Faith-Ann A. McGarrell

Tour de estudios de historia adventista:

Caminar en las pisadas de los pioneros

El jueves 26 de septiembre de 2019, un grupo compuesto por 73 personas, entre ellos rectores de universidades Adventistas del Séptimo Día, directores de educación de las Divisiones, personal de educación de la Asociación General y varios cónyuges que trabajan como educadores, se reunieron en el auditorio de la sede mundial de la Iglesia en Silver Spring, Maryland, EE. UU., y partimos hacia el pasado, por los siguientes 10 días: un viaje de estudios de la historia adventista. El grupo representaba a las 13 Divisiones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día a nivel mundial. Del 26 de septiembre al 6 de octubre, tendrían la oportunidad de leer acerca de los primeros pioneros adventistas y visitar réplicas renovadas y preservadas de casas, iglesias históricas y tumbas marcadas. Al visitar estos lugares históricos, los participantes no sólo aprenderían sobre el pasado, sino que también se sentirían inspirados y revitalizados para continuar la labor de educación y misión adventista.

Dos expertos en herencia e historia adventista dirigieron la gira: James R. Nix, director del Centro White en Silver Spring, Maryland, EE. UU.; y Merlin D. Burt, director del Centro de Investigación Adventista y profesor de historia de la iglesia en el Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día de la Universidad de Andrews en Berrien Springs, Michigan.

Los participantes se reunieron para una sesión de orientación dirigida por Lisa Beardsley-Hardy, directora de educación de la Asociación General (AG), y traducida al español por Julian Melgosa, director asociado de educación de la AG. La sesión ofreció a los participantes la oportunidad de presentarse, compartir información sobre la División que cada uno representaba y describir sus roles.

Nix ofreció unos breves antecedentes y una visión general del viaje de estudios, después de lo cual los participantes recogieron sus materiales, horarios y equipaje del viaje, subieron a los autobuses y partieron en una expedición que los llevaría a través de Massachusetts, Maine, Nuevo Hampshire, Vermont, Nueva York y que terminaría en Battle Creek, Michigan.

Por medio de atractivas narraciones, lecturas, visitas a diversos sitios y varias experiencias espirituales, los participantes en las giras colaboraron, se relacionaron y establecieron nuevas amistades a la vez que renovaron amistades antiguas. Nix y Burt utilizaron sus propias y exclusivas habilidades de narración y humor para entrelazar historias de interés humano, detalles históricos y música para transportar a los miembros del grupo a la época de los pioneros adventistas. Las lecturas obtenidas de los libros de texto usados en el viaje, Adventist Pioneer Places: New York and New England [Lugares de los pioneros adventistas: Nueva York y Nueva Inglaterra] y Battle Creek: A Guide to Historic Adventist Sites [Battle Creek: Una guía a los sitios históricos adventistas],* ayudaron a cada participante a seguir a los guías turísticos en cada parada designada.

Varios devocionales matutinos y vespertinos, como también presentaciones sobre los pioneros de la educación adventista y el evangelismo médico, proporcionaron información sobre los desafíos que enfrentan los primeros educadores adventistas al tratar de promover la educación adventista con recursos limitados. Los sitios históricos de los hogares de los pioneros como Joseph Bates, John Nevins Andrews, William Miller y otros, proporcionaron a los participantes un vistazo de la vida diaria y los desafíos que enfrentaron los primeros pioneros Milleritas y adventistas. Diversas experiencias memorables como compartir un servicio de comunión en la capilla Miller, cantar juntos de pie en la roca de la ascensión o en el granero de Hiram Edson, y adorar juntos en el pueblo histórico adventista de Battle Creek, en Michigan, crearon un vínculo entre los participantes, no solo como compañeros educadores y colegas, sino también como compañeros creyentes en el pronto regreso de Jesucristo.

Varios participantes compartieron cómo estas experiencias aumentaron su conocimiento de la historia adventista. Muchos se sintieron inspirados por lo mucho que los pioneros adventistas pudieron lograr con recursos limitados, y se comprometieron a hacer más con los recursos que ahora tienen a su alcance. Las respuestas compartidas en los Recuadros 1 al 4 son algunas de las muchas reflexiones compartidas por los participantes en el viaje de estudios sobre el impacto de esta experiencia.

Uno de los resultados del viaje de estudios fue el establecimiento de un proyecto de restauración apoyado por los rectores de las universidades e instituciones Adventistas del Séptimo Día. Se sensibilizó a los educadores sobre las diversas necesidades de restauración y se les inspiró como grupo para lanzar el “Proyecto de restauración de la escuelita roja” en la granja de William Miller en Whitehall, Low Hampton, Nueva York. El presupuesto, que incluye no sólo la restauración de la escuela, sino también la reconstrucción del almacén para leña adjunto, se fijó en $45,000 dólares, que incluyen $10,000 dólares para mobiliario (escritorios históricos, etc.) y $5,000 dólares para el paisaje. Al final de la visita, el grupo había recaudado $41,386 dólares en promesas. El proyecto de recaudación de fondos está en marcha y está abierto a cualquier individuo o institución que quiera contribuir. Para más información sobre cómo hacerlo, véase el “Proyecto de restauración de la escuelita roja” en este número de La Revista).

Para algunos, era la primera vez que visitaban sitios históricos adventistas en Estados Unidos, mientras que muchos otros habían hecho el recorrido antes o al menos habían visitado alguno de los sitios. Sin embargo, para muchos de los participantes, experimentar el viaje de estudios con sus colegas de la educación adventista añadió otra dimensión: una de camaradería, apoyo y misión compartida. Desde pasar tiempo conversando y compartiendo desafíos y soluciones en los viajes en autobús que duraron horas entre algunos sitios, hasta la camaradería a la hora de comer y la adoración conjunta, cantando viejos himnos sobre la segunda venida y orando unos por otros, los asistentes construyeron y fortalecieron lazos de amistad y apoyo. La experiencia de seguir los pasos de los pioneros continuará teniendo un impacto en los líderes de la educación adventista al regreso a sus instituciones de origen y continúen cumpliendo la misión de la educación adventista.

*Merlin D. Burt, Adventist Pioneer Places: New York and New England [Lugares de los pioneros adventistas: Nueva York y Nueva Inglaterra] (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing Association, 2011); también, James R. Nix, Battle Creek: A Guide to Historic Adventist Sites [Battle Creek: Una guía a los sitios históricos adventistas], (Battle Creek, MI: James R. Nix, 2018).

Faith-Ann A. McGarrell

Faith-Ann McGarrell, PhD, es Editora de La Revista de Educación Adventista.® Anterior a esta responsabilidad, la Dra. McGarrell sirvió como catedrática asociada de educación, aprendizaje y currículo en la Universidad de Andrews en Berrien Springs, Michigan, EE. UU. y directora del programa de currículo e instrucción. Por más de 20 años, la Dra. McGarrell ha enseñado en todos los niveles, desde primaria hasta postgrado. Se puede contactar al correo electrónico: [email protected].

Citación recomendada:

Faith-Ann McGarrell, “Viaje de estudios de la historia adventista: Caminar en las pisadas de los pioneros,” Revista de Educación Adventista 82:1.


Recuadro 1. “Danos el fuego”

Mi primer encuentro con los pioneros adventistas Jaime White y Elena de White, Joseph Bates y otros, fue en las reuniones de Voluntarios Misioneros (ahora Sociedad de Jóvenes) en la década de 1960. Cuando más tarde me uní al servicio de enseñanza, me encontré disertando sobre estas personas en las clases de la escuela primaria. Entre todos los pioneros, estaba fascinado y obsesionado con William Miller, especialmente sobre su conciliación de los eventos históricos con meticulosos cálculos matemáticos de cuando debería ocurrir la Segunda Venida.

En mi salvaje imaginación, pensaba en William Miller como una persona que vivía en un pueblo, yendo de un lugar a otro predicando y enseñando sobre el regreso de Jesús. Por lo tanto, esperaba ansiosamente visitar este lugar. Después de ver lo aislado que está el sitio, me pregunté cómo se las arregló para ir a diferentes lugares a predicar. El bosque debía ser mucho más espeso en ese momento, infestado de muchos animales salvajes peligrosos y serpientes. Posiblemente por eso llevaba un arma para poder defenderse de los animales grandes y feroces. Los senderos eran más estrechos en ese entonces, los ríos se llenaban de más agua y los puentes eran más ásperos y estaban toscamente construidos; sin embargo, Miller se dedicó a predicar. También lo hicieron otros como Joseph Bates, Jaime White y Elena de White. Entonces pensé: con sistemas de transporte y comunicación incomparablemente mejores, ¿por qué parecemos obsesionados por los problemas que enfrentamos hoy en día?

Se me vino a la mente el antiguo himno adventista, “Danos el fuego que ardió en hombres tales cual Daniel, que en rudas pruebas lo guardó y lo mantuvo siempre fiel.”1 (Cursiva del autor.)

En ese momento pensé, “Danos la llama que animó la fe potente de William Miller, que dio a Joseph Bates un gran valor, y un amor profundo a los esposos White” (paráfrasis del himno no. 202, segunda estrofa, del Himnario Adventista del Séptimo Día).2

He decidido cambiar mi actitud sobre el evangelismo, para verlo de forma diferente a lo que estaba acostumbrado, por gracia de Dios. Nunca se me había ocurrido que un día visitaría en persona estos sitios, que caminaría o me sentaría en lugares donde Joseph Bates, William Miller, Jaime White y Elena de White o Hiram Edson anduvieron. ¡Oh, qué grandiosa, qué maravillosa es la gracia de Dios, especialmente para mí!

Mozecie Kadyakapita

Mozecie Kadyakapita, PhD Director de Educación, División Sudafricana y del Océano Índico, Johannesburg, Sudáfrica

REFERENCIAS

  1. William H. Bathhurst, versión en español Walton J. Brown “Danos el fuego,” en Himnario Adventista del Séptimo Día (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 202.
  2. Ibid.

Recuadro 2. Fe afirmada

El viaje de estudios de la historia adventista para los rectores de las universidades fue una experiencia que me impactó. Hizo realidad las historias de los pioneros como William Miller, J. N. Andrews y Jaime White y Elena de White, que escuchábamos en las clases de los Misioneros Voluntarios y la Sociedad de Jóvenes. El viaje afirmó mi fe en nuestras creencias. Confirmó que no solo seguimos algunas fábulas astutamente concebidas. Mis ojos han visto, mis manos han tocado (las lápidas), mis oídos han escuchado las historias y experiencias de nuestros pioneros. Ahora sé que los pioneros eran hombres y mujeres de pasiones similares a las nuestras. Desafiaron todos los obstaculos, la pérdida de seres queridos prematuramente, soportaron enfermedades y carencias. Bajo el sol o bajo la lluvia, lo dieron todo. Imaginen a Joseph Bates gastando todo su dinero en imprimir panfletos sobre el mensaje del sábado mientras confiaba en que Dios proveería comida para su familia. O a Elena de White escuchando como [su hijo] Henry pidió ser enterrado cerca de su hermanito esperando la mañana de la resurrección. ¿Y qué más podemos decir de esta asombrosa cosecha de gente muy joven y ordinaria que le dio la vuelta al mundo?

Me pregunté, “¿Cuál es mi excusa en un mundo donde la tecnología ha hecho más fácil la predicación, los viajes y la educación?” ¿Qué me impide dar lo mejor de mí y hacer lo mejor para tocar vidas y avanzar en el curso de la obra de Dios en nuestros campus? ¡Absolutamente nada! Es mi oración que esta experiencia única transforme nuestras vidas para hacernos mejores instrumentos en la mano de Dios.

Mi sincero agradecimiento a la Dra. Lisa Beardsley-Hardy y a su equipo del Departamento de Educación de la Asociación General. Gracias por la oportunidad dada a los cónyuges de los rectores de las universidades de participar en el viaje. El humor y la pasión con que el Pr. Nix y el Dr. Burt presentaron las historias han dejado una marca indeleble en mi corazón. Que Dios los bendiga. Que Dios nos mantenga fieles hasta que nos encontremos de nuevo como grupo y donde “¡nunca más nos separemos!”*

Grace O. Tayo

Grace O. Tayo, MA, Catedrática, Universidad de Babcock, Nigeria
Esposa de Ademola S. Tayo, PhD, Rector, Universidad de Babcock, Nigeria

* Isaac Watts, “There Is a Land of Pure Delight,” Seventh-day Adventist Hymnal (Word Edition), No. 449, Refrain (Hagerstown, Md: Review and Herald, 1988).


Recuadro 3. “El Señor proveerá”

Para mi esposa y para mí, participar del viaje de estudios de la historia adventista fue como retroceder 200 años. La historia ya no es para nosotros solo conocimiento; ahora es una experiencia personal. Al observar de cerca la pasión de nuestros pioneros en la búsqueda de la verdad y su proclamación, nuestro sentido de misión se ha fortalecido. Al comprender el inicio del viaje de la iglesia, nuestro sentido de dirección hacia el futuro se ha afirmado más. Al aprender cómo Dios ha estado con la iglesia en sus altibajos, nuestra fe en su guía para llevarnos a nuestro destino celestial ha sido reavivada. Al estar en comunión con colegas de todo el mundo durante el viaje, nuestro sentido de unidad y participación en la obra de Dios se ha reafirmado. Si nos piden un solo mensaje que tomamos de este viaje, hacemos eco del lema de Joseph Bates, “El Señor proveerá”.*

Richard Sabuin

Richard Sabuin, PhD Director de Educación
División Norasiática del Pacífico, Goyang City, Corea del Sur

*Arthur Whitefield Spalding, Footprints of the Pioneers (Washington, D.C.: Review and Herald, 1947), 47: http://centrowhite.org.br/wp-content/uploads/2013/03/Footprints-of-the-Pioneers-Arthur-Whitefield-Spalding.pdf.


Recuadro 4. Fortalecidos y afirmados

Siempre he disfrutado leyendo y meditando sobre las historias de los pioneros adventistas y cómo contribuyeron al avance de la obra adventista. Incluso he tenido el privilegio de visitar la mayoría de estos lugares históricos.

Pero esta vez, me propuse capturar experiencias que pudieran ayudarme en mis deberes como administrador de una institución adventista. Quería buscar la manera en que nuestros pioneros trataban los temas relacionados con el liderazgo de la iglesia y las relaciones entre ellos, con diferentes antecedentes y personalidades peculiares.

Para mí, habiendo servido como líder de la iglesia durante varios años y habiendo recibido recientemente la responsabilidad de la dirección general de una institución de educación superior, siempre me gusta tener un equipo unido, trabajando juntos, compartiendo la amistad porque de esta manera Dios bendecirá más y los resultados serán mejores y más grandes. Sin embargo, cualquiera que trate con seres humanos sabe que este ideal no siempre es posible.

Con eso en mente, me reconfortó escuchar acerca de las dificultades en las relaciones y los diferentes puntos de vista que nuestros primeros líderes también experimentaron, en diferentes niveles de la iglesia, en temas diversos como la elección del nombre de la organización, cómo usar los recursos de la institución, cómo tratar los temas de la disciplina eclesiástica, temas doctrinales, etcétera, incluyendo sus relaciones personales y matrimoniales. Sin embargo, ¡Dios los usó!

Me quedo fortalecido y reconfortado como líder, e inspirado para trabajar mejor con diferentes personas, buscando que el Señor use los variados talentos y disposiciones para avanzar en su trabajo hasta el día en que él mismo decida que ha llegado el momento de terminarlo.

Eber Liessi

Eber Liessi, DPT Rector, Facultad Adventista de Bahia, Capoeiruçu, Cachoeira, Brasil