Enseñar involucra a profesores actuando como amables anfitriones creando espacios de aprendizaje que acogen a sus alumnos en el proceso. Smith pide a sus lectores reimaginar la enseñanza como un acto de hospitalidad en donde el aula es un “espacio acogedor”.1 Parker Palmer se basa en este espacio cuando describe la hospitalidad pedagógica como el lugar donde los profesores tratan a sus alumnos con compasión y cuidado, invitándolos a un lugar en el cual pueden escuchar y ser escuchados. La obra fundamental de Derrida sobre la hospitalidad, que explora la acogida de los refugiados y otras personas más allá de las fronteras individuales y nacionales, ayuda a esta reimaginación.2 Define la hospitalidad como la invitación y la acogida del extranjero que es “tratado como amigo o aliado, en contraposición al extranjero tratado como enemigo”.3

Cada una de estas nociones de hospitalidad subraya la importancia de acoger a nuestros alumnos, lo que es igualmente importante en momentos de aprendizaje a distancia como los que tuvieron lugar durante el cierre de la escuela por el COVID-19. Este artículo explora la hospitalidad pedagógica en el aprendizaje a distancia con referencia a la experiencia de los profesores de Educación Religiosa Especial (ERE).4

Al igual que los anfitriones en una cena, los profesores deben planificar cuidadosamente la participación de todos sus alumnos-invitados para garantizar que todos se sientan bienvenidos a participar y que nadie se quede fuera. Esta hospitalidad adopta dos formas descritas por Derrida: la hospitalidad incondicional y la condicional. La incondicional es la hospitalidad perfecta a la que aspiramos y que acoge a todas las personas sin preguntas ni condiciones, en la que hay una “acogida sin reservas y sin cálculos, una exposición sin límites a quien llega”.5 Por el contrario, la condicional describe la realidad de la hospitalidad en la que tanto el anfitrión como el invitado o los invitados tienen roles, derechos y obligaciones específicos que están vinculados a su comportamiento. Cuando un anfitrión ofrece una hospitalidad condicional, elige a quién acoger, cuánto tiempo puede quedarse y qué puede hacer mientras es huésped.6 La hospitalidad pedagógica es una mezcla de estos dos tipos. Por un lado, los profesores acogen amablemente y con expectación a todos los alumnos en sus aulas, independientemente de quiénes sean, pero también tienen condiciones de entrada que incluyen expectativas de comportamiento y aprendizaje para cada alumno.

Hospitalidad pedagógica

Ofrece un espacio acogedor y abierto a todos los alumnos, independientemente de quiénes sean, de lo que hayan hecho o de lo que crean, habla elocuentemente del amor y la acogida de Dios a todos. A lo largo de la narración bíblica, Dios es un Dios hospitalario que defiende la causa del huérfano, la viuda y el extranjero (Salmo 146:7-9) y prepara una mesa y habitaciones eternas para sus invitados (Salmo 23:5; Juan 14:2-3). Al intentar ofrecer una hospitalidad incondicional, los maestros promulgan las acciones hospitalarias de Dios hacia el forastero, prefigurando el banquete celestial.7 Cuando un cristiano ofrece hospitalidad, está demostrando la naturaleza acogedora de Dios. En consecuencia, Severe sugiere que “la hospitalidad es una vía principal por la que se vive el evangelio dentro de la profesión docente”.8

Las relaciones de poder asimétricas son inherentes a la hospitalidad.9 Cada vez que se invita a un huésped a cruzar el umbral, a atravesar la puerta y a entrar en la casa, está implícita una relación de poder sutil y desigual.10 Esto se debe a que, para ser hospitalario, los anfitriones “deben tener cierto nivel de control sobre su casa”,11 un lugar en el que esperan que sus huéspedes actúen de formas determinadas.12 La mera existencia del umbral y la puerta “significa que alguien tiene la llave de los mismos y, en consecuencia, controla las condiciones de la hospitalidad”.13 Por lo tanto, por muy generoso y acogedor que sea el anfitrión, su papel incluye el control de lo que ocurre, lo que recuerda a los invitados su lugar en la relación.

Esta estructura asimétrica de poder también existe en la enseñanza. Sin embargo, la hospitalidad pedagógica hace hincapié en la necesidad de que los profesores reduzcan este desequilibrio ayudando a sus alumnos a ser más que simples invitados, sino verdaderos coanfitriones en el aprendizaje. Wright identifica tres principios pedagógicos para la educación religiosa que podrían ser apropiados para cualquier aula: crear un espacio, encontrar a los demás y escuchar para obtener sabiduría. Señala que la base de estos principios es una pedagogía vívida en la que los profesores permiten a sus alumnos prosperar al estar dispuestos a ser tanto anfitriones como invitados en sus aulas.14

Del mismo modo, Ruitenberg recuerda a los profesores que no son dueños de sus aulas, sino que deben acoger a sus alumnos con humildad y hacerlos sentir que forman parte del aula. Esta humilde acogida es resultado de que el anfitrión entiende que está en deuda con otros que le han mostrado su hospitalidad en el pasado.15 Este reconocimiento tiene más sentido para el cristiano, que admite que Dios ha mostrado su hospitalidad invitándonos a una relación con Él, dándose a conocer y permitiéndonos conocerlo. Paradójicamente, aunque Dios es omnipotente, opta humildemente por “[rebajarse] voluntariamente”,16 enviando misericordiosamente a su Hijo a la tierra, donde nació en un establo, “tomando la naturaleza de siervo” y "se hizo obediente hasta la muerte" (Filipenses 2:6-8).

Hospitalidad pedagógica y aprendizaje a distancia

El aprendizaje a distancia cambia las relaciones de hospitalidad pedagógica porque los profesores no sólo son anfitriones, sino que se convierten en huéspedes al “entrar” en los hogares de sus alumnos, aunque sea a distancia, para enseñar. En lugar de ser anfitriones de los alumnos que cruzan el umbral de sus aulas, los profesores se encuentran sentados (en un espacio virtual) con sus alumnos, que trabajan en las sillas de la cocina, las mesas del comedor, los sillones y los escritorios de sus casas. Si los profesores enseñan de forma sincrónica, pueden encontrarse con padres que entran y salen del espacio de aprendizaje porque están ayudando a sus hijos o mientras siguen con su vida cotidiana. Los profesores pueden, como me ocurrió a mí en mi primer día de enseñanza a distancia, convertirse en oyentes involuntarios de una discusión familiar o, como han descrito otros profesores, ver cómo sus alumnos son interrumpidos por las mascotas, los hermanos, la radio o cualquiera de las innumerables distracciones que constituyen su vida doméstica. En el aula, los profesores pueden controlar muchas de estas cosas, pero como invitados en las casas de sus alumnos, deben trabajar amablemente dentro de las limitaciones de la hospitalidad condicionada del hogar.

Una exploración inicial de la hospitalidad pedagógica comenzó durante la investigación doctoral sobre la pedagogía de los profesores de Educación Religiosa Especial (ERE) (Chalwell, 2015).17 A través del uso de entrevistas con participantes, diarios de reflexión y análisis de documentos, una metodología constructivista de teoría fundamentada investigó las creencias y experiencias de un grupo de profesores de ERE encuestados en las escuelas estatales de dos estados australianos: Nueva Gales del Sur y Victoria. Veintitrés profesores, que entre todos impartían 58 clases en 32 escuelas primarias urbanas y rurales, participaron en el estudio para responder a la pregunta de investigación: ¿Cómo influyen las creencias y experiencias de los profesores de ERE en su pedagogía? Estos profesores de ERE fueron elegidos mediante un muestreo intencionado para garantizar una amplia gama de experiencias y conocimientos. Se incluyeron en el estudio profesores desde su primer año de enseñanza de la ERE hasta aquellos con más de 40 años de experiencia, profesores de ambos sexos, profesores entre 22 y 91 años, profesores con educación formal o cualificaciones teológicas, y profesores que trabajan en escuelas entre 34 y 620 alumnos. Los hallazgos de este estudio informan el comentario subsiguiente sobre el contexto y la práctica de los profesores de ERE, mientras que los comentarios sobre el aprendizaje a distancia se obtienen anecdóticamente de las interacciones formales de supervisión, así como de las experiencias colegiales informales durante los cierres de la escuela por el COVID-19 durante marzo y abril de 2020, proporcionando una narrativa de la práctica adaptada por el COVID-19.

Los profesores voluntarios de ERE imparten educación cristiana en las escuelas públicas de muchas partes de Australia. Tienen una mayor sensación de ser invitados en las escuelas que los maestros, porque no forman parte del personal de la escuela, toman prestada el aula de otro maestro y permanecen en la escuela sólo mientras duran sus lecciones. Además, los alumnos y los padres pueden optar por no participar en las clases de ERE y pueden tomar esta decisión en cualquier momento del año. Como invitados de la escuela y del profesor titular, los profesores de ERE tienen que enseñar dentro de las limitaciones de una relación de hospitalidad de anfitrión e invitado. Esto lo capta Jane,18 que describe cómo su experiencia de ser una invitada en el aula significa que “no importa que el profesor sea agradable . . . mi enseñanza es muy diferente cuando están ellos”.

Las experiencias de los profesores de ERE de ser invitados tienen similitudes con las experiencias de los profesores de aulas en línea cuando enseñan a distancia en los hogares de sus alumnos.19 En primer lugar, al igual que los profesores de ERE, los profesores de aulas en línea enseñan en espacios que no son los suyos, donde otros adultos (en este caso, los padres) están más involucrados en lo que se está enseñando. Esto es particularmente pronunciado cuando los profesores de aulas en línea enseñan sobre temas e ideas que podrían no ser consistentes con las creencias del hogar, especialmente durante las lecciones de desarrollo cristiano, las asambleas o los devocionales.

En segundo lugar, los profesores de ERE suelen tener un acceso limitado a los recursos de la escuela, situación similar a la de los profesores de las aulas en línea, que no pueden controlar los recursos de los que disponen los alumnos durante su aprendizaje. Por último, al igual que los profesores de ERE, los alumnos de profesores de aulas en línea pueden “abandonar” más fácilmente el aprendizaje al no participar en las clases. Las estrategias que los profesores de ERE han desarrollado para gestionar su condición de invitados en cada una de estas situaciones pueden ser útiles durante el aprendizaje a distancia y aún más allá.

Los profesores deben trabajar en espacios que no son suyos

Los profesores actúan como anfitriones de sus alumnos cuando cruzan el umbral de sus salones de clase. Los buenos anfitriones invitan a sus huéspedes a “sentirse como en casa” y se aseguran de que el entorno sea acogedor para sus invitados. En el salón de clases, esto significa garantizar que la actitud del aula sea acogedora y generosa y que los alumnos se sientan respetados y cómodos haciendo preguntas y compartiendo sus ideas y opiniones. También significa asegurarse de que se tienen en cuenta aspectos prácticos como la temperatura del salón y la disponibilidad de asientos y mesas para todos los alumnos. A través de estas acciones, los profesores del aula mantienen su poder, diciendo implícita y explícitamente “eres bienvenido si . . .”.

En cambio, la experiencia de los profesores de ERE en las aulas se acerca más a la de invitados, ya que enseñan como huéspedes tanto de las escuelas en las que son voluntarios como de los profesores, que a menudo se quedan en el aula mientras ellos enseñan. Como invitados, dependen humildemente de la acogida que se les ofrece. Si es positiva, se les da la bienvenida a los recursos de la escuela, se les proporcionan espacios adecuados para la enseñanza y se les apoya en su labor docente. Por el contrario, en un entorno menos acogedor, los profesores de ERE deben aceptar las aulas que se les asignan, incluso cuando son inapropiadas. Esto se ilustra en la forma en que Nerida describe que no tiene control sobre las aulas que le han asignado para enseñar, que “a veces son realmente patéticas y no son propicias para el aprendizaje”.

Además de aceptar el espacio de enseñanza que reciben, los profesores de ERE también deben aceptar las intervenciones e interrupciones del maestro titular, aunque no sean bienvenidas. Esta interrupción puede adoptar dos formas. En primer lugar, el maestro titular puede interrumpir intencionadamente la enseñanza para añadir sus propios pensamientos o intervenir en un problema de comportamiento. Por ejemplo, Jane describe a un profesor de aula que escucha "a medias" sus lecciones, "interviene con algo" para añadir a la lección.

En segundo lugar, los profesores titulares pueden interrumpir al profesor de ERE por su falta de consideración hacia lo que está ocurriendo en el aula. Por ejemplo, Shirley describe cómo mientras ella está enseñando, el maestro titular actúa como si no hubiera nadie en la clase y “mantiene una conversación con otro profesor en el salón de clases” mientras ella está enseñando.

El aprendizaje a distancia tiene muchas similitudes con las experiencias de los profesores de ERE. Al igual que los profesores de ERE, que trabajan en espacios que no controlan, el aprendizaje a distancia tiene lugar en los hogares de los alumnos, donde los profesores de las aulas en línea tienen un control limitado sobre el espacio. Aunque los profesores de las aulas en línea y las escuelas pueden desarrollar protocolos y expectativas para la participación de los estudiantes en el aprendizaje a distancia, en última instancia, comparten el control con los padres, que los acogen mientras enseñan a distancia en los hogares de sus estudiantes. Como anfitriones, los padres determinan dónde aprenden sus hijos, si tienen lugar otras cosas durante el aprendizaje y el nivel de interrupción que experimentan los alumnos. En esta hospitalidad condicional, los padres pueden ser un apoyo y un estímulo, pero su presencia también puede ser menos positiva. Pueden distraer a los alumnos, por ejemplo, hablando durante la clase o explicando una tarea de forma poco útil.

Como anfitriones de aulas, los profesores también crean los valores del entorno de aprendizaje. En cambio, los profesores de ERE son huéspedes del entorno existente en el aula. Cuando entran en las aulas para enseñar sobre su fe cristiana, se encuentran con un entorno que puede ser desde positivo hasta hostil. Los profesores de ERE reconocen que pueden estar desafiando la cosmovisión tanto de los maestros titulares que escuchan su enseñanza como de los padres de los alumnos, que oyen las historias después de la escuela. Por ejemplo, en un aula en la que Patricia sabe que el profesor titular no está de acuerdo con sus creencias, describe que es consciente de su condición de invitada cuando ve que el profesor del aula “levanta la vista” cuando un alumno hace una “pregunta difícil, y entonces [el profesor] asiente y vuelve a lo que está haciendo”. En tales circunstancias, puede ser difícil desarrollar la camaradería entre los profesores de ERE y los profesores titulares. De forma similar, a Elisa le preocupa enseñar contenidos cristianos con los que los padres de sus alumnos no estén de acuerdo. Reconoce que puede haber lecciones “que casi acaban faltando al respeto [a las creencias de los padres; y] en el peor de los casos, pueden pensar que se trata de un lavado de cerebro”.

Sin embargo, cuando los profesores de ERE, como Bart, encuentran un profesor de aula que es cristiano, se produce un encuentro de semejanza; comparten una espiritualidad común que actúa como modificador de la relación huésped/anfitrión. El profesor de ERE ya no es el “extraño” de Derrida,20 alguien “desconocido, del que no sé nada”, sino un aliado y amigo. Varios de los profesores de ERE comentaron esta experiencia. Nicole describe cómo “todo el ambiente es muy diferente” cuando hay un “director cristiano que te apoya al cien por ciento”.

El aprendizaje a distancia es similar a la enseñanza de la ERE porque cuando los profesores de aulas en línea entran en los hogares de sus alumnos, los valores y creencias que tienen y comparten en sus aulas pueden ser diferentes de los valores y creencias del hogar, en particular cuando los profesores de aulas en línea comparten su fe cristiana a través de la oración, la lectura de la Biblia, las lecciones de desarrollo cristiano y los servicios de asambleas. Por ejemplo, en mi clase de 6º grado, en la que empezamos el día con una lectura bíblica y una oración, he sido muy consciente de que puede ser la primera vez que estas cosas tienen lugar en el hogar de un alumno. Esto me ha hecho dudar y considerar cuidadosamente tanto lo que estoy diciendo, como la forma en que lo estoy diciendo.

Los profesores a veces no tienen acceso a recursos

Una de las responsabilidades de un maestro titular es organizar los recursos necesarios para una lección. Esto puede incluir reorganizar el mobiliario del aula, entregar copias en papel del trabajo necesario y distribuir otros recursos prácticos necesarios. Cuando se enseña en la escuela, éste es un componente organizativo relativamente sencillo para la enseñanza. Sin embargo, como invitados de la escuela, a menudo no es el caso de los profesores de ERE. A los profesores de ERE se les recuerda que son invitados cuando deben pedir permiso para utilizar las instalaciones y los recursos del aula. Esto se ejemplifica en la descripción de Ruby de cómo ayuda cuando la “escuela está en su rutina” porque ella puede “pedir cosas que le ayuden a enseñar mejor”. Por ello, muchos profesores de ERE no utilizan los recursos de la escuela y prefieren arreglárselas con lo que puedan llevar a la clase. Esto puede crear una situación en la que, como explicó Bart: “todo tiene que ser portátil, fácil de poner y quitar, todo es apresurado”.

Independientemente de la amabilidad y acogida, esta experiencia se resume en la descripción que hace Jane de lo que significa ser un invitado: “Ser un invitado, no admite suposiciones. No asumo y doy la lección como si fuera mi aula. Somos invitados; somos voluntarios. Tenemos que pedir para poder usar las cosas”.

Como invitados en los hogares de los alumnos, los profesores de las aulas en línea también tienen un acceso limitado a los recursos que normalmente utilizarían en su enseñanza. Como ya se ha dicho, los profesores no pueden controlar los espacios donde aprenden sus alumnos. Los alumnos pueden estar aprendiendo en la mesa del comedor o en el escritorio, o sentados en su cama. Además, como los profesores no están físicamente presentes, al igual que los profesores de ERE, deben “arreglárselas” con lo que puedan “llevar” a la clase porque los alumnos pueden no tener los recursos necesarios. Por ejemplo, hace poco, en una clase de matemáticas, pedí a los alumnos que trajeran una regla y un papel a la clase. Sin embargo, tres de mis alumnos no tenían una regla en casa que pudieran utilizar. Esto cambia aún más el equilibrio de poder, ya que los profesores de las aulas en línea dependen de los recursos disponibles en los hogares de sus alumnos y de la voluntad de éstos el asegurar tenerlos consigo durante la lección. Para adaptarse a esta situación, los profesores en línea deben crear recursos a los que se pueda acceder en línea o modificar sus lecciones para una situación en la que haya menos acceso a los recursos.

Los estudiantes pueden excluirse más fácilmente

Los profesores deben establecer un entorno de apoyo y seguridad en el aula en que los alumnos se sientan motivados y desafiados en su aprendizaje. Coe et al. describen aspectos de hospitalidad cuando enfatizan la importancia que tiene el que los profesores desarrollen relaciones de confianza, empatía y respeto con sus estudiantes, y un clima de aprendizaje caracterizado por altas expectativas y mayores desafíos.21 Estos actos de hospitalidad se apoyan cuando los profesores desarrollan lecciones que involucran y apoyan el aprendizaje de todos los estudiantes al ser motivados y desafiados en un espacio seguro. Para los profesores de ERE, la necesidad de crear lecciones atractivas e interesantes es mayor porque la participación es voluntaria, y los estudiantes (con el permiso de sus padres) pueden optar por no participar en cualquier momento del año. Para Juan, esto significa siempre “tener algo con lo que realmente conecten para que digan, ‘sí, todavía quiero venir a ERE’”. Ruby identifica la tensión que crea este deseo: “Si se la pasan bien, querrán venir y traer a sus amigos. Así que hay una tensión por la que hay que navegar. No quieres convertirlo en un espacio de 30 minutos de juegos y cuidado de los niños; al mismo tiempo, quieres que se vayan diciendo: ‘ha sido divertido y he aprendido sobre Jesús’”.

La experiencia de los profesores de ERE guarda similitudes con la enseñanza a distancia. Aunque los estudiantes no pueden excluirse oficialmente de su aprendizaje a distancia, es mucho más fácil para ellos hacerlo extraoficialmente que cuando están en un aula. Pueden excluirse utilizando selectivamente el botón de silencio, teniendo varias pestañas abiertas en su ordenador, no presentándose a una clase virtual, inventando problemas técnicos o estando presentes, pero sin participar. Por ejemplo, una profesora de un aula en línea describió cómo llamó a un padre para hablar de una solución a un problema irregular de internet y descubrió que el problema lo había inventado el hijo.

En estas situaciones, es difícil que los profesores de aulas en línea utilicen su repertorio de técnicas de gestión que son efectivas solo en el aula física, como un recordatorio adicional de su condición de invitados en el aprendizaje a distancia. Además, las estrategias que utilizan los profesores en línea para atraer a sus alumnos pueden no ser efectivas, lo que supone un reto más para su papel de anfitriones del aprendizaje.

Aprender de las experiencias de los profesores de ERE

Al querer mantener buenas relaciones en las escuelas donde enseñan, los profesores de ERE se esfuerzan por ser “buenos huéspedes” que se conducen de manera pacífica. A veces se sienten frustrados por el trato que reciben de sus anfitriones y por cómo esto afecta su enseñanza, pero continúan con la relación porque la enseñanza de la ERE es muy importante para ellos. Shirley lo ilustra cuando explica que, como visitante, debe ser siempre cortés, incluso cuando los profesores no lo son con ella, y que “puede tener a tres profesores en la sala, todos hablando, mientras yo intento dar mi lección”.

Como invitados en las aulas donde enseñan, los profesores de ERE están acostumbrados a tener que desarrollar relaciones con sus anfitriones de una manera que los profesores titulares no han experimentado generalmente. Su enfoque intencionado para mejorar la forma en que son recibidos revela su comprensión de la hospitalidad condicionada que experimentan. Su papel como invitados suele ser proactivo, ya que intentan pasar de ser un extraño al que se trata como un enemigo, a un amigo o aliado. Esto no se hace simplemente para ser huéspedes amistosos, sino porque les facilita el trabajo. Sin esta relación, Nerida explica que puede haber “una actitud o una cultura negativas sobre la ERE que se filtre a los niños; es bastante difícil trabajar así”. Los profesores de ERE intentan sobre todo tratar este tema utilizando una variedad de enfoques para trabajar en sus relaciones con los profesores individuales, el director y el personal de la oficina. Cuando Josué sintió que su director era “poco acogedor”, se esforzó por mostrar interés en la escuela para indicar que “no soy un simple intruso”. De forma similar, Shirley ayuda a su profesor titular con las tareas del patio de juegos antes de su lección de ERE, Ruby se asegura de saludar a la recepcionista de la escuela, y Renee trae de vez en cuando un té especial por la mañana para el personal de la escuela. De este modo, los profesores de ERE invierten en sus relaciones escolares debido al carácter contingente de la acogida que reciben.

Evidentemente, los profesores en línea no pueden ofrecer el té de la mañana ni ayudar en las tareas del hogar, pero sí pueden intentar comprender cómo interactúan los padres de sus alumnos con el aprendizaje y qué apoyo puede ser adecuado para ellos. Los profesores titulares de las clases en línea pueden ser más explícitos en cuanto al horario del día y las expectativas de los alumnos. Por ejemplo, muchos profesores en línea con los que he hablado publican el horario del día en la plataforma del alumno y también envían una copia a todos los padres. Los profesores en línea pueden optar por dar las gracias a los padres por acoger el aprendizaje, al tiempo que consideran cómo hacer sugerencias sobre los espacios en los que trabajan sus alumnos. Dado que los profesores de aulas en línea son ahora invitados en los hogares de sus alumnos, pueden rechazar tener una conversación de este tipo, especialmente porque pueden sentirse, en palabras de Josué, como un “intruso”. Las líneas tradicionales han cambiado, y los profesores en línea ahora sólo pueden hacer sugerencias con delicadeza. Tener una relación sólida entre el profesor titular del aula en línea y los padres mejorará mucho las interacciones. Esto requiere tiempo adicional, pero he hablado con muchos profesores que describen cómo están en contacto con los padres mucho más que en circunstancias normales. Esto puede conducir a un nivel de cooperación y apoyo que puede dar frutos además del aprendizaje a distancia.

Como los profesores en línea enseñan en espacios que no controlan, deben aceptar que tendrán que conformarse con los espacios en los que sus alumnos aprenden. Al igual que los profesores de ERE que vienen totalmente preparados para una lección y que no tienen expectativas sobre el espacio en el que sus alumnos van a aprender, la enseñanza durante el aprendizaje a distancia requiere un alto nivel de preparación y reflexión sobre lo que será eficaz en este entorno. Dado que los profesores de aulas en línea no pueden dar por sentado que los alumnos disponen de ciertos recursos, tienen que encontrar la manera de adaptar los recursos que utilizan habitualmente, desarrollar recursos diferentes o comunicarse con los padres sobre los suministros básicos que serán útiles en la lección.

Al igual que los profesores de ERE se esfuerzan por crear lecciones atractivas para evitar que sus alumnos abandonen la ERE, esto también es importante durante el aprendizaje a distancia. Los profesores de clases en línea deben desarrollar nuevas formas de atraer a sus alumnos, utilizar la tecnología y crear lecciones atractivas.

También es importante que los profesores de aulas en línea continúen desarrollando relaciones sólidas con sus alumnos, aunque utilicen enfoques diferentes a los que utilizaban en el aula presencial. Por ejemplo, un profesor titular de un aula en línea describe cómo dedica tiempo a jugar y a compartir historias con sus alumnos. Además, los profesores titulares de aulas en línea han tenido que aprender a calibrar el compromiso de sus alumnos en el mundo virtual para poder reorientar su aprendizaje cuando sea necesario. Una profesora titular de un aula en línea explicó cómo ha desarrollado un protocolo sobre la forma en que los estudiantes están en sus computadoras, la parte del cuerpo que deben mostrar durante una clase virtual y que siempre deben tener la cámara encendida. También describió cómo puede saber, por los reflejos de sus ojos, si sus alumnos están mirando la pantalla correcta cuando ella está enseñando.

En la enseñanza a distancia, los profesores titulares de aulas en línea pueden experimentar ser huéspedes por primera vez. Sin embargo, también deben seguir trabajando para ser anfitriones acogedores de sus alumnos. Como siempre, se trata de algo más que “crear un ‘lugar agradable’ en el que las ‘personas agradables’ puedan serlo entre sí”;22 requiere esfuerzo y riesgo.23 Chalwell, hablando de los profesores cristianos y la hospitalidad, afirma que la “labor hospitalaria que realizan los profesores en su aula gira en torno al modo en que tratan a sus alumnos y a la forma en que se presentan. Intentan tratar a sus alumnos con una hospitalidad incondicional recordando sus nombres y dándoles la bienvenida en la puerta, preocupándose por sus necesidades individuales, mostrándoles amor y cuidado, y trabajando en la construcción de relaciones sólidas en el aula. También se ofrecen a sus alumnos contándoles historias personales, estando dispuestos a responder a preguntas sobre su fe cuando es apropiado, actuando de manera piadosa y recordando que sus alumnos están hechos a imagen y semejanza de Dios”.24

De este modo, los profesores trabajan con sus alumnos para crear una comunidad de aprendizaje en la que los estudiantes no solo se sientan bienvenidos, sino que también puedan empezar a compartir la acogida con los demás.

Las aulas nunca son solo espacios para los maestros. Más bien, son compartidas por alumnos y profesores. Los maestros pueden trabajar para crear un aula que reduzca el desequilibrio de poder de la hospitalidad, fomentando la colaboración y toma de decisiones de los alumnos para actuar como anfitriones entre ellos y con el profesor. Durante el aprendizaje a distancia, este intercambio de hospitalidad se extiende al hogar familiar, donde la participación de los padres se convierte inesperadamente en parte de la dinámica de clase. Para algunos profesores titulares de clases en línea, esto significa acoger e incluir explícitamente a los padres en el aprendizaje; esto es especialmente el caso de los estudiantes más jóvenes. Otros profesores de clases en línea han descrito cómo han aumentado su nivel de comunicación con los padres, hablando directamente con ellos durante sus clases en línea, enviando correos electrónicos y llamando por teléfono a los padres para colaborar en el desarrollo de estrategias que apoyen las necesidades de aprendizaje de los alumnos.

Enseñar en la hospitalidad compartida del aprendizaje a distancia es un reto. No sólo porque los profesores de aulas en línea deben compartir el ser anfitriones, sino también porque requiere un uso innovador de la tecnología, un grado de vulnerabilidad cuando los maestros de aulas en línea prueban nuevas ideas, una cuidadosa consideración para mantener la seguridad de los estudiantes en un mundo virtual y el desarrollo de formas para que los estudiantes compartan sus historias. Tal vez los profesores titulares de aulas en línea deban ser generosos consigo mismos y consolarse con la pregunta de Hung: “¿Cómo puede un profesor tratar a sus alumnos con hospitalidad en la medida de lo posible?”25 Es decir, la hospitalidad de los profesores en línea será diferente, no siempre será perfecta, puede que se comparta con los padres, puede que dependa de nuevas estrategias, requerirá esfuerzo y riesgo, pero los profesores titulares pueden seguir ofreciendo hospitalidad en la medida de lo posible en este contexto diferente.

La hospitalidad es importante porque ayuda a crear espacios seguros donde  los estudiantes se entusiasman con lo que están aprendiendo. Los entornos hospitalarios dan la oportunidad a los alumnos de compartir e inspirarse mutuamente con su nuevo aprendizaje; pueden compartir sus historias con confianza, compartir ideas diferentes sin riesgo y escucharse atentamente unos a otros. Esto es especialmente importante cuando los profesores cristianos llevan ideas y prácticas religiosas a los hogares de sus anfitriones que puede ser una experiencia completamente extraña para las familias. Es importante que los profesores cristianos lleguen como invitados humildes a estos hogares, con confianza, pero no con arrogancia, siendo abiertos sobre su fe. Como siempre, deben ofrecer oportunidades para que los alumnos expresen sus opiniones e ideas contrarias con una acogida generosa y amable.

Immanuel Kant, en su discusión sobre la hospitalidad universal, compartió un comentario sobre un invitado que “mientras ocupe pacíficamente su espacio, uno no puede tratarlo con hostilidad”.26 En consecuencia, como invitados en el aprendizaje a distancia, es importante que los profesores de aulas en línea se comporten de manera pacífica y generosa con sus anfitriones.

Sea cual sea el contexto en el que se imparta la enseñanza, el punto de partida de la hospitalidad pedagógica para profesores cristianos debe estar en su relación con Dios. Pohl sugiere que “la hospitalidad surge de un corazón agradecido; es, en primer lugar, una respuesta de amor y gratitud por el amor y la acogida de Dios hacia nosotros”.27 La hospitalidad pedagógica debe entenderse no sólo en términos de tareas concretas, sino también como una forma de ser; “una práctica intencionada que refleja un proceso y una perspectiva más que tareas específicas que los profesores deben añadir a sus ya sobrecargadas agendas”.28 Sin embargo, hay algunas tareas que merecen ser consideradas: el tiempo devocional que se pasa con Dios ayuda a integrar la conciencia y la alegría de los profesores cristianos por la invitación de Dios a ellos y a los alumnos a los que enseñan. Mantiene a Dios en el centro de todo esfuerzo hospitalario y ayuda a los profesores cristianos en estos tiempos difíciles a acoger a sus alumnos para que aprendan.


Este artículo ha pasado por la revisión de pares.

Kaye Chalwell

Kaye Chalwell, PhD, es coordinador de enseñanza y aprendizaje en la escuela infantil del Colegio de la Catedral de San Andrés, una escuela anglicana de primaria y secundaria en Sídney, Nueva Gales del Sur (Australia). El doctorado del Dr. Chalwell versó sobre la pedagogía de la educación cristiana. Ha enseñado en escuelas primarias y secundarias y ha trabajado en Anglican Youthworks, donde formó y apoyó a profesores de ERE y ministros de niños. Su área de interés en la investigación es la educación cristiana, con un interés especial en el fomento de una cultura de investigación en las escuelas.

Citación recomendada:

Kaye Chalwell, “Reflexiones sobre la hospitalidad pedagógica y el aprendizaje a distancia,” Revista de Educación Adventista 83:3 (2021).

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. David I. Smith, On Christian Teaching: Practicing Faith in the Classroom (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 2018), 95.
  2. Parker J. Palmer, The Courage to Teach: Exploring the Inner Landscape of a Teacher’s Life (Hoboken, N.J.: Wiley and Sons, 2017).
  3. Jacques Derrida, “Hospitality,” Journal of the Theoretical Humanities 5:3 (December 2000): 4.
  4. En Australia, la Ley de Educación de 1990 establece que “se debe conceder tiempo para la educación religiosa de los niños de cualquier confesión” en las escuelas públicas. Para los niños que no participan en la ERE existe la opción alternativa en virtud de la Ley de Educación de 1990, artículo 33ª, Educación Especial sobre Ética (SEE, por sus siglas en inglés). Los profesores contratados para impartir educación religiosa se denominan Educadores religiosos especiales (SREs, por sus siglas en inglés). Muchos son voluntarios; sin embargo, aunque sean voluntarios, deben ser autorizados por su organización religiosa para impartir enseñanza religiosa. Esta autorización incluye la comprobación de los antecedentes que incluye la autorización para trabajar con niños, la realización de una formación sobre el contenido religioso y los métodos de enseñanza, y la certificación para enseñar en un rango de edad apropiado. Para más información, véase el sitio web de educación del Gobierno de Nueva Gales del Sur, “Religious Education” (2021): https://education.nsw.gov.au/policy-library/policies/pd-2002-0074 y “Special Religious Education and Special Education in Ethics Providers” (November 2021): https://education.nsw.gov.au/teaching-and-learning/curriculum/learning-across-the-curriculum/religion-and-ethics/approved-sre-see-providers
  5. __________, “The Principle of Hospitality,” Parallax 11:1 (January 2005): 6.
  6. Mark W. Westmoreland, “Interruptions: Derrida and Hospitality,” Kritike 2:1 (September 2008): 1-10.
  7. David I. Smith and Barbara Carvill, The Gift of the Stranger: Faith, Hospitality, and Foreign Language Learning (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 2000).
  8. M. K. Severe, “Making Room for the Truth: The Epistemology and Practice of Hospitality in the Digital Age Classroom.” Paper presented at the 2013 Society of Professors of Christian Education Conference, Orlando, Florida, U.S.A.
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  10. Ruyu Hung, “Educational Hospitality and Trust in Teacher-student Relationships: A Derridarian Visiting,” Studies in Philosophy and Education 32 (2013): 87-99.
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  12. Claudia W. Ruitenberg, Unlocking the World: Education in an Ethic of Hospitality (England, U.K.: Routledge, 2015).
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  14. Kathryn H. Wright, A Pedagogy of Embrace: A Theology of Hospitality as a Pedagogical Framework for Religious Education in Church of England Schools. Unpublished doctoral dissertation, 2017. University of East Anglia, Norwich, U.K.
  15. Ruitenberg, Unlocking the World: Education in an Ethic of Hospitality.
  16. Filipenses 2:6-8. Todas las citas de las Escrituras en este artículo están tomadas de la Nueva Versión Internacional (NVI). Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® © 1999, 2015 por Biblica, Inc.®, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.
  17. Kaye Chalwell, Special Religious Education: An Exploration of
  18. Pedagogy (Tesis doctoral inédita, Universidad de Nueva Inglaterra, Armidale, Australia, 2015).
  19. Los nombres y las citas de los profesores de ERE que aparecen en este artículo son seudónimos de los participantes en mi investigación de doctorado.
  20. En el resto del artículo, me referiré a profesores de ERE, profesores titulares y profesores titulares en línea para distinguir entre los tres tipos de profesores.
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