Robert D. Crux

Las juntas escolares adventistas de niveles primaria y secundaria:

Liderando ahora y en el futuro

La educación adventista es fundamental para el crecimiento y la identidad de la Iglesia, pero su continuidad no está garantizada. Debe defenderse y renovarse con cada generación. Cada nuevo año escolar puede ser una prueba de lealtad para que las comunidades eclesiásticas determinen si la financiación de esta empresa evangelizadora merece su tiempo y esfuerzo. ¿Cómo presentan las juntas escolares un caso persuasivo a los padres y a los miembros de la iglesia? Comprender que matricular a los alumnos en las escuelas adventistas puede marcar una gran diferencia a medida que se convierten en ciudadanos que contribuyen a este mundo y al reino de Dios no siempre es un hecho. Entonces, ¿cómo seguimos avanzando y reconociendo, como señala Taylor, que “la educación adventista es el evento evangelístico más extenso y más grande de la Iglesia Adventista”?1

Las juntas escolares se encargan de definir y promover la misión de la escuela y de garantizar su éxito en la consecución de los objetivos curriculares e instructivos para modelar y enseñar el comportamiento cristiano, proporcionar instrucción religiosa y asegurar la integración de la fe y el aprendizaje. Esta oportunidad única de evangelización es demasiado importante para dejarla en manos del destino y debe renovarse, ajustarse y adaptarse continuamente para satisfacer las necesidades de sus alumnos y de las comunidades eclesiásticas. En gran medida, el éxito de la educación adventista depende de cómo las juntas escolares gestionen sus escuelas ahora y las dirijan hacia el futuro.

Ahora, más que nunca, las juntas escolares deben reconocer y responder a un creciente sentido de urgencia con respecto a la gobernanza escolar que incluye a todas las partes interesadas en la educación, que esperan que el liderazgo educativo proporcione una mejoría continua y soluciones listas para los desafíos persistentes que enfrentan las escuelas. La calidad de la educación impartida en una escuela adventista está directamente relacionada con la misión, la visión, la profesionalidad y la eficacia de su consejo escolar. Como resultado, las juntas escolares son constantemente confrontadas y desafiadas con respecto a cómo lideran y apoyan este trabajo vital de educar a los jóvenes de la iglesia y la comunidad.

Eficacia y pertinencia

Es necesario reexaminar la eficacia y la relevancia de las juntas escolares de hoy para dirigir con determinación las escuelas adventistas hacia el futuro. John Mannes cree que “nuestras conversaciones nacionales sobre educación deberían incluir más debates sobre el liderazgo eficaz de los sistemas escolares”.2 ¿Están preparados para liderar? ¿Están preparadas las juntas escolares para afrontar los retos de la cultura, la estructura, el cambio, las finanzas y las admisiones para garantizar que sus escuelas permanezcan abiertas y prosperen? ¿Cómo serán las juntas escolares en el futuro? ¿Serán agentes del cambio o defensoras del statu quo? La forma en que funcionen las juntas escolares, tanto ahora como en el futuro, determinará si las escuelas tendrán éxito y serán pertinentes al abordar las necesidades cambiantes y en evolución de sus alumnos y comunidades eclesiásticas.

Independent School Management (ISM), una organización que proporciona recursos a escuelas independientes, ha resumido la misión de las juntas escolares afirmando que “la actividad principal de la junta es la planificación, y el principal grupo de interés de la junta no son los estudiantes de hoy, sino los estudiantes del futuro”.3 Este artículo identifica algunas de las mejores prácticas que, en mi opinión, capacitarán a las juntas para dirigir sus escuelas hacia el futuro de forma más eficaz y responsable mientras mantienen la sagrada confianza de ser los “guardianes de la misión” de la escuela.

Fijar objetivos bien definidos partiendo de datos escolares

¿Qué podemos esperar de las juntas escolares y cómo podemos medir hasta qué punto cumplen sus responsabilidades? ¿Qué objetivos deberían considerar los más importantes? ¿Existe algún proceso que ayude a las juntas escolares a identificar los objetivos que deben adoptarse? Broderick cree que las juntas escolares, tanto ahora como en el futuro, deben ser capaces de “establecer objetivos bien definidos y supervisar rigurosamente el progreso de su distrito hacia el cumplimiento de esos objetivos, utilizar datos para supervisar y evaluar el progreso, garantizar que los recursos se asignan donde pueden marcar la mayor diferencia, y esforzarse constantemente por mejorar la instrucción y el aprendizaje de todos los estudiantes”.4 Es vital que las juntas escolares incluyan estos objetivos ahora.

El adagio “Hacer las cosas y hacerlas bien” puede resonar en las juntas escolares que se sientan abrumadas si se introducen demasiados objetivos cada año escolar. El exceso de objetivos pueden acabar con la productividad y la creatividad. Tener un solo objetivo hace que el autocontrol tenga más éxito que cuando las personas tienen dos o más objetivos contradictorios. Con demasiados objetivos, las juntas suelen tener miedo de tomar la decisión equivocada, por lo que acaban por no hacer nada. Aun así, las juntas deben aprender a gestionar múltiples tareas. Bridges identifica siete formas sencillas de mantenerse centrado en la consecución de un objetivo o tarea en concreto. Entre ellas se incluyen establecer objetivos que sean específicos, medibles, alcanzables, relevantes/realistas/registrados y oportunos (SMART, por sus siglas en inglés), visualizar y programar los objetivos, encontrar formas de gestionar las distracciones, evitar la procrastinación, priorizar y hacer un seguimiento del progreso, todo lo cual requiere tomar la “visión general” y dividirla en partes manejables.5

Las juntas escolares deben adoptar sistemáticamente los datos para la mejora continua. Si esto no se convierte en el procedimiento operativo estándar de la junta, la mejora de la escuela sucumbe a un ejercicio de aciertos y errores cada año escolar. Identificar un problema es muy diferente a utilizar los datos para determinar si ello funciona o no en cada centro (véase el Recuadro). La utilización de datos específicos de su escuela local debería ayudar a las juntas escolares a tomar decisiones oportunas, aplicar cambios significativos y reorientar los recursos para el apoyo de una enseñanza y una administración excelentes y mejorar el aprendizaje de los alumnos.

Los miembros de la junta necesitan una formación continua y específica

Los miembros de las juntas escolares deben estar debidamente preparados y se espera de ellos que actúen como líderes competentes, solidarios y basados en el consenso. Llegar a ser un miembro eficaz de la junta escolar es más un proceso que un pronunciamiento. Hekman y Smoley creen que las juntas de las escuelas cristianas suelen estar compuestas por voluntarios comprometidos que se interesan por la misión de la escuela, pero carecen de la formación necesaria para dirigir y llevar a cabo la difícil labor a la que se enfrentan. Mientras que los miembros de juntas de escuelas públicas pueden recibir formación específica de organismos estatales y locales, las juntas de las escuelas cristianas reciben en su mayoría poca o ninguna formación formal. Ayudar a las juntas escolares a comprender que la intervención y la formación pueden mejorar su eficacia requiere un mayor énfasis en las escuelas adventistas.6 En el sistema adventista, los miembros de la junta son voluntarios que se comprometen a servir. Como resultado, se debe considerar cuidadosamente la supervisión de las expectativas y la valoración del tiempo y el compromiso de estos voluntarios.

La importancia de la formación de las juntas escolares ha tenido y sigue teniendo un apoyo sustancial entre las partes interesadas de la educación pública en Estados Unidos. Un ejemplo es una encuesta reciente de la Asociación de Juntas Escolares de Michigan. La encuesta, realizada en todo el estado a 600 personas, mostró que el 74% de los encuestados/votantes “declararon creer que la instrucción formal de desarrollo profesional para los miembros de las juntas escolares era ‘Esencial’ o al menos ‘Muy importante’ (33% y 41%, respectivamente)”. Significativamente, este sentimiento entre una abrumadora mayoría de los encuestados trasciende todos los subconjuntos demográficos como la edad, la raza, la religión, la región del estado, el nivel de educación formal, el nivel de ingresos...”.7

El más reciente Manual de la División Norteamericana para las juntas escolares de los Adventistas del Séptimo Día (2018) recomienda dos módulos de recursos para la membresía efectiva de las juntas escolares. Ambos módulos (Formación para miembros de juntas directivas de escuelas adventistas K-12 y Formación jurídica y financiera para las juntas escolares adventistas K-12) son excelentes recursos para los nuevos miembros de juntas escolares.8 Otros cursos de formación continua para miembros de juntas escolares están disponibles a través de la Comunidad Adventista de Aprendizaje (https://adventistlearningcommunity.com). Aunque estos módulos no son obligatorios para los miembros de las juntas escolares adventistas, pueden ayudarlos a entender la estructura organizativa y cómo pueden servir eficazmente a su escuela local.

La dirección de las asociaciones e uniones podrían colaborar para crear y establecer un sistema de evaluación de módulos o minicursos adicionales que aborden las funciones y responsabilidades específicas de los miembros de la junta. Dicha formación podría incluir un énfasis más detallado en la comprensión y la gestión de los presupuestos escolares, la formación de equipos, la construcción de relaciones entre la junta y la comunidad, la diversidad, la responsabilidad de los miembros, la rendición de cuentas a la misión/visión de la escuela, el cómo construir sistemas de información de datos escolares, el liderazgo visionario, etc. Estos y otros temas podrían añadirse al sitio web de la Comunidad Adventista de Aprendizaje (http://adventistlearningcommunity.com) como módulos de formación continua (CEU) para los miembros de las juntas escolares adventistas.

Mientras que en la mayoría de las escuelas adventistas, el pertenencer a la junta escolar no requiere actualmente ninguna formación o preparación, las juntas escolares adventistas deben dar el siguiente paso y exigir una formación continua para todos los miembros nuevos y antiguos de la junta escolar. Los candidatos al puesto de presidente de la junta escolar solo deben ser considerados elegibles si han completado con éxito varios módulos de créditos CEU relacionados con el liderazgo de la junta escolar.

Durante la Cumbre de Educación Adventista del Renacimiento que se celebró en Orlando, Florida, en 2010, se pidió a varios cientos de asistentes que identificaran los obstáculos que impedían el florecimiento de las escuelas adventistas. Los asistentes citaron la capacidad de la junta escolar como el obstáculo número uno, concluyendo que “las juntas reciben una formación inadecuada para gobernar las escuelas”.9 Un desarrollo profesional adecuado de los miembros de la junta escolar los preparará mejor para establecer las necesidades de los estudiantes en primer lugar. Dará a entender a los estudiantes, al personal de la escuela, a la comunidad y a otras partes interesadas que la junta y la administración de la asociación se toman en serio la mejora de la escuela porque están desarrollando intencionadamente habilidades eficaces de liderazgo escolar. Los miembros de la junta directiva deben darse cuenta de que el aprendizaje continuo no es solo para los maestros, sino que es vital para todos los implicados en la educación de niños y jóvenes.

El acceso/contrato con trabajadores sociales debe formar parte del personal de la escuela y socios en la misión de la escuela 

Un objetivo primordial de la verdadera educación es restaurar a los seres humanos a la imagen de Dios revelada por la vida de Jesucristo.10 No necesitamos ir más allá de las bancas de nuestra iglesia para ver que muchas familias y niños en nuestras escuelas necesitan restauración y ayuda.

Los niños y jóvenes de hoy son cada vez más, víctimas de muchas fuerzas sociales que obstaculizan e interrumpen su papel como estudiantes en nuestras escuelas. Los alumnos que asisten a las escuelas adventistas no son inmunes a esas fuerzas. Puesto que los niños pasan una porción significativa de su tiempo en las escuelas, las juntas escolares deben reconocer que este es el ambiente primario donde los niños y los jóvenes aprenden a crecer académica, social, emocional y espiritualmente. Los alumnos de las escuelas adventistas pueden verse afectados por problemas como la pobreza, las relaciones familiares, el consumo de drogas y alcohol, la violencia, diversas formas de maltrato y problemas de salud mental. Las transiciones difíciles en sus vidas (por ejemplo, el duelo y la pérdida, la depresión, la separación y el divorcio de los padres, el acoso escolar, etc.) pueden obstaculizar e incluso impedir que alcancen todo su potencial académico y personal. Anteriormente, la disponibilidad de ayuda y recursos para estos alumnos en nuestras escuelas era a menudo limitada. Por ello, las escuelas se están viendo en la necesidad de emplear trabajadores sociales escolares de tiempo completo o parcial.

Las comunidades eclesiásticas y los padres confían en que los maestros creen un entorno de aprendizaje que ayude a los alumnos a tener éxito. Esperan que los maestros les proporcionen material escolar básico, desde tecnología sofisticada (por ejemplo, computadoras y tabletas) hasta artículos básicos como bolígrafos, lápices, cuadernos, reglas, gomas de borrar y otras herramientas de clase. En algunos lugares, los maestros complementan estos artículos básicos con sus propios fondos, ya que muchos alumnos no disponen de ellos. Estas y otras nuevas realidades (por ejemplo, los simulacros de seguridad escolar, los simulacros de tiroteos activos en el 90% de las escuelas públicas y las propuestas de personal de seguridad armado en los campus) transmiten a los alumnos la idea de que las escuelas son lugares inseguros y han aumentado los niveles de estrés tanto de los maestros como de los alumnos. Además de las preocupaciones por la seguridad, muchos niños y jóvenes adultos experimentan acontecimientos adversos en la infancia que afectan a su capacidad para tener éxito en la escuela. La prevalencia y el impacto de estos traumas son evidentes en la población mundial.11 Miller indica que “los niños que han sufrido abandono o maltrato tienen problemas para entablar relaciones con los maestros, un primer paso necesario para una experiencia satisfactoria en el aula. Han aprendido a desconfiar de los adultos, incluso de los que parecen fiables, ya que han sido ignorados o traicionados por aquellos de los que dependían”.12 Dada la prevalencia global del trauma, cada vez más alumnos de las escuelas adventistas necesitan atención para estos retos. La educación y el asesoramiento basados en el trauma son servicios necesarios que las escuelas deben estar preparadas para poner en práctica a corto plazo.

Los estudiantes que han sido marginados o privados de sus derechos por cualquier razón pueden experimentar la esperanza de realizar su potencial educativo con la ayuda de un trabajador social escolar como parte del equipo de la escuela. Elena G. de White abordó esta cuestión en particular cuando escribió: “A menudo surgirá la pregunta: ¿qué puede hacerse donde prevalece la pobreza y hay que efectuar duros esfuerzos a cada paso? Bajo estas circunstancias, ¿cómo podemos impresionar las mentes con ideas correctas de mejoramiento? Ciertamente, la obra es difícil; y a menos que los maestros, los pensadores y los que tienen recursos ejerzan sus talentos y acudan presurosos a prestar su ayuda, de la manera como Cristo lo habría hecho si estuviera en su lugar, una obra importante quedará sin realizar”.13 Apoyar intencionalmente las necesidades de salud mental de los niños y jóvenes dentro del ambiente escolar tendrá un impacto positivo en el ambiente escolar y en el personal docente.

Fortalecer las relaciones entre la junta escolar y el director de educación

La relación entre las juntas escolares y los directores de educación puede ser tensa en ocasiones si las juntas deciden microgestionar o cuestionar las decisiones del director de educación en materia de gestión. Aunque pueda parecer sencillo afirmar que la junta escolar gobierna y el director de educación administra, a menudo resulta difícil para la junta y el director de educación comprender y aclarar estas funciones. El Hanover Research Review afirma que “los tipos más comunes de confusión en los distritos implican que los directores de educación se centran demasiado en la política y las juntas escolares se extienden demasiado en las funciones administrativas”.14 Una relación fracturada entre la oficina del director de educación y la junta escolar local puede afectar negativamente al éxito del programa escolar e influir indirectamente en la experiencia de aprendizaje de los alumnos.

No comprender las funciones propias de la junta y del director de educación puede conducir a una comunicación deficiente, falta de confianza, conflictos y, en última instancia, al cierre de la escuela. Por regla general, las juntas establecen políticas, fijan prioridades y objetivos y se encargan del funcionamiento del centro escolar. Los directores de educación determinan las necesidades y políticas del distrito, evalúan los resultados del funcionamiento cotidiano del programa educativo de la escuela y recomiendan la contratación y el mantenimiento de los contratos de los maestros. Cuando una junta decide microgestionar las decisiones del director de educación en materia de gestión, puede crearse una relación incómoda e improductiva.

Dentro del sistema de gobierno de las escuelas adventistas, las oportunidades de fomentar la confianza y el respeto entre el director de educación y la junta escolar local pueden ser limitadas debido a factores geográficos y a otros deberes de oficina que los directores de educación deben desempeñar. Para algunas juntas escolares, el único momento en que pueden ver al director de educación de su asociación es cuando hay que revisar asuntos de personal que requieren la asistencia del director de educación o de su asociado. Los directores de educación deben ser más proactivos que reactivos al fomentar la confianza y el respeto en las relaciones con las juntas escolares.

Aunque el Manual de la División Norteamericana para directores de educación de las escuelas Adventistas del Séptimo Día indica que “el director de educación de la asociación y/o sus asociados deben asistir regularmente a un número razonable de reuniones de la junta directiva de cada escuela”,15 esta directriz en particular puede proporcionar demasiada libertad para que un director de educación de asociación decida cuál es el número razonable de reuniones de la junta directiva a las que debe asistir cada año escolar, una consideración que a menudo se basa en la distancia geográfica de las escuelas a la oficina de la asociación. Los directores de educación y sus colaboradores deben ser más intencionados y responsables ahora y en el futuro para garantizar que sus relaciones con las juntas escolares se mantengan en niveles óptimos. Esto puede incluir videoconferencias o reuniones por Zoom con las juntas escolares como sustituto de la comunicación cara a cara. Puede requerir más reuniones cara a cara con los miembros ejecutivos de cada junta escolar en la oficina de la asociación local con carácter anual o semestral. Las reuniones programadas con los presidentes de las juntas escolares de cada distrito/escuela de la asociación también servirían para establecer una buena relación y fomentar el debate sobre temas de política, evaluaciones escolares, establecimiento de una visión, programas de formación de las juntas escolares, etc. Las juntas escolares y los directores de educación necesitarán cada vez más colaborar y consultarse con regularidad para mejorar la calidad de la educación y el rendimiento de los alumnos a su cargo.

Incorporar más voces estudiantiles en la toma de decisiones

A veces, las partes interesadas preguntan a los responsables de la política educativa por la finalidad y el significado de un determinado elemento o decisión. Una respuesta típica es: “Lo hacemos por el bien de los alumnos”. Aunque puede tratarse de una apreciación sincera y honesta, el hecho de que la mayoría de las veces no se incluya a los alumnos en la toma de decisiones a nivel de distrito o de centro escolar los deja “fuera de la ventana mirando hacia dentro” y les impide compartir con los responsables sus ideas sobre lo que es “por el bien de los alumnos”. Ha llegado el momento de que los estudiantes participen más en las actividades de toma de decisiones que les afectan a ellos, a sus compañeros y a su escuela. Fletcher afirma que incluir a los estudiantes como miembros de las juntas escolares “puede ser el recurso más poderoso disponible para los educadores y los líderes escolares”.16

Cuando Google organizó una reunión para el consorcio digital de la Asociación Americana de Administradores Escolares (AASA) en Chicago en julio de 2016, se dieron cuenta de que estaban planificando cómo la tecnología transformaría las escuelas sin tener en cuenta las voces más influyentes: los estudiantes.17 Mientras los superintendentes del consorcio exploraban juntos el futuro del aprendizaje, llegaron a la conclusión de que “poner las voces de los estudiantes en el centro de todo lo que hacemos nos ayudará a diseñar el futuro con ellos y para ellos. . . . se nos ocurrió que los estudiantes son nuestros usuarios, y nuestros usuarios no formaban parte de nuestra conversación tanto como deberían. Sin su aportación, no estaríamos preparados para el éxito, porque no lo estábamos”.18

Fletcher ofrece varios pasos llenos de propósito para conseguir que las voces de los estudiantes formen parte de la junta escolar. Al ser parte de esta, pueden actuar como portavoces y asesores en relación con su “experiencia sobre el terreno” en su centro y como miembros asesores, sin derecho a voto. Entre las ventajas de incorporar las voces de los alumnos se encuentran las siguientes:

  1. Los alumnos aprenden los procesos utilizados para configurar y mejorar la educación.
  2. Los estudiantes pueden proporcionar información periódica a la administración sobre las políticas escolares actuales.
  3. Los alumnos y los padres están mejor informados de las políticas escolares importantes.
  4. Los alumnos pueden aportar y compartir sus puntos de vista en relación con el desarrollo de las políticas.
  5. Los alumnos pueden entablar relaciones importantes con los líderes de su comunidad que forman parte de la junta escolar.19

Una junta escolar eficaz se asociará con la comunidad para asegurarse de que puede responder a las esperanzas y aspiraciones de los jóvenes a su cargo. Una forma significativa de hacerlo es incluir intencionadamente las voces de los estudiantes en la junta escolar.

Mejorar la colaboración entre la escuela y la comunidad

Las escuelas adventistas nunca deben perder de vista su propósito primordial. Nuestras comunidades escolares/eclesiásticas pueden reconocer instintivamente si nuestras escuelas están cumpliendo su misión de preparar a los alumnos como ciudadanos que contribuyan en este mundo y para el reino de Dios. Saben si su junta escolar se ha desviado de su misión y ha adoptado una agenda diferente. La misión y la visión de la escuela deben compartirse con la comunidad, para que nuestras escuelas puedan cosechar los beneficios que la comunidad puede ofrecer.

Los alumnos comprenderán mejor la importancia de la misión y la visión de la escuela a medida que se relacionen con la comunidad escolar. Las juntas escolares pueden animar y apoyar a la escuela implicándose en la creación/mejora de asociaciones entre la escuela y la comunidad. Dichas asociaciones pueden reportar dividendos sustanciales cuando la comunidad se convierte en parte de la identidad de la escuela. A continuación, se ofrecen algunas sugerencias sobre cómo las juntas escolares y la dirección del centro pueden colaborar para crear o mejorar las asociaciones entre la escuela y la comunidad:

  1. Reuniones evangelísticas dirigidas por estudiantes: Los estudiantes de secundaria pueden predicar sermones dirigidos a sus compañeros y a la comunidad en general montando una carpa en el campus o celebrando reuniones en el gimnasio de la escuela o en la iglesia local. Tales eventos suelen dar lugar a lecciones de fe, ya que el alumnado y la comunidad son testigos de bautismos y del apoyo de la iglesia y la comunidad.
  2. Proyectos de servicio en clase: Pueden programarse diversos proyectos que ofrezcan oportunidades semanales o mensuales de servir a la comunidad y que puedan integrarse en el currículo bíblico. La participación en la comunidad puede ayudar a “hacer brillar la luz” de alumnos cuyos talentos pueden no ser evidentes en el aula.
  3. Fomentar el uso comunitario de las instalaciones escolares: El edificio escolar/gimnasio suele quedar vacío al final de la jornada escolar y los fines de semana. Animar a grupos comunitarios sin fines de lucro a utilizar las instalaciones (con la supervisión adecuada) puede permitir a la escuela implicarse en proyectos comunitarios.
  4. Banquetes para personas mayores: Los alumnos pueden invitar a las personas de la tercera edad de la iglesia y de la comunidad a un almuerzo banquete en la escuela al menos una vez al año. La escuela puede pedir a una empresa o corporación sin fines de lucro que patrocine el acto con la ayuda de los padres.
  5. Acoger escuelas de cocina comunitarias y evaluaciones sanitarias: La educación nutricional y los consejos para llevar un estilo de vida saludable benefician tanto a los alumnos como a la comunidad. Cada vez hay más personas interesadas en aprender a llevar una vida más sana y cocinar alimentos saludables para ahorrar dinero y evitar los peligros para la salud que supone el alto contenido en grasas y azúcares de la comida rápida.
  6. Jornadas profesionales: Planificar al menos dos jornadas profesionales por curso escolar proporciona una gran experiencia educativa a los alumnos. También permite a empresarios y profesionales locales conocer mejor la escuela y sus necesidades, y compartir su experiencia y conocimientos.
  7. Tableros de anuncios/mensajes: Los centros escolares pueden utilizar tableros de anuncios o mensajes en la fachada de la escuela para agradecer a empresas/organizaciones su implicación y donaciones especiales o anunciar eventos patrocinados por la escuela.
  8. Semana de regreso a clases: La junta escolar y la administración pueden invitar a miembros de la comunidad y líderes empresariales a asistir a la escuela durante varias horas o incluso un día. Cuando la gente aprende más sobre la escuela, tiende a abrir puertas y promover una mejor comprensión de la misión de la escuela.

Las juntas escolares deben entender que cuanto mayor sea la interacción y la colaboración de la escuela con la comunidad, mayor será la probabilidad de que aumenten los recursos y el apoyo a la escuela. El adagio “es labor de todos criar a un niño” puede ser reinterpretado por las juntas escolares defendiendo que se necesita una comunidad para criar (y sostener) una escuela. Cuando las escuelas y las organizaciones comunitarias colaboran para apoyar el aprendizaje, todos salen beneficiados.

Resumen

El cambio real y el crecimiento sostenido comienzan a nivel local. Las juntas escolares deben desempeñar un papel esencial en la consecución del desarrollo de los alumnos y la mejora de las escuelas. Las juntas, ahora y en el futuro, deben actuar de forma diferente. No deben depender únicamente de los mandatos de los distritos/asociaciones, sino recopilar de forma independiente datos cruciales de sus respectivas escuelas para tomar decisiones y priorizar objetivos (véase el Recuadro). Garantizar el desarrollo profesional continuo de los miembros de las juntas escolares generará solucionadores de problemas innovadores y creativos para abordar las complejas cuestiones a las que se enfrentan a diario las juntas. Las juntas escolares también deben trabajar en colaboración con los directores de educación para garantizar que la misión de la escuela funcione en tándem con las necesidades de la comunidad y que los administradores y el personal de la escuela la apliquen en todos los aspectos del programa.

Como indica Broderick, “con estas responsabilidades, los miembros de las juntas escolares tienen un papel importante al posicionar nuestros distritos para un futuro en perpetuo movimiento. Para sobrevivir y prosperar, tenemos que gobernar de forma que se valore la creatividad, el sueño, la propuesta y la toma de riesgos”.20 Considere las siguientes palabras:

“Los hombres a quienes Dios ha relacionado con sus instituciones no deben pensar que ya no pueden efectuar ninguna mejoría, porque ocupan cargos de responsabilidad. Si han de ser hombres representativos, guardianes de la obra más sagrada que se haya encomendado a los mortales, deben adoptar la posición de aprendices”.21

El papel y la responsabilidad de las juntas directivas de las escuelas adventistas requieren un mayor aprendizaje sobre la visión y la gobernanza a medida que nos adentramos en el siglo xxi. Para mantener su posición central en el gobierno de la educación, las juntas deben estar preparadas para el futuro en lugar de conformarse con el status quo. Los miembros de las juntas de las escuelas adventistas de nivel primaria y secundaria no pueden desear dónde estarán su escuela y sus alumnos dentro de cuatro o cinco años; deben diseñarlo ahora.


Este artículo ha pasado por la revision de pares.

Robert D. Crux

Robert D. Crux, EdS, trabajó como maestro, director de escuelas durante 35 años en la educación adventista antes de retirarse del servicio activo. Completó su Maestría en Administración Escolar en Walla Walla College (College Place, Washington, EE. UU.) y obtuvo un grado de Especialidad en Educación en Currículo e Instrucción de la Universidad de Loma Linda (Loma Linda, California, EE. UU.). Antes de jubilarse en 2016, fue director de educación y director de recursos humanos en la Asociación de Carolina (Charlotte, Carolina del Norte, EE. UU.). El profesor Crux cree que los comportamientos de las juntas escolares tienen un impacto sustancial en la cultura y el éxito de las escuelas.

Citación recomendada:

Robert Crux, “Las juntas escolares adventistas de niveles primaria y secundaria: Liderando ahora y en el futuro”, Revista de Educación Adventista 85:4 (2023).

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. John Wesley Taylor V, “Joining and Remaining: A Look at the Data on the Role of Adventist Education,” The Journal of Adventist Education 79:3 (April-June 2017): 39: https://www.journalofadventisteducation.org/2017.3.8.
  2. John Mannes, “The Problem With Our School Board,” Education Week 34 (2015): 23: https://www.edweek.org/leadership/opinion-the-problem-with-our-school-boards/2015/03.
  3. Independent School Management Compendia Series, “The Strategic Boards Series: Board Head Relationships: The Board as the Strategic Entity: Board Building: Stability Markers and Board Self-assessment: Annual Cycles and Board Committees” (Wilmington, Del.: ISM Publications, 2002), 4.
  4. Mary Broderick, “School Boards: Local Leadership and Responsibility for the Future,” Leading for the Future (Fall 2011): https://source.cognia.org/issue-article/school-boards-local-leadership-and-responsibility-future/.
  5. Jennifer Bridges, “How to Stay Focused on Goals,” Project Manager (September 2, 2019): https://www.projectmanager.com/training/7-ways-to-stay-focused-on-goals.
  6. Bruce Hekman, “Deep Change or Slow Death,” Christian School Administrator 14:1 (2006): 1, 2; Eugene R. Smoley, Effective School Boards: Strategies for Improving Board Performance (San Francisco: Josey-Bass Inc., 1999).
  7. Michigan Association for School Boards, “The Importance of School Board Training,” EPIC MRA Statewide Poll (February 2014): https://www.masb.org/importance-of-school-board-training.aspx; Texas Association of School Boards, “TASB Board Development and Training” (n.d.): https://www.tasb.org/training.aspx; Texas Association of School Boards, “Continuing Education Credit Reporting (CECRS)/ Overview of Training Requirements” (n.d.): https://www.tasb.org/solutions-services/tasb-solutions-services-listing/continuing-education-credit-reporting-service?rname=TASB_CEC
  8. Manual for School Boards of Seventh-day Adventist Schools, North American Division. NAD Education Leaders Handbook Series, 6: https://SchoolBoard_Manual.pdf
  9. Atlantic Union Conference Office of Education, A Guide for School Board Success (Revised 2010), 11: https://www.andrews.edu/~vyhmeisr/ML-AAA/University%20Councils-Boards%20Materials/Board%20Docs%20JAE%202008/AU_Educ_School_Board_Manual_2010.pdf.
  10. Ellen G. White, True Education (Nampa, Idaho: Pacific Press, 2000), 11. 
  11. Ron Goldberg, “Global Prevalence of Adverse Childhood Experiences is a Pressing Social Issue,” Psychiatry Advisor (December 2023): https://www.psychiatryadvisor.com/home/topics/child-adolescent-psychiatry/global-prevalence-of-adverse-childhood-experiences/#:~:text=Across%20the%20levels%20of%20exposure,experienced%204%20or%20more%20ACEs; Miguel Basto-Pierra et al., “The Global Impact of Adverse Childhood Experiences on Criminal Behavior: A Cross-continental Study,” Child Abuse & Neglect 124 (February 2022): https://doi.org/10.1016/j.chiabu.2021.105459; Rosalie Broekhof et al., “Prevalence of Adverse Childhood Experiences and Their Co-occurrence in a Large Population of Adolescents: A Young HUNT 3 Study,” Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology 57 (April 2022): https://doi.org/10.1007/s00127-022-02277-z.
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  13. Elena G. de White, Testimonios para la Iglesia (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2004), 6:191.
  14. Hanover Research, “Effective Board and Superintendent Collaboration” (January 2014): https://www.hanoverresearch.com/media/Effective-Board-and-Superintendent-Collaboration-Featured.pdf.
  15. Handbook for Superintendents of Seventh-day Adventist Schools: A Guide for Superintendents and Supervisors (Columbia, Md.: North American Division of Seventh-day Adventists Office of Education, 2015), 21: https://v1.adventisteducation.org/superintendents-handbook/assets/superintendents-handbook_112717.pdf.
  16. Adam F. C. Fletcher, School Boards of the Future: A Guide to Students as Education Policy-Makers (Scotts Valley, Calif.: CreateSpace Independent Publishing Platform, 2014), 7.
  17. Nick Polyak and Michael Lubelfeld, “How School Superintendents Explored the Future of Learning Together” (December 15, 2015):
    https://www.blog.google/outreach-initiatives/education/how-school-superintendents-explored-future-learning-together/
  18. Ibid.
  19. Fletcher, School Boards of the Future: A Guide to Students as Education Policy-Makers, 7; ______, “Impacts of Students on School Boards” (2024): https://soundout.org/2023/03/06/outcomes-of-students-on-school-boards/.   
  20. Mary Broderick, “School Boards: Local Leadership and Responsibility for the Future,” Leading for the Future (Fall 2011): https://source.cognia.org/issue-article/school-boards-local-leadership-and-responsibility-future/.
  21. Elena G. de White, El Ministerio de Publicaciones (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 1997), 83.