Durante siglos, la enseñanza superior ha sido una industria multimillonaria en la que han participado gobiernos, inversionistas privados con y sin fines de lucro e instituciones religiosas.1 A pesar de su grandiosa y diversa presencia, cabe preguntarse acerca de la necesidad de los colegios y universidades. Esta pregunta principalmente está relacionada con la finalidad de la enseñanza superior, cuya respuesta es compleja. Sin embargo, los institutos y universidades son instituciones socialmente organizadas que se centran en el aprendizaje y la creación de todas las formas de conocimiento. Preparan a expertos y ciudadanos comunes para trabajar en diversas entidades profesionales o gubernamentales,2 y también en la iglesia.

Tradicionalmente, la educación se ha centrado en el desarrollo del individuo y sus aptitudes para contribuir a campos específicos de especialización. A medida que los estudiantes siguen aprendiendo y desarrollando sus habilidades, aplican sus capacidades a sectores que repercuten en su futuro y en sus comunidades. A medida que las sociedades evolucionan, la educación añade nuevas y más complejas finalidades para enriquecer su influencia y satisfacer la demanda de la sociedad de profesionales formados. En la actualidad, muchas instituciones de enseñanza superior se dedican a generar conocimientos y realizar descubrimientos que repercuten significativamente en el avance humano. Muchos individuos perciben la educación como una poderosa herramienta para lograr beneficios personales y comunitarios, a tal punto que los gobiernos y numerosas organizaciones esperan que las escuelas faciliten el progreso social. La expectativa de que descubran y transmitan información que conduzca a soluciones es un supuesto básico subyacente que lleva a las sociedades a apoyar los sistemas de educación superior.3

Cuando se trata de servicios educativos, muchas personas se preguntan cómo se compara una institución concreta con otras que ofrecen programas similares. Esta pregunta también es aplicable a la educación superior adventista. ¿Qué la hace diferente de otros modelos de educación superior? Los futuros estudiantes y sus padres pueden preguntar sobre sus contribuciones únicas al crecimiento y desarrollo profesional, personal o espiritual. Sus percepciones son cruciales para los estudiantes que se plantean acceder a la educación terciaria, para retener a los estudiantes actuales y para garantizar el apoyo de la comunidad, la iglesia y los antiguos alumnos a la institución. Por lo tanto, este artículo examinará algunos principios fundamentales que sustentan la educación superior adventista y que la hacen única.

¿Por qué existe el sistema universitario adventista?

La iglesia adventista del séptimo día ha fundado múltiples colegios y universidades con diversos objetivos. Uno de los propósitos más evidentes es formar individuos para satisfacer la demanda de recursos humanos de la iglesia. Además, los pioneros creían que la educación cristiana equivalía a proporcionar los medios para rescatar a la juventud de la educación errónea y perjudicial que ofrecían las instituciones secularizadas.4 En este caso, la educación adventista fue concebida para actuar como un medio organizado de facilitar la salvación y el servicio alineado con la misión de la iglesia. Como lo expresó Elena de White: “En el sentido más elevado, la obra de la educación y la de la redención, son una, pues tanto en la educación como en la redención, ‘nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo’, ‘por cuando agradó al Padre que en él habitara toda plenitud’”.5 Además, esta educación proporcionaría una cosmovisión bíblica centrada en una perspectiva profética de las actividades humanas, porque los pioneros creían en difundir la noticia del inminente regreso de Jesús.

La perspectiva única de la educación superior cristiana implica formar seres humanos, guiar sus mentes y promover el desarrollo físico y espiritual para impactar a la sociedad de maneras positivas que la distinguen de las instituciones seculares. Además, los colegios y universidades adventistas llevan esta perspectiva más lejos al buscar el avance del reino de Dios como un propósito que reestructura todo el proceso educativo. Este enfoque incluye actividades elegidas deliberadamente para lograr un propósito integral que no se encuentra en las instituciones seculares. Los objetivos académicos de una institución superior adventista van más allá de transmitir hechos y enseñar a los alumnos a investigar y analizar los problemas de la sociedad. Su objetivo final es producir estudiantes transformados espiritualmente que puedan tener un impacto positivo en la sociedad y hacer avanzar el reino de Dios. Sin embargo, para cambiar el mundo, los individuos deben transformarse primero a través de una relación personal con Dios.6

Marcos para la educación adventista

Litfin,7 en su libro Conceiving the Christian College [Concebir la universidad cristiana], debate el planteamiento general de una institución cristiana conservadora. El debate gira en torno a los dos posibles marcos que las instituciones podrían aplicar para tratar las ideas contrapuestas en la educación. El primero es el enfoque típico utilizado en la mayoría de las universidades públicas y en algunas universidades privadas de élite. Se trata de un sistema abierto que permite la coexistencia de todo tipo de visiones de la realidad, lo que Kerr8 denomina “multiversidad”, en contraposición a una “universidad” más abarcadora con parámetros de interpretación claramente definidos. Esta visión acogedora de la educación superior se describe como un “paraguas” lo suficientemente grande como para albergar todas las exploraciones posibles del conocimiento. Las interpretaciones y los modelos de la realidad coexisten como alternativas potenciales y paralelas. En resumen, no existe una narrativa dominante que guíe la vida o las acciones. Esta visión fragmentada tiende a conducir a actitudes individualistas sobre la realidad y la vida.

A continuación, Litfin presenta el “enfoque sistémico”, en el que se da preferencia a un marco más definido para orientar lo que ocurre dentro de una institución de enseñanza superior.9 Los estudiantes están expuestos a diferentes puntos de vista e ideas alternativas de la realidad, como en un diseño paraguas. Sin embargo, “el compromiso tiene lugar, con gran intencionalidad, dentro de cada curso, ya que los profesores tratan de ayudar a los estudiantes a pensar cristianamente sobre cada tema”. Así, “los alumnos se enfrentan a voces opuestas en todo momento, aunque normalmente con la intención, finalalmente, de convertirse en pensadores cristianos eficaces”.10

Esto es similar a lo que Elena de White describió como educación adecuada. Su propósito es encontrar maneras de “educar a los jóvenes para que sean pensadores, y no meros reflectores de los pensamientos de otros hombres. . . . [que] contemplen las grandes realidades del deber y del destino y la mente se expandirá y se robustecerá”.11 El objetivo sistémico es proporcionar una estructura bíblica para los puntos de vista secularizados dominantes que prevalecen en la mayoría de las instituciones de enseñanza superior. Esencialmente, este es un desafío de diseño curricular que todos los colegios y universidades adventistas deben enfrentar. Los profesores, administradores y demás personal se alinean con los fundamentos filosóficos subyacentes que regulan los principios y políticas que construyen y gobiernan una institución adventista de enseñanza superior.

En el libro The Idea of a Christian College [La idea de un colegio cristiano], Holmes subraya un punto comparable, diciendo que una universidad “es un lugar para pensar, para plantear preguntas y dudas y discutirlas abiertamente, por lo que la universidad cristiana debe animar a los estudiantes a hacerlo en diálogo con mentes más maduras, para confrontar la mejor información y los mejores argumentos disponibles”.12 En pocas palabras, el “enfoque sistémico” de la educación superior presenta un conjunto intencional de supuestos para desarrollar las misiones de enseñanza, investigación y compromiso.

Cada aspecto del esfuerzo académico debe encajar en un patrón bíblico que funcione como marco estructural para una educación genuinamente adventista. Estos patrones no son deterministas, sino más bien principios bíblicos de Gestalt13 que ofrecen pautas para los actores involucrados en cada institución: líderes educativos, profesorado, personal, estudiantes y juntas directivas.

Los patrones iniciales utilizados para desarrollar un marco curricular universitario se basan en una cosmovisión bíblica14 que proporciona una historia subyacente para dar sentido a la realidad. ¿Cuáles son los presupuestos bíblicos básicos? Sire15 proporciona preguntas para guiar la exploración de estos presupuestos utilizando Génesis 1. He aquí un resumen:

  1. ¿Cuál es la realidad principal? Dios es la respuesta. Se trata de un concepto complejo, pero la Biblia ofrece algunas descripciones de su carácter y atributos. Es infinito y omnipotente, pero personal y accesible. Interviene en los asuntos humanos para su beneficio. Aunque es omnisciente y creador de todo, trasciende la materia. Su carácter es bondad y amor.
  2. ¿Cuál es la realidad exterior? Dios hizo existir el universo siguiendo un marco de leyes naturales durante su formación. Aunque la naturaleza sigue un orden particular, no está predestinada. Por el contrario, es un sistema abierto de interacciones que permite la manipulación.
  3. ¿Qué es el ser humano? Dios creó a los seres humanos a su imagen. Tienen inteligencia y personalidad para explorar el mundo, acumulando y construyendo conocimiento. Son capaces de reproducirse y convivir en sociedad. Pueden tomar decisiones de libre albedrío con implicaciones morales.
  4. ¿Qué le sucede a una persona al morir? Dios no creó la muerte, sino que es la consecuencia del pecado que manchó este mundo. Por lo tanto, las personas y otros seres vivos dejan de existir cuando mueren y no tienen memoria después. Sin embargo, Dios proporcionó una solución a la muerte a través de Jesucristo. Los seres humanos que aceptan conscientemente su muerte como su sustituto no se enfrentarán a la extinción eterna. El infierno y el cielo son realidades que vienen después del juicio.
  5. ¿Qué es lo correcto? La Palabra de Dios es el fundamento para tomar decisiones sobre dilemas morales. El carácter de Dios está expresado en la Biblia y constituye la norma para emitir juicios éticos. La Biblia es el punto de referencia definitivo para comprender las buenas acciones y cribar las decisiones.
  6. ¿Qué es la Historia? La historia es una secuencia lineal de acontecimientos con sentido. Aunque los seres humanos tienen libre albedrío, Dios interviene para moldear y guiar su desarrollo.16 Un día, este mundo llegará a su fin mediante la intervención final de Dios para restablecer su reino.

Comprender las cosmovisiones que conforman un marco es crucial para diseñar la educación adventista. Para elaborar planes de estudio, deben tenerse en cuenta elementos fundamentales como la realidad, la naturaleza del ser humano, las necesidades de la sociedad, los códigos de conducta y la finalidad. Utilizando la Biblia como marco conceptual, los procesos educativos pueden reorganizarse para lograr resultados de aprendizaje específicos.

Algunas ideas fundamentales

La siguiente sección pretende aclarar las ideas clave que las instituciones terciarias adventistas pueden utilizar al diseñar sus cursos y actividades co-curriculares. Estas ideas se basan en una cosmovisión bíblica y sirven de fundamento para crear un concepto único de educación adventista.

La idea de la naturaleza humana. La creencia antropológica de que el pecado ha afectado profundamente a la naturaleza humana está en la base de todos los supuestos. La naturaleza humana ha sido “fracturada” por el pecado que modificó todas las relaciones posibles. Como lo expresó Elena de White:

“A fin de comprender la extensión de la obra de educación, necesitamos considerar tanto la naturaleza del ser humano como el propósito de Dios al crearlo. Hemos de considerar también el cambio que sufrió la humanidad por la introducción del conocimiento del mal, y el plan que tiene Dios aun para cumplir, su glorioso propósito en la educación de la especie humana”.17

En contraste con la filosofía humanista, esta afirmación sostiene que el pecado es la raíz de todo mal y que ningún ser humano puede solucionarlo. Por lo tanto, la educación emplea un enfoque redentor para capacitar a cada alumno a través de una relación con su Creador. Este enfoque reconoce que los estudiantes pueden encontrar la verdadera sanidad y restauración para desarrollar su potencial solo a través de esta relación.

Este supuesto teológico tiene implicaciones prácticas para el desarrollo de actividades curriculares y co-curriculares. Por ejemplo, los alumnos asisten a servicios de culto que les ayudan a reconectar con Dios. Los programas académicos ofrecen clases de Biblia para ayudarles a comprender mejor las Escrituras. La escuela proporciona apoyo espiritual que guía a los alumnos en decisiones importantes de la vida, permitiéndoles conocer y experimentar mejor a su salvador, Jesucristo.

La idea de un enfoque integral. La educación adventista se esfuerza por el desarrollo integral de los alumnos utilizando una comprensión bíblica de la humanidad. Enfatiza la importancia de enriquecer la mente, el cuerpo y el espíritu en un modelo de educación integral:

“La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. Significa más que una preparación para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al hombre. Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales. Prepara al estudiante para el gozo de servir en este mundo, y para un gozo superior proporcionado por un servicio más amplio en el mundo venidero”.18

Está claro que el desarrollo del carácter es el objetivo final:

“Para esta escuela, los jóvenes se han de educar, disciplinar y preparar, adquiriendo un carácter tanto moral como intelectual, aprobado por Dios. Deben recibir entrenamiento, no en las costumbres y diversiones y juegos de esta sociedad, sino en las líneas de Cristo, un entrenamiento que los capacitará para ser colaboradores con las inteligencias celestiales”.19

Para que esto sea una realidad, los maestros son vitales. Como escribió Elena de White en La educación: “El principal esfuerzo del maestro y su propósito constante han de consistir en ayudar a los alumnos a comprender estos principios, y a sostener esa relación con Cristo que hará de ellos un poder dominante en la vida. El maestro que acepta esta meta es un verdadero colaborador con Cristo, y con Dios”.20 Siguiendo este enfoque, los estudiantes pueden adquirir sabiduría del Cielo, haciéndolos más sabios y mejor equipados para enfrentar los desafíos de la vida.

La formación integral se centra en el desarrollo de las habilidades técnicas necesarias para un oficio concreto, así como en la transformación del individuo en su totalidad. Los estudiantes deben aprender que el ser humano es una combinación de mente, cuerpo y espíritu y que debe dar prioridad a todas estas dimensiones para llevar una vida equilibrada y satisfactoria. Taylor añade la importancia de su compromiso con la administración, con un “énfasis en la salud y el bienestar en toda la institución”.21 La educación superior adventista debe, por tanto, incorporar todas las dimensiones del desarrollo humano; éste es un objetivo crucial. Los estudiantes universitarios adventistas deben tener el espacio curricular y extracurricular para desarrollar la capacidad de aplicar estos principios diariamente.

La idea del propósito. El propósito se basa en una cosmovisión bíblica reflejada en diversas formas de acción: formar a los estudiantes en múltiples campos de especialización y ayudar a las personas a estar preparadas para la segunda venida de Jesús. Además, el entorno académico apoya la preparación para esta vida y la venidera: “Nuestra escuela fue establecida, no simplemente para enseñar las ciencias, sino con el propósito de instruir en los grandes principios de la Palabra de Dios, y en los deberes prácticos de la vida diaria. Tal es la educación que tanto se necesita actualmente”.22 Por tanto, las instituciones de educación superior forman parte de este compromiso con la transformación social para la mejora del reino de Dios en la tierra.

Al reflexionar sobre la misión de la educación adventista a todos los niveles, George Knight sostiene que, además de preparar a los estudiantes para una carrera productiva y exitosa, nuestras escuelas deben prepararlos para el mundo venidero y equiparlos para desempeñar un papel significativo en el cumplimiento de la “visión apocalíptica” de la iglesia, “enseñando su paquete doctrinal único y especialmente la comprensión apocalíptica de la denominación y las implicaciones de esa comprensión para la misión mundial y de la Segunda Venida”.23

John Wesley Taylor V, al escribir sobre el “carácter especial” de la universidad adventista, señala el papel central del desarrollo de la fe, la puesta en práctica de “una identidad adventista distintiva” y su contribución “de manera significativa a las prioridades estratégicas de la comisión evangélica”.24 Esta es la comisión bíblica para la educación.

La idea de conocer. Se anima a los estudiantes y profesores a explorar el mundo, comprender y manejar las variables que producen causa y efecto, y descubrir nueva información. Sin embargo, el conocimiento se crea dentro de parámetros bíblicos, como enfatizó Elena de White:

“Es deber y privilegio de todos usar la razón hasta donde las facultades finitas del hombre puedan llegar, pero hay un límite donde los recursos del hombre deben cesar. Hay muchas cosas que no pueden ser razonadas ni aun por el intelecto más fuerte o discernidas por la mente más penetrante. La filosofía no puede determinar los caminos y las obras de Dios; la mente humana no puede medir el infinito. Jehová es la fuente de toda sabiduría, de toda verdad, de todo conocimiento”.25

La ciencia y la fe deben ir de la mano. Como dijo Elena de White: “Debidamente comprendidas, tanto las revelaciones de la ciencia como las experiencias de la vida están en armonía con el testimonio de la Escritura en cuanto a la obra constante de Dios en la naturaleza”.26 La investigación científica debe exaltar la fe, ya que proporciona pruebas de lo que Dios ha creado. La Biblia añade una dimensión espiritual a la búsqueda de descubrimientos que los meros hechos no pueden desvelar. Los colegios y universidades adventistas forman un conjunto contracultural de instituciones que ofrecen una visión diferente de los descubrimientos e interpretaciones alternativas a las teorías y hechos científicos actuales, que tienden a desacreditar la Palabra de Dios y las dimensiones espirituales en las vidas humanas.

Como subraya Jesse,27 las instituciones cristianas de enseñanza superior son lugares donde profesores y estudiantes exploran los pros y los contras de las ideas, incluida la evolución frente a la creación. En la mayoría de las universidades públicas y en muchas privadas, esto no ocurre. Por lo tanto, las instituciones adventistas deben informar a los estudiantes sobre ambos lados de una cuestión dada, para proporcionarles una experiencia intelectual y de fe mucho más rica.

La idea de la transformación social. El cristianismo se basa en la idea de que las transformaciones en la sociedad comienzan con cambios a nivel individual. Una relación personal con Cristo puede transformar el corazón de una persona y, al hacerlo, repercutir positivamente en la comunidad. La naturaleza humana requiere redención para superar su inclinación al mal. El proceso de transformación comienza dentro del corazón humano y se extiende hacia el exterior, dando lugar a un cambio social positivo. Esto puede suceder cuando los individuos se asocian para facilitar cambios estructurales que puedan conducir a una civilización mejor. En Romanos 7 y 8, el apóstol Pablo habla de la batalla espiritual durante la conversión, que representa la transformación individual-social en el sentido bíblico.

Desde el punto de vista educativo, la información es valiosa, pero la participación humana es esencial para utilizar los datos y los recursos adecuadamente y hacer descubrimientos. Sin embargo, disponer de más conocimientos y tecnología no siempre resuelve los problemas sociales, ya que la mejora de la sociedad requiere interacciones humanas. El factor humano suele ser la variable más desafiante e impredecible. A veces, los descubrimientos y el conocimiento pueden convertirse en armas en lugar de utilizarse para resolver problemas.

A lo largo de la historia, se han utilizado buenos inventos para causar grandes daños. Por nombrar algunos, la dinamita, la energía nuclear y el Internet, han contribuido significativamente a necesidades científicas y humanas específicas, pero también se han utilizado para causar daño. Utilizando información y recursos avanzados, personas muy influyentes y cultas han cometido fraudes, estafas y atrocidades que han arruinado la vida de numerosas personas. El conocimiento sin una columna vertebral moral y social puede convertirse en una amenaza en lugar de una solución para la sociedad. Sin una consideración intencionada sobre lo que constituye una vida integral y cómo utilizar los recursos adecuadamente, incluso una formación bienintencionada puede no producir los resultados deseados.

Algunos investigadores de la enseñanza superior, como Kronman,28 sostienen que la mayoría de las instituciones universitarias no dan prioridad a enseñar a los estudiantes el “sentido de la vida” como parte de su educación. Spanier expresa una preocupación similar por formar estudiantes completos que se conviertan en profesionales de éxito. Las universidades harán las contribuciones más significativas ayudando a los estudiantes “a explorar cuestiones éticas en su vida profesional y personal. Siempre he creído que los mayores retos a los que nos enfrentamos en la educación superior son las cuestiones de carácter, conciencia, ciudadanía y responsabilidad social entre nuestros estudiantes”.29

Por lo tanto, es necesaria una perspectiva equilibrada de la naturaleza y los objetivos personales para que el conocimiento tenga un impacto positivo en la sociedad. Al igual que otras instituciones, los colegios y universidades adventistas deben invitar a los estudiantes a implicarse en la resolución de algunos de los complejos problemas que afectan a la sociedad, pero deben ayudarlos a hacerlo desde un enfoque bíblico.

Reflexiones finales

La educación superior adventista busca ofrecer una formación especializada que permita a los estudiantes alcanzar el éxito en sus respectivos campos. Simultáneamente, también los anima a utilizar sus habilidades para contribuir a la sociedad, mientras que hacen avanzar el reino de Dios al prepararse para la venida de Jesús.

Desde el principio, los pioneros adventistas señalaron que la formación y el servicio eran contribuciones significativas que la educación cristiana debía aportar: “La fuerza de nuestro colegio estriba en mantener el predominio del elemento religioso”.30 ¿Qué es ese “elemento religioso”? Seres humanos renovados, guiados por principios bíblicos, capaces de razonar y vivir de acuerdo con la voluntad de Dios para sus vidas. Este compromiso crucial sirve de marco interpretativo para todos sus empeños, ayudándolos a alinearse con la misión evangélica de la iglesia. Sin este componente vital, es posible que los graduados no representen verdaderamente los valores que la educación adventista pretende inculcar. Knight31 sostiene que este marco escatológico proporciona a los graduados un claro sentido de la misión, capacitándolos para influir positivamente en el mundo.

Expandir el reino de Dios requiere más de lo que la iglesia puede lograr por sí sola. Aunque las congregaciones locales pueden promover – y promueven – los principios bíblicos a través de la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios, carecen de los recursos necesarios para formar profesionales, realizar investigaciones y abordar las complejidades de diversos campos de especialización. Por otro lado, los colegios y universidades adventistas están comprometidos con la misión adventista y tratan de aplicarla a múltiples campos profesionales. Al hacerlo, contribuyen significativamente a expandir el reino de Dios y a mejorar la sociedad. Además, la educación adventista promueve un propósito bíblico de vida que equipa a los estudiantes con la sabiduría necesaria para triunfar en la vida y guiar a otros a la fuente de su sabiduría.

Por último, las instituciones superiores adventistas han aumentado su atractivo a medida que la sociedad y sus instituciones se han ido polarizando y secularizando. Los padres buscan un lugar seguro donde enviar a sus hijos a formarse. Esta es una oportunidad que, bien abordada, puede llevar adelante la misión global de la iglesia a todo el mundo hasta que Jesús regrese.


Este artículo ha passado por la revision de pares.

Gustavo Gregorutti

Gustavo Gregorutti, PhD, es profesor de Liderazgo y Educación Superior en la Universidad de Andrews en Berrien Springs, Michigan, EE. UU. El Dr. Gregorutti ha enseñado y trabajado como administrador en varios países en diferentes niveles de la educación adventista. Posee una Maestría en administración educativa por la Universidad Adventista de la Plata (Argentina), un Doctorado en administración y liderazgo educativos por la Universidad de Andrews y un Doctorado en educación superior por la Universidad Humboldt de Berlín (Alemania). Actualmente participa en proyectos de investigación sobre educación superior comparada y temas de educación cristiana. Su dirección de correo electrónico es [email protected].

Citación recomendada:

Gustavo Gregorutti, “La educación superior adventista y su diseño único”, Revista de Educación Adventista 86:2 (2024).

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. George M. Marsden, The Soul of the American University Revisited: From Protestant to Post-secular (New York: Oxford University Press, 2021).
  2. Philip G. Altbach and Hans de Wit, “The Boston College Center for International Higher Education and the Emergence of a Field of Analysis, 1995-2020.” In Heather Eggins, Anna Smolentseva, and Hans de Wit, eds., Higher Education in the Next Decade: Global Challenges, Future Prospects (Leiden, The Netherlands: Brill Sense, 2021), 326-344.
  3. Gustavo Gregorutti, Following the Path From Teaching to Research University: Increasing Knowledge Productivity (Newcastle, U.K.: Cambridge Scholars Publishing, 2011).
  4. Ellen G. White, Educación Doral, FL: Pacific PressAsociación Publicadora Interamericana, 2009).
  5. Ibid., 29.
  6. Ibid.
  7. Duane Litfin, Conceiving the Christian College (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 2004).
  8. Clark Kerr, The Uses of the University (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1982). 
  9. Litfin, Conceiving the Christian College, 21.
  10. id., 26, 27.
  11. White, Educación, 16.
  12. Arthur Holmes, The Idea of a Christian College (Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 2000), 74.
  13. Gestalt is a German word used in psychology to describe the theory of perception. It posits that we perceive reality as a whole, not as sets of elements assembled by our brain.
  14. As Sire pointed out, people have assumptions that are crucial in explaining the composition of the world. These assumptions are based on their worldview or Weltanschauung, a German term that means “view of the world.” See James Sire, The Universe Next Door: A Basic Worldview Catalog (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 2009), 6.
  15. Ibid., 6-9, 15-32.
  16. Véase Daniel 2:20-22.
  17. White, Educación, 14.
  18. Ibid., 13.
  19. __________, Fundamentals of Christian Education (Nashville, Tenn.: Southern Publ. Assn., 1923), 397.
  20. __________, Educación, 29.
  21. John Wesley Taylor V, “¿Qué carácter especial tiene una institución adventista de educación superior?,” Revista de Educación Adventista 41:1 (Enero–Marzo, 2017). Disponible en https://www.journalofadventisteducation.org/es/2017.2.5.es.
  22. Elena G. de White, Consejos para los Maestros (Nampa, ID: Pacific Press Publishing Association, 1971), 86.
  23. George R. Knight, “​The Great Commissions and the Educational Imperative,” The Journal of Adventist Education 79:3 (April–June 2017): 10: https://jae.adventist.org/en/2017.3.2.
  24. Taylor, ““¿Qué carácter especial tiene una institución adventista de educación superior?” 24.
  25. Ellen G. White, “True Worth,” The Advent Review and Sabbath Herald 73:52: (December 29, 1896), 822: https://m.egwwritings.org/en/book/821.15543#15562.
  26. __________, Education, 130.
  27. David Jesse, “Why Do Some Small Conservative Christian Colleges See Growth Where Other Schools See Declines?” Detroit Free Press (October 8, 2021): https://www.freep.com/in-depth/news/education/2021/10/08/conservative-christian-colleges-grow/7396185002/.
  28. Anthony T. Kronman, Education’s End: Why Our Colleges and Universities Have
    Given Up on the Meaning of Life (New Haven, Conn.: Yale University Press, 2008). 
  29. Graham B. Spanier, “Creating Adaptable Universities,” Innovative Higher Education 35:2 (April 2010): 91-99, 93.
  30. Elena G. de White, Testimonios para la Iglesia (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 1988), 5:14.
  31. Knight, “​The Great Commissions and the Educational Imperative.”