Los adventistas del séptimo día pueden estar justificadamente orgullosos de su sistema educativo. Es uno de los sistemas educativos protestantes más grandes del mundo, con 9,489 instituciones en todos los niveles para diciembre de 2020.1 Su alcance es impresionante, ya que abarca desde el preescolar hasta la universidad y posgrado, con programas de maestría y doctorado que incluyen medicina humana y odontología.

Los adventistas han tenido un gran éxito con su sistema escolar; sin embargo, la membresía de la Iglesia Adventista en Estados Unidos comprende sólo el 0.41% de la población,2 y administra el 2.2% de las instituciones de afiliación religiosa.3 En contraste, quienes se identifican con el grupo protestante más grande, la tradición bautista, constituyen el 10.74% de la población estadounidense, y sus instituciones representan el 5.3% de las instituciones educativas religiosas.5 Este sistema educativo adventista, desproporcionadamente extenso, ha llegado a donde está gracias a la dedicación del profesorado, el personal y los administradores de las escuelas, que a menudo trabajan con sueldos de misioneros debido a su firme creencia en la misión de la iglesia, a las subvenciones de la iglesia y a los padres que apoyan la educación privada. Los líderes de la iglesia a todos los niveles, junto con los padres, exalumnos y constituyentes, también han atesorado la visión de dicha educación y han apoyado los esfuerzos para desarrollarla y ampliarla.

Permanente compromiso de los adventistas del séptimo día hacia la educación

Sin embargo, la educación no era muy apreciada al principio; los primeros adventistas de la década de 1840 no valoraban la educación de sus hijos porque creían que la segunda venida de Cristo era inminente. Pero en la década de 1850, la cofundadora de la iglesia y visionaria Elena de White les aconsejó que sus hijos necesitaban conocimientos básicos para desenvolverse en el mundo secular que les rodeaba, y que también debían estar protegidos de las burlas de sus compañeros de clase hacia sus peculiares creencias religiosas, lo que podría provocar el abandono de su fe.6

Al principio, la educación en casa parecía ser la respuesta, pero este esfuerzo resultó insuficiente para satisfacer las necesidades educativas de todos los estudiantes. Martha Byington enseñó en la primera escuela adventista en Buck’s Bridge, Nueva York, en 1852.7 Jaime White intentó comenzar un colegio adventista en Battle Creek, Michigan, en 1858, que finalmente se organizó en 1872 bajo la dirección de Goodloe Harper Bell y fue patrocinado oficialmente por la denominación, la que entonces tenía nueve años. En “La educación adecuada” (1872), que más tarde se incluyó en Testimonios para la Iglesia, describió una “educación adecuada” que en el lenguaje moderno se denominaría “integral”. En ella, “se debe combinar la cultura moral con la intelectual y la física a fin de tener hombres y mujeres bien desarrollados y equilibrados”.9 Esta combinación debe incluir la agricultura y las empresas manufactureras en los colegios para permitir que las mentes cansadas de los estudiantes se relajen. Al mismo tiempo, sus cuerpos trabajan y su salud mejora. La frase inicial de su libro La Educación, resume su filosofía:

“La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. . . . Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al hombre. Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales”.10

Esta idea se reitera en la sección de Filosofía de la Educación del Reglamento de Trabajo de la División Norteamericana.11

Aunque Elena de White nunca utilizó el término, este enfoque integral fue denominado “el modelo” por escritores posteriores y se convirtió en un sello distintivo de la educación adventista.12 Sin embargo, como escribió Floyd Greenleaf, en su tratamiento definitivo de la historia de esta metáfora, ha habido muchas variedades de su definición.

“Si decidimos llamar a la instrucción de Elena de White sobre educación, el modelo, la amplitud de su comprensión sobre educación dicta que debemos definir el término con suficiente claridad para asegurar un discurso significativo. La acertada metáfora que apareció en el lenguaje del modismo adventista hace un siglo ha perdido gran parte de su significado porque los escritores y oradores la han tergiversado con demasiada frecuencia para adaptarla a sus propósitos. A veces se ha convertido en un arma para separar las supuestas cabras educativas de las supuestas ovejas. Para algunos, ha sido una especie de imprimátur para autentificar un determinado programa, institución o incluso una persona como ‘tradicionalmente adventista’”.13

El cambio de la agricultura en Estados Unidos desde 1900

No se pretende expandir en todos los componentes del “modelo” en la siguiente discusión. Sin embargo, se centrará en el componente que se considera esencial en casi todas las definiciones: la agricultura, una disciplina a la que me he dedicado profesional y personalmente durante los últimos 36 años. También limitaré mis observaciones a la agricultura en la educación adventista de la División Norteamericana.

En la última década del siglo xix, cuando Elena de White escribió extensamente sobre lo que debía constituir la educación adventista, el 40% de la población de Estados Unidos se dedicaba activamente a la agricultura como ocupación. Al mismo tiempo, los que vivían en zonas rurales constituían el 60% de la población total.14 Estas cifras comenzaron a disminuir en los años siguientes. En el año 2000, menos del 10% de la población estadounidense se dedicaba activamente a la agricultura como ocupación, y la población de las zonas rurales se redujo al 30%, ya que cada vez más personas optaron por vivir en zonas urbanas y seguir carreras no agrícolas. En 2020, los habitantes de las zonas rurales representaban el 14% de la población estadounidense.15

A finales del siglo xix, los estudiantes que asistían a las escuelas adventistas probablemente tenían antecedentes o experiencia agrícolas en una zona rural. El historiador de la Iglesia George Knight describió que “la educación agrícola era relevante y útil para casi todo el mundo en esa época. En muchos lugares, la tierra era casi gratis, y todo lo que una persona necesitaba para empezar era un caballo y un arado. El éxito consistía en cultivar la mayor cantidad de tierra posible”.16 “Como resultado del consejo de Elena de White, los colegios y escuelas secundarias adventistas se establecieron en grandes extensiones de tierra donde establecieron rebaños lecheros y cultivaron extensos acres, a menudo en monocultivos como el maíz o el trigo para un mercado en efectivo”.17 Una de las excepciones fue el Colegio Misionero Emmanuel (la actual Universidad de Andrews), cuya ubicación se eligió en función de la excelente producción de frutas y hortalizas del suroeste de Michigan.18 El colegio misionero también desarrolló una lechería y tuvo una gran parvada de pollos. Los productos cultivados por los alumnos no solo proporcionaban alimentos para la cocina del colegio,19 sino que también proporcionaban a los estudiantes conocimientos prácticos y cultura manual. Además, les permitía vender sus productos en los mercados de Chicago para sufragar sus estudios.20

“En otras palabras, los programas agrícolas adventistas de finales del siglo xix y principios del xx eran inherentemente prácticos. Dado que estos procedimientos cumplían y armonizaban con los consejos de Elena de White, los colegios adventistas se han sentido a menudo obligados a continuar con los mismos programas en el último cuarto del siglo xx”.21 Pero, como señaló Knight, la agricultura moderna es costosa y, en muchos casos, ya no es pertinente para promover los objetivos de la iglesia en materia de formación práctica o trabajo misionero.22 “En lugar de mantenerse ‘fiel’ e irreflexivamente a los métodos del pasado, los líderes adventistas necesitan extraer los principios perpetuos de la orientación inspirada. Deben tratar de desarrollar creativamente metodologías que apliquen la intención de esos consejos en los contextos actuales”.23

Mucho ha cambiado en la agricultura y la educación agrícola desde 1900. En primer lugar, en 2019, el porcentaje de la población estadounidense que trabajaba en granjas y producía alimentos se redujo al 1.4%.24 También ha disminuido el porcentaje de personas que viven en zonas rurales. (Véase la Figura 1.) En segundo lugar, debido a los avances tecnológicos, la agricultura en Estados Unidos se ha vuelto muy especializada, mecanizada y eficiente, por lo que se necesita menos gente. En tercer lugar, los estudiantes en edad universitaria no están convencidos de que una carrera en la agricultura y campos afines sea para ellos.25 No lo ven como algo relevante. En los círculos adventistas, a veces se presenta subliminalmente el mensaje de que las principales profesiones que deben ejercerse son las de predicador, maestro, médico o enfermero.

Actualización de los principios tradicionales del Plan para el siglo xxi

Ahora que estamos bien adentrados en el siglo xxi, ¿cómo se pueden hacer relevantes los programas de agricultura utilizando los “principios tradicionales” de la educación adventista, en una educación espiritual e integral centrada en el servicio? Consideremos algunas ideas para abandonar:

1. Los estudiantes pueden trabajar en la escuela. El costo de la matrícula de los estudiantes de secundaria y universidad han superado ampliamente la tasa de inflación en las últimas décadas. En consecuencia, ahora es imposible que los estudiantes universitarios estudien y trabajen para pagarse los estudios26 (véase la Figura 1). Aunque este gráfico muestra el costo de los estudiantes universitarios en instituciones públicas, también representa la situación de los estudiantes en instituciones privadas.

2. Todo lo que se necesita es tierra cultivable. De hecho, se necesitan grandes extensiones de tierra, infraestructuras importantes y compromisos en cuanto al tiempo para que los estudiantes aprendan los “principios tradicionales”. Sin embargo, se necesita algo más para respaldar tales programas. Hace unos años, un colega y yo visitamos varias academias adventistas que en una época tuvieron programas de agricultura muy prósperos. Entrevistamos a maestros actuales y antiguos sobre lo que había sucedido con este programa. Las razones que citaron pueden dividirse en tres categorías:

  • Falta de liderazgo: Un reto importante fue encontrar un líder para la escuela y para estos programas, que tuviera un buen conocimiento de la disciplina, que defendiera estos programas y que permaneciera en la escuela durante un número significativo de años. Muchas escuelas parecían tener una rotación demasiado frecuente de administradores que aportaban cada vez nuevas ideas sobre qué hacer con la infraestructura agrícola. Cuando había cambios frecuentes en la administración a nivel de asociación, esto también repercutía en el nivel de apoyo a estos programas.
  • Considerar los programas de agricultura como fuentes de ingresos. Otro reto se presenta cuando las escuelas intentan hacer del programa de agricultura una fuente de ingresos. La falta de fondos en la mayoría de las escuelas privadas es un problema incesante, y cualquiera que se dedique a la agricultura sabe que inevitablemente habrá años de vacas flacas; por lo tanto, no se debe esperar que sea una fuente de financiación constante a escala de que resultará efectivo en todas las escuelas. La mayoría de las academias tenían recuerdos de ideas que tenía un donante de revivir el programa de agricultura que ahora es poco más que proyectos hidropónicos abandonados o invernaderos descuidados. La visión de esta infraestructura en decadencia tiene un efecto desmoralizador sobre el profesorado y el personal, los padres de los potenciales alumnos y la comunidad. Además, es difícil encontrar mano de obra fiable. Los estudiantes suelen regresar a sus casa en verano durante la mayor parte de la temporada de cultivo/cosecha, por lo que la escuela debe emplear a otras personas para realizar el trabajo. Irónicamente, la razón por la que el año escolar se estableció en Estados Unidos, con los veranos libres, fue para permitir a los estudiantes estar en casa para ayudar en la granja familiar.
  • Falta de conexión con el plan de estudios general. Esperar que el programa de agricultura florezca cuando no esté relacionado con plan de estudios es también un inconveniente. Nos dimos cuenta que, con una excepción, las escuelas no tenían ninguna clase relacionada con el programa de agricultura. En el caso de la única excepción, una comprobación de la página web de esa academia a finales de diciembre de 2021 mostró que la parte académica del programa de agricultura ya no existía. El maestro que lo dirigía cuando lo visitamos se había trasladado a otra escuela. En muchos casos, los estudiantes no sabían por qué se les pedía inscribirse en el programa, por lo que participaban sin comprender los principios subyacentes. Esto podría contribuir a que disminuyera el interés y la apropiación del programa por parte de los estudiantes, los integrantes y los administradores de la asociación.

Sin embargo, hay ideas que deben ser adoptadas. He aquí algunas para tener en cuenta:

  • La educación es nuestro producto. Tenemos que recordar que, ante todo, estamos en el negocio de la educación, y la educación es el producto que vendemos. Pero no cualquier educación. Ofrecemos una educación que apunta a la redención en Cristo, mediante la cual los estudiantes pueden cultivar una relación creciente con Jesús que transforme sus vidas e impacte a la humanidad. Dado que los estudiantes ya no pueden trabajar para pagar sus estudios, añadir un modelo estrictamente empresarial al programa agrícola de una escuela sólo sirve para diluir el producto principal, que es la educación. Sin embargo, como instituciones educativas, podemos utilizar la agricultura como una herramienta de enseñanza para ilustrar los principios tradicionales de la vida que se encuentran en otras materias.

La agricultura puede ser una disciplina CTIM aplicada. Por ejemplo, los estudiantes utilizan las matemáticas, la química, la biología, la física y la ingeniería para lograr sus objetivos en la agricultura. Necesitan entender que hacer para aplicar lo aprendido en sus clases de ciencias a la agricultura. Necesitan tareas que desafíen su creatividad e ingenio. Trabajar con profesores y mentores les permite participar en proyectos de investigación que combinan la agricultura con lo aprendido en otras clases.

  • Ampliar la definición de agricultura. Necesitamos ampliar la definición de agricultura para incluir la mayordomía ambiental. Los agricultores se consideran a sí mismos mayordomos de la tierra, por lo que este concepto es apropiado.27 Durante la vida de Elena de White, la idea de la mayordomía ambiental estaba en sus inicios;28 por lo tanto, ella no escribió sobre ello explícitamente.29 Pero sí escribió muchas veces sobre la importancia del aire y el agua puros para la salud humana,30 y estos son también los objetivos del movimiento ambiental. Este concepto resuena en nuestros alumnos. El “Proyecto de cartas al futuro presidente”, en el que participaron más de 11,000 estudiantes de secundaria de 321 escuelas de 47 estados, fue llevado a cabo por Gracia et al. en la Universidad de Stanford.31 Cuando se analizó el contenido de estas cartas, el tema del cuidado del medio ambiente ocupó el octavo lugar de los 69 temas sobre los que escribieron los estudiantes, y el bienestar de los animales el décimo segundo lugar.

Cómo aplicar y actualizar el proyecto original de las escuelas adventistas en el siglo xxi

¿Cómo, entonces, pueden las escuelas adventistas aplicar y actualizar los principios originales del “modelo” en el siglo xxi? A continuación, se presentan recomendaciones que pueden aplicarse en todos los niveles, junto con organizaciones que ofrecen recursos que pueden utilizarse para apoyar los proyectos:

Compostaje y reciclaje

  • Un proyecto que involucra a toda la escuela es la creación y el mantenimiento de un sistema de compostaje y reciclaje. Esto atrae el sentido de preocupación de los alumnos por el medio ambiente y probablemente aumenta su apreciación por la escuela. Estos programas también pueden enseñar a los alumnos a poner en práctica lo que aprenden en sus hogares actuales y futuros.

Los proyectos de compostaje y reciclaje requieren tiempo y esfuerzo adicionales por parte de los maestros y el personal para ponerlos en marcha y para su mantenimiento, por lo que es necesario involucrar a los alumnos en la medida de lo posible para ayudarlos a entender por qué se asignan estos proyectos y su importancia y para que compartan la responsabilidad del programa. Para tener un mayor impacto en el aprendizaje, estos proyectos deben ser vistos como parte del plan de estudios más amplio y contar con la participación de todos los empleados de la escuela, así como del consejo escolar. Y existe un apoyo bíblico para el cuidado de la Tierra que Dios creó para nosotros.33

  • Otro proyecto que puede beneficiar a los estudiantes aún después de que dejen la escuela es aprender a plantar huertos, ya sea en parcelas o en contenedores. Aprender a plantar y mantener un huerto que pueda ayudar a alimentar a sus familias y minimizar el gasto en productos de los vendedores comerciales servirá a los estudiantes durante toda su vida. Pueden aprender a plantar y cosechar verduras, hierbas, flores e incluso frutas.

Además, la jardinería es una excelente forma de ejercicio, da lugar a alimentos saludables y puede ayudar a mantener el medio ambiente al proporcionar plantas para los polinizadores (por ejemplo, los jardines de mariposas).

Un ejemplo de esto es el trabajo mancomunado de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Moab con la Academia Castle Valley para proporcionar papas a la comunidad. Lea más sobre esta iniciativa aquí: https://utahstories.com/2022/09/the-seventh-day-adventist-faith-based-high-school-in-castle-valley-utah-will-produce-half-a-million-pounds-of-potatoes-this-year/. Otro ejemplo es “The Edge”, un jardín comunitario de flores y verduras en el campus de Walla Walla, creado para ser un regalo para la comunidad. Iniciado por Troy Fitzgerald, pastor de la iglesia de la universidad, el jardín está diseñado para ser un lugar en el que los miembros de la comunidad puedan “reunirse, recoger y compartir libremente” (véase https://www.wallawalla.edu/.../detail/news/gifting-the-edge/). Y la Universidad de Andrews ofrece un ejemplo con su incursión en la agricultura sostenible: https://adventistreview.org/news/andrews-university-invests-in-sustainable-agriculture/. La investigación sobre el valor de los huertos escolares sigue creciendo, una muestra de los beneficios está disponible aquí: https://www.gse.harvard.edu/news/uk/18/07/let-it-grow.

Además, algunas organizaciones ofrecen recursos que pueden utilizarse para ayudar a poner en marcha diversos proyectos o generar nuevas ideas de proyectos. Entre ellos se encuentran los siguientes:

  • El Instituto de Gestión de Residuos de la Universidad de Cornell ha elaborado una guía útil sobre cómo poner en marcha un programa de compostaje en las escuelas.33 El proceso de compostaje implica química y biología, mientras que los cubos implican ingeniería. El material compostado puede utilizarse como abono alrededor de las plantas en el jardín de la escuela, incorporarse a la tierra de un huerto para la cocina con camas elevadas, o compartirse con los padres y miembros de la iglesia para sus propios huertos.
  • CleanRiver Recycling Solutions ha desarrollado un proceso paso a paso para poner en marcha y mantener un sistema de reciclaje para una escuela.34 Este proyecto sensibiliza a los alumnos sobre lo que ocurre con los residuos que generan cada día. Se convierten en socios en el cuidado de este planeta confiado a la humanidad.
  • El Consejo Nacional 4-H. El Consejo Nacional 4-H dispone de una gran cantidad de planes de estudio y materiales bien diseñados relacionados con CTIM en agricultura, ganadería, veterinaria, cuidado de mascotas y jardinería.35 Hay muchas opciones para elegir. Los materiales están organizados por niveles de grado. He utilizado sus materiales y pienso que son precisos y atractivos para los estudiantes. La mayoría de los materiales tienen un precio módico.
  • La Fundación de la Oficina Agrícola Estadounidense. Considere la posibilidad de consultar la Fundación de la Oficina Agrícola Estadounidense y sus programas educativos para obtener una amplia visión de la producción de alimentos.36 Su Fundación para la Agricultura contiene ideas y materiales ordenados por grado.37 Algunos recursos incluyen la educación en nutrición humana y alimentación saludable, que son muy necesarios hoy en día. Sus materiales se pueden descargar gratuitamente, ya que los grupos de la industria agrícola los apoyan. Los educadores deben ser conscientes de que algunos materiales pueden contener prejuicios y deben utilizarse con precaución.
  • La Fundación de la Oficina Agrícola Estadounidense también tiene dos unidades CTIM que exploran la genética (a nivel de secundaria superior) y el ecosistema (a nivel de secundaria menor).38 La organización apoya la cría de animales para carne; sin embargo, concienciar sobre la cría de animales y utilizarlos para ilustrar el método científico no es lo mismo que promover el consumo de carne.

Resumen

Los adventistas del séptimo día han establecido un sistema educativo mundial, robusto y completo, siguiendo los principios (también conocidos como el “modelo”) expresados por la cofundadora y visionaria de la iglesia, Elena de White. Para seguir siendo relevante en el siglo xxi, es necesario actualizar y modificar las aplicaciones de la parte agrícola del “modelo” para mantener los principios tradicionales que se encuentran en él. Los maestros, el personal y los administradores de las escuelas adventistas que deseen adherirse a estos principios deben examinar formas rentables de impartir ese contenido que atraiga la mente y la imaginación de sus alumnos.


Este artículo ha pasado por la revisión de pares.

Katherine Koudele

Katherine Koudele, PhD, es docente de ciencia animal y coordinadora del Departamento de Agricultura Sostenible de la Universidad de Andrews (Berrien Springs, Michigan, EE. UU.). Es licenciada en biología y química y tiene una maestría en biología por la Universidad de Andrews y un doctorado en ciencia animal por la Universidad Estatal de Michigan (Lansing, Michigan). La Dra. Koudele es la asesora de pre-veterinaria en Andrews para los estudiantes interesados en trabajar en lugares como zoológicos, granjas lecheras, granjas de caballos, campamentos, ranchos, entrenamiento de perros y mucho más. Sus áreas de interés para la investigación incluyen el comportamiento y la gestión de los animales y, en colaboración con el Instituto Arqueológico de Horn, el análisis de los restos faunísticos de la ciudad bíblica de Tall Jalul, en Jordania.

Citación recomendada:

Katherine Koudele, “Cómo puede ser relevante “el modelo” para la agricultura en la educación adventista en el siglo xxi, Revista de Educación Adventista 84:2 (2022).

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Estadísticas mundiales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (2021): https://www.adventist.org/statistics/seventh-day-adventist-world-church-statistics-2020/.
  2. Pew Research Center, "Summary Table: Religious Composition of U.S. Adults" (2014): https://assets.pewresearch.org/wp-content/uploads/sites/11/2015/05/Religious-Composition-of-U.S.-Adults.pdf
  3. Departamento de Educación de Estados Unidos, Centro Nacional de Estadísticas Educativas, "Private School Universe Survey (PSS) (2017-2018)": https://nces.ed.gov/surveys/pss/tables/TABLE02fl1718.asp.
  4. Pew Research Center, "Summary Table: Religious Composition of U.S. Adults."
  5. Departamento de Educación de Estados Unidos, Centro Nacional de Estadísticas Educativas, "Private School Universe Survey (PSS) (2017-2018)
  6. Richard W. Schwarz and Floyd Greenleaf, Light Bearers: A History of the Seventh-day Adventist Church, rev. ed. (Nampa, Idaho: Pacific Press, 2015), 115.
  7. Ibid., 118.
  8. Elena G. de White, Testimonios para la iglesia (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2004), 3:175.
  9. Ibid.
  10. Ellen G. White, True Education (Mountain View, Calif.: Pacific Press, 1903), 9.
  11. División Norteamericana de los Adventistas del Séptimo Día, Reglamento de trabajo, Filosofía de la Educación (2018-2019), 365.
  12. Floyd Greenleaf, "The Blueprint: A Colorful History of an Adventist Metaphor," The Journal of Adventist Education 74:4 (April/May 2012): 16-23: http://circle.adventist.org/files/download/jae201274041608.pdf.
  13. Ibid., 22
  14. Carolyn Dimitri, Anne Effland, and Neilson Conklin, The 20th Century Transformation of U.S. Agriculture and Farm Policy, Economic Information Bulletin No. 3, Economic Research Service, United States Department of Agriculture (2005): https://www.ers.usda.gov/webdocs/publications/44197/13566_eib3_1_.pdf.
  15. Elizabeth A. Dobis et al., "Rural America at a Glance" United States Department of Agriculture (2021), 2: https://www.ers.usda.gov/webdocs/publications/102576/eib-230.pdf; Kim Parker et al., "Demographic and Economic Trends in Urban, Suburban and Rural Communities," Pew Research Center (2018): https://www.pewresearch.org/social-trends/2018/05/22/demographic-and-economic-trends-in-urban-suburban-and-rural-communities/.
  16. George R. Knight, "SDA Agricultural Programs: Symbols of Corporate Guilt or Unlimited Opportunities?" The Journal of Adventist Education 50:3 (February/March 1988):22, 40-43. http://circle.adventist.org/files/jae/en/jae198850032205.pdf.
  17. Ibid., 41.
  18. Meredith Jones Gray, As We Set Forth: Battle Creek College and Emmanuel Missionary College (Berrien Springs, Mich.: Andrews University Press, 2002), 89, 173.
  19. Ibid., 130, 131.
  20. Ibid., 157.
  21. Knight, "SDA Agricultural Programs: Symbols of Corporate Guilt or Unlimited Opportunities?" 41.
  22. Ibid., 42.
  23. Ibid.
  24. Servicio de Investigación Económica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, "Ag and Food Sectors and the Economy" (2022): https://www.ers.usda.gov/data-products/ag-and-food-statistics-charting-the-essentials/ag-and-food-sectors-and-the-economy/.
  25. Lauri M. Baker et al., "Recruiting Strategically: Increasing Enrollment in Academic Programs of Agriculture," Journal of Agriculture Education 54:3 (2013: 54-66.
  26. Noa Maltzman, "Keeping Up With Modern Society: Rising Cost of Higher Education" (2017): https://medium.com/@noamaltzman/keeping-up-with-modern-society-rising-cost-of-higher-education-ce451f052428; Jarrett Moreno, "How Much You Need to Work to Cover Tuition 1978-2014" (n. d.): https://archive.attn.com/stories/197/how-much-you-need-work-cover-tuition-1978-vs-2014. Las estadísticas utilizadas para elaborar esta gráfica se tomaron del Centro Nacional de Estadísticas de la Educación 2013 tituladas "Average Undergraduate Tuition, Fees, Room, and Board Rates Charged for Full-time Students in Degree-granting Postsecondary Institutions, by Level and Control of Institution: Selected Years, 1963-1964 Through 2020-2021" (2013): https://nces.ed.gov/programs/digest/d13/tables/dt13_330.10.asp. Información actualizada para 2020-2021 disponible aquí: https://nces.ed.gov/programs/digest/d21/tables/dt21_330.10.asp?current=yes.
  27. Anonymous, "Farmers and Ranchers: The Original Stewards of the Land" (2022): https://protecttheharvest.com/what-you-need-to-know/farmers-and-ranchers-are-stewards-of-the-land/.
  28. Lorraine Elliott, "Environmentalism," Encyclopedia Britannica (September 9, 2020): https://www.britannica.com/topic/environmentalism.
  29. Cindy Tusch, "Ellen White and the Environment," Adventist World (January 1, 2018): https://www.adventistworld.org/ellen-white-and-the-environment/.
  30. Se pueden encontrar ejemplos de los escritos de Elena G. de White sobre el tema en “La enfermedad y sus causas”, Mensajes selectos (Mountain View, CA: Pacific Press, 1967), 2:522; y “En contato con la naturaleza”, El Ministerio de Curación (Mountain View, CA: Pacific Press, 1959), 201-205.
  31. Antero Gracia, Amber Marie Levinson, and Emma Carene Gargroetzi, "'Dear Future President of the United States': Analyzing Youth Civic Writing Within the 2016 Letters to the Next President Project," American Educational Research Journal 57:3 (2020): 1,159-1,202.
  32. Institute of Waste Management, Cornell University, "School Composting—Let's Get Growing!" (2017): http://compost.css.cornell.edu/SchoolCompostingLetsGetGrowing.pdf.
  33. CleanRiver Recycling Solutions, "5 Step Checklist to Start a Successful School Recycling Program" (n.d.): https://cleanriver.com/checklist-start-school-recycling-program/.
  34. Véanse ejemplos en Génesis 1:31, Génesis 2:15, Job 12:7-10; y Apocalipsis 11:18.
  35. National 4-H Council, "STEM and Agriculture" (2021): https://4-h.org/parents/stem-agriculture/.
  36. American Farm Bureau, "Connecting to Agriculture—Bridging the Gap Between Field and Fork Online Resources" (2022): https://www.fb.org/viewpoints/bridging-the-farmer-consumer-gap.
  37. American Farm Bureau, Foundation for Agriculture, "Growing Agriculture Literacy" (2022): https://www.agfoundation.org/.
  38. American Farm Bureau, "On the Farm STEM" (n.d.): https://www.onthefarmstem.com/about. Click on the Resources tab for instructions and materials for teachers and students.