas dentro de los países donde operan o, por los sistemas educativos públicos. Además, los egresados pueden no calificar para ingresar en el campo laboral en otros países. Los títulos académicos son, sin embargo, generalmente reconocidos dentro del sistema educativo del cuerpo religioso.

También, en algunos casos donde el gobierno proporciona préstamos o becas educativas, los estudiantes de tales instituciones no son candidatos para recibir esos beneficios. Otros desafíos asociados incluyen, estudiantes que enfrentan dificultades para recibir materiales académicos subsidiados por los gobiernos respectivos, la administración de la universidad que se enfrenta a dificultades para proporcionar permisos de trabajo a los empleados extranjeros, los empleados que enfrentan problemas de impuestos, etc. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, las organizaciones, incluidas las gubernamentales que buscan excelencia académica e integridad en el desempeño, emplean egresados de estas instituciones o programas, incluso de los que no tienen el reconocimiento o la acreditación, debido a la calidad de educación enfocada en valores.

En relación con las autoridades estatutarias y las organizaciones acreditadoras

Este artículo discutirá cuatro principios esenciales para tener en cuenta al establecer relaciones con las autoridades estatutarias y las organizaciones acreditadoras. Se debe reconocer que hay varias situaciones en diferentes países y que no hay una única solución para todos los problemas y situaciones. Sin embargo, la siguiente lista sugiere una guía útil que los administradores y miembros de la junta pueden utilizar al enfrentarse a situaciones difíciles.

1. Comprometerse y adherirse a una misión y una filosofía claras

Las juntas institucionales deben prestar atención a qué tan bien aceptan y siguen la misión y la filosofía de la escuela. La misión y la filosofía de la educación adventista deben ser el principio guiador más importante al abordar los problemas relacionados con la gobernanza institucional, al igual que para todo lo demás (véase las obras de George Knight sobre este tema, al igual que el documento sobre la filosofía de la educación Adventista del Séptimo Día de Rasi et al.6). En general, mientras que algunos sistemas pueden operar sin una referencia abierta a una cosmovisión y una filosofía específicas, todos los sistemas se basan en una cosmovisión que guía el tipo de decisiones que se toman y las acciones subsiguientes. Las juntas directivas de las instituciones educativas Adventistas del Séptimo Día deben garantizar que basan sus decisiones en la misión y la filosofía de la educación adventista.

Providencialmente, con tan solo algunas excepciones, la mayoría de las autoridades estatutarias y las organizaciones acreditadoras respetan a aquellas instituciones que tienen su filosofía bien establecida y que se rigen por ella. Lo consideran un compromiso con una causa que debería honrarse siempre que esa causa no interfiera con los derechos de los demás.

Algunas autoridades gubernamentales estatutarias han otorgado autorización a las instituciones eclesiásticas con la esperanza de proporcionar un balance o una alternativa a la educación pública, la cual reconocen que tiene algunas fallas, deficiencias o limitaciones. Dichos gobiernos probablemente quedarían decepcionados si las instituciones de la iglesia deciden comprometer sus principios, la base por la cual se les otorgó autorización legal. Nuestras escuelas deben evitar el camino que tomaron varias instituciones educativas de renombre que iniciaron con una filosofía cristiana pero gradualmente perdieron la conexión con sus organizaciones fundadoras y abandonaron los principios que originalmente defendían. El abandono de la misión y la filosofía institucional puede llevar a resultados graves tales como perder la dirección en un laberinto muy complejo de ideas y perder el apoyo de los constituyentes.

2. Manejar la selección y la capacitación de los miembros de la junta con cuidado

Las autoridades estatutarias de las escuelas, que normalmente representan los intereses políticos del gobierno, tienen el mandato de asegurar que haya una representación adecuada en términos de género, equilibrio regional, diferentes sectores de la sociedad, empleados, etc. También deben garantizar que las escuelas que representan respondan al gobierno y al público en general, especialmente si hay subsidios gubernamentales involucrados, y deben asegurarse que dichos fondos no sean utilizados para el apoyo político o sectario que promuevan intereses personales o de ciertos sectores (véase el Recuadro 1 para algunas declaraciones de tales agencias).

Si bien algunas autoridades estatutarias y organizaciones acreditadoras buscan dictar quién debería ser miembro de la junta o cuáles categorías de la sociedad deberían estar representadas, siempre se debería tener mucho cuidado con la nominación o elección de los miembros de la junta directiva de la escuela. En algunos países donde la iglesia tiene una gran cantidad de miembros, puede haber un gran grupo de profesionales en diferentes áreas entre los cuales se podría seleccionar miembros adecuados para la junta directiva. Estos individuos pueden incluir a adventistas del séptimo día que trabajan en el sector público pero que entienden y aprecian la cosmovisión y la filosofía de la educación denominacional. Además, hay miembros de iglesia profesionales que pueden ser aceptados como representantes para la categoría sugerida. Algunas autoridades estatutarias y la mayoría de las organizaciones acreditadoras confiarán a la iglesia para seleccionar miembros adecuados para la junta sin requerir la supervisión del proceso. Tales acciones deben ejecutarse con mucho cuidado para que dicha confianza no se vea comprometida. Sin embargo, hay algunas situaciones donde este no es el caso. En consecuencia, puede ser necesaria una discusión cuidadosa con las autoridades estatutarias y, si se produce un desacuerdo extremo, la mejor opción podrá ser esperar buscar autorización.

En todas las situaciones, y en particular en los casos donde las personas que no están bien familiarizadas con el sistema de educación adventista, se convierten en miembros de la junta, es imperativo llevar a cabo una orientación adecuada. Esto asegurará que los nuevos miembros de la junta se familiaricen con la misión, la filosofía y el funcionamiento de la institución, lo cual impulsará otras decisiones y procesos.

Una parte esencial de dicha orientación deberá ser la capacitación hacia el trabajo en equipo para mejorar el entendimiento mutuo entre los miembros de la junta. Asuntos simples como los procesos (cómo hacer las cosas) e incluso el léxico (p. ej. terminología utilizada dentro de la iglesia adventista) pueden implicar diferentes cosas para los diferentes grupos y puede ser una causa de malentendidos. Es común utilizar términos y procesos a los cuales uno está acostumbrado; sin embargo, es importante recordar que la forma en que se llevan a cabo muchas cosas puede surgir de ciertas filosofías o simplemente de una preferencia en particular. Se pueden evitar muchos malentendidos con una adecuada comunicación.

3. Cultivar un entendimiento mutuo y actuar con integridad

Para tomar las mejores decisiones en cualquier circunstancia, las juntas escolares deben tratar de obtener una comprensión completa y compasiva de las diferentes cosmovisiones y filosofías que se pueden encontrar en el sector público. Todas las decisiones y los sistemas se basan en una cosmovisión. Por lo tanto, sería de gran beneficio entender las diferentes cosmovisiones de otras instituciones de las cuales se pueden seleccionar miembros, al igual que de autoridades estatutarias y agencias acreditadoras, para revisar los documentos de las agencias estatutarias que explican las condiciones para operar una institución eclesiástica privada. Tal conocimiento puede ayudar a los miembros de la junta a entender por qué varias instituciones operan de la manera en la que lo hacen y cómo relacionarse con ellas en forma apropiada.

Esto es particularmente cierto cuando puede haber opción a la negociación. La negociación debería realizarse desde una comprensión de la misión y la filosofía de la escuela y con un alto nivel de integridad y responsabilidad. Un fácil compromiso y una falta de responsabilidad puede llevar a las autoridades estatutarias a aprovecharse del compromiso y la falta de responsabilidad de los administradores de la institución y puede hacer la situación más difícil cuando la junta se enfrenta a decisiones cruciales e importantes.

Tener un conocimiento profundo también puede ser de beneficio para determinar la intención de los documentos que requiere el estado para aprobar los programas de la escuela. Negociar con conocimiento le ayuda a la institución a presentar otra perspectiva que se pudiera considerar como una alternativa creíble, aunque se derive de lo que la agencia estatutaria puede estar tentada a rechazar por ser una “pequeña institución denominacional”.

También es importante entender que la mayoría de los gobiernos proporcionan licencias a las instituciones educativas o han establecido un sistema para hacerlo porque quieren proteger y difundir cierta filosofía, que pueden estar en desacuerdo o no alinearse con la defendida por la institución de la iglesia pero aún pueden tener muchas cosas en común. Un ejemplo de esto es Pablo en el Areópago de Atenas (Hechos 17:23, 34, NVI), donde hizo referencia a algo común para “romper el hielo”, y esto resultó en un mayor éxito para el evangelio. Se deben llevar a cabo negociaciones con una actitud de comprensión reflexiva en lugar de una de superioridad o paranoia.

4. Reconocer y tomar en cuenta las influencias políticas

Las juntas escolares institucionales a menudo enfrentan dificultades importantes debido a desafíos políticos, que pueden obstaculizar seriamente su trabajo. Las presiones políticas, tanto externas como internas, se consideran las más difíciles de manejar. A menudo, las alianzas políticas llevan a las personas (administradores, miembros de la junta, miembros constituyentes, gobiernos, etc.) a actuar de maneras que pueden considerarse irracionales y que violan sus propias convicciones, creencias o cosmovisión.

También es importante recordar que los climas políticos cambian. Un “Faraón que no conocía a José” (Éxodo 1:8; Hechos 7:18) puede fácilmente obtener poder en cierto país y crear una situación difícil. El aprovechar las alianzas políticas, por lo tanto, debe manejarse desde un punto de vista ético que puede oponer a todas las circunstancias, independientemente del nuevo líder. Tales interacciones deben estar fundadas en la misión y la filosofía de la escuela. La explotación de la influencia política por cualquier motivo puede llevar a resultados que pueden ser muy difíciles de manejar, al igual que la posibilidad de crear un malentendido por parte de los líderes y políticos subsecuentes.

Se recomienda que el pueblo de Dios ser “astutos como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16, NVI).7 La política es una realidad que las juntas no pueden evitar. Encontrar un equilibrio en estas situaciones resultará en un verdadero avance para la institución e incluso podría reducir la cantidad de restricciones gubernamentales y de las agencias acreditadoras. Por ejemplo, una escuela puede decidir renunciar a la autorización de las agencias estatutarias a pesar de que estas hayan prometido ofrecer la tan necesitada subvención o apoyo económico, si tal autorización resulta en un compromiso con el credo fundamental de la institución. Se puede expresar una preocupación de que esto tendrá un efecto perjudicial en la habilidad de la institución para prosperar y en el trabajo de la iglesia para progresar en la nación. La Biblia dice que aquel que comenzó la buena obra la verá hasta su culminación exitosa (Filipenses 1:6). Sin embargo, esto no implica estar inactivo y sin hacer nada. ¡Al contrario! Pablo también describe la vida como una carrera que requiere esfuerzo (Hebreos 12:1). Por lo tanto, la junta de la escuela deberá informarse cuidadosamente sobre la situación y emplear la creatividad para buscar todos los posibles reconocimientos que beneficien a los estudiantes y egresados de la escuela mientras que se mantienen fiel a la misión y la filosofía de la institución.

Conclusión

Las juntas administrativas deben prestar mucha atención a la misión y la filosofía de la institución. Las autoridades estatutarias y las organizaciones acreditadoras generalmente están dispuestas a negociar con las instituciones que consistentemente se adhieren a una misión y una visión claras y se mantienen firmes en su filosofía. Aunque a menudo hay presiones políticas internas y externas que pueden dificultar una buena administración, las juntas diligentes a menudo podrán descubrir métodos y oportunidades para negociar una solución aceptable. Es posible detectar y resolver tales desafíos cuando la junta y los administradores de la escuela trabajan juntos y entienden la esencia de trabajar con agencias estatutarias y organizaciones acreditadoras.

Los miembros de la junta deben también tomar tiempo para comprender a sus colegas, sus antecedentes, sus responsabilidades y su ambiente, y crear un espíritu de trabajo en equipo y de camaradería ética. Por último, la junta debe desarrollar fuertes habilidades de negociación siguiendo el propósito y la misión de la institución, y usar una postura ética cristiana al involucrarse con estas agencias y organizaciones. Una vida de oración, el trabajo en equipo y una continua orientación y capacitación son esenciales e integrales para tener relaciones saludables con las agencias estatutarias y las organizaciones acreditadoras, y también son una parte vital del funcionamiento efectivo de la junta.


Este artículo ha pasado por la revisión de pares

Hudson E. Kibuuka

Hudson Kibuuka, EdD, es Director asociado en departamento de educación de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Silver Spring, Maryland, EE. UU. Se desempeña como enlace para la educación superior y como consejero de las siguientes Divisiones de la iglesia: del Pacífico Sur, Sudafricana y del Océano Índico, Sudasiática del Pacífico y Africana Centro-Occidental. También es editor de la revista Diálogo Universitario.

Citación recomendada:

Hudson Kibuuka, “Juntas institucionales y autoridades acreditadoras y estatutarias: Construyendo una relación de trabajo”, Revista de Educación Adventista Disponible en https://www.journalofadventisteducation.org/es/2019.81.1.7.

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Homer R. Salsbury, “A Steady Growth,” Christian Education 3:1 (September/October 1911): 14.
  2. Oficina de archivos, estadísticas e investigación de la Asociación General, Reporte estadístico anual 2017: http://documents.adventistarchives.org/Statistics/ASR/ASR2017.pdf, 9 
  3. Elena G. White, Patriarcas y Profetas (Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 1954), 431; __________, Beginning of the End (Nampa, ID: Pacific Press, 2007), 300.
  4. En este tercer artículo, constituyentes se refiere a las organizaciones de la iglesia que son propietarios y/o que operan la institución, o para quien la institución sirve principalmente. “Autoridad estatutaria” es un término que se refiere a las agencias gubernamentales que autorizan, otorgan licencias, acreditan, registran o establecen instituciones de educación terciaria; p. ej. las agencias que le dan estatus legal dentro de los países donde opera. Estas agencias reciben diferentes nombres en distintos lugares, por ejemplo: Comisión de Educación Superior (Pakistán), Consejo Nacional de Educación Superior (Uganda), Comisión de Becas Universitarias (India), Comisión de Educación Superior (Israel), Comisión de Educación Universitaria (Kenia) y las Comisiones de Acreditación Nacional (Malasia).
  5. En Estados Unidos, hay una Comisión de Acreditación de Educación Superior en Washington, D.C., compuesta por instituciones de educación superior al igual que principalmente agencias regionales, pero también privadas, religiosas y acreditadoras. Las agencias regionales incluyen la Comisión de Educación Superior de los Estados del Centro, la Asociación de Universidades y Escuelas del Norte-Centro, la Comisión del Noroeste de Colegios y Universidades, la Asociación de Escuelas y Universidades del Sur, la Comisión de Universidades de la Asociación Acreditadora del Oeste. El consejo sirve como defensor de la autorregulación de la calidad académica. Aunque no le da legitimidad a las instituciones y no es una agencia gubernamental, la acreditación por parte de las agencias acreditadoras regionales es un factor muy importante para determinar el apoyo financiero a los estudiantes por parte del gobierno Federal en los territorios de Estados Unidos, que a menudo se otorga a los que estudian en instituciones acreditadas por las agencias acreditadoras que están ellas mismas reconocidas por el consejo.
  6. Asociación de Acreditación de Escuelas, Colegios Superiores y Universidades Adventistas (AAA): https://adventistaccreditingassociation.org/.
  7. Para más información sobre la filosofía de la educación adventista, véase George R. Knight, Educación para la eternidad: Filosofía de la Educación Adventista del Séptimo Día (Berrien Sprins, MI: Andrews University Press, 2016) o la edición especial de educación continua con el mismo tema publicada en La Revista de Educación Adventista (en inglés) 73:1 (Octubre/Diciembre 2010): https://education.adventist.org/wp-content/uploads/2017/10/JAE-Philosophy-of-Adventist-Education-JAE-33-English.pdf; Humberto Rasi, et al., “Una declaración de la filosofía de la educación Adventista del Séptimo Día” (abril 2001): https://education.adventist.org/wp-content/uploads/2017/10/A_Statement_of_Seventh-day_Adventist_Educational_Philosophy_2001.pdf.
  8. Mateo 10:16, Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015 por Bíblica, Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Bíblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.