Perspectivas | Sharon Aka

Implicaciones de la palabra ‘no’:

Construir comunidades inclusivas en la enseñanza superior

“Sharon, ven, quiero que conozcas a mi hermana”, dijo Joanne.1 Sonriendo, crucé la habitación y le tendí la mano, pero me abrazó. Joanne se rio y nos presentó: “Sharon, esta es mi hermana, Carol”. Joanne se dirigió a Carol mientras me hacía un gesto: “Esta es una de mis amigas no judías, Sharon”. Sonreí y charlé con Carol y Joanne durante unos minutos, pero me sentí como si me hubieran golpeado en el estómago. Me acababa de llamar “no judía”. En mi vida me he considerado muchas cosas: hija, hermana, esposa, madre, enfermera, profesora, voluntaria, adventista, … pero nunca me había clasificado como “no judía”. Pero claro, soy una no judía … no soy judía.

Cuando miré a Joanne, parecía la misma. Sin embargo, todo había cambiado para mí. ¿Encajaba nuestra amistad en una categoría con fronteras y límites tácitos? ¿Era yo menos amiga por no ser judía? ¿Era importante para ellos mi condición de “no ser de los nuestros”? ¿Por qué me parecía tan feo que me llamaran “no”? ¿Y por qué volví a sentirme de 13 años? ¿Por qué no me presentó simplemente como “Sharon, una mamá de la escuela de mis hijos”?

El fenómeno Baader-Meinhof

Y luego escuché un término similar... en todas partes, en mi propia familia de la iglesia: No adventistas – desde el púlpito, en las comidas de la iglesia, a “ellos”, sobre “ellos”, en referencia a “ellos” como potenciales “nosotros”, en reuniones de comités y juntas, sobre cuántos de “ellos” podemos tener en la educación adventista sin llegar al “punto de inflexión”. Esta horrible polémica “nosotros/ellos”, ¿cómo es que no me había dado cuenta antes? El uso feo, tendencioso y culturalmente aceptable del término no adventista de repente empezó a sonar en mi cabeza. Mi fenómeno Baader-Meinhof (ilusión de ver y oír algo con una frecuencia repentina)2 fue profundo. Me invadió la idea de que la palabra “no” estaba a mi alrededor, era común, hiriente e inconsciente para la mayoría. Y luego, lo que es peor, la oí salir de mi propia boca.

Durante las semanas siguientes, me hice preguntas difíciles: ¿Estoy siendo excluyente, parcial, despectiva o discriminadora? ¿Estoy utilizando este término u otros términos excluyentes para distanciarme de los demás o para ponerme de alguna manera por encima de ellos? ¿Practico la incivilidad involuntariamente en la forma en que califico a los demás? ¿Qué suposiciones subyacentes estoy proyectando sobre “ellos”? ¿Cómo se sienten “ellos” al oír este término? ¿Se trata más de preservarnos a nosotros que de alcanzarlos para Cristo? ¿Por qué es aceptable este término en la denominación adventista?

De niña, una lección fundamental que aprendí fueron las graves consecuencias de insultar, hacer suposiciones o juzgar a los demás. Sin embargo, la palabra “no” es todo eso. ¿Cómo puede una palabra de dos letras tener tanta fuerza? ¿Es “no” una proyección de nuestra propia ignorancia? Las investigaciones revelan que “cuando intentamos ‘leer’ a las personas, a menudo lo hacemos a partir de nuestros propios guiones y estereotipos. Cuando juzgamos, a menudo damos demasiado crédito a las emociones y los impulsos que flotan en nuestra mente”.3 Y “nuestros juicios sobre el carácter y el estado de ánimo de los demás a veces dicen más de nosotros mismos que de los demás. Las interpretaciones erróneas son más frecuentes cuando nos sentimos estresados, inseguros o amenazados”.4 ¿Estoy cometiendo un error de atribución fundamental (la insidiosa compulsión a suponer lo peor de los demás, mientras nos damos un respiro a nosotros mismos)?5 ¿El uso de este término se refiere más a mí que a “ellos”? ¿Me siento amenazado por “ellos” de alguna manera? ¿Necesito asegurarme de mi importancia en comparación con “ellos”?

Mi encuentro con Joanne ocurrió hace 25 años. En aquel momento eliminé este término de mi vocabulario. Sin embargo, vive entre nosotros mientras seguimos categorizando y estereotipando y dañando potencialmente el sentido de pertenencia de los demás mientras reforzamos la importancia de “nosotros”. Cualquier cosa – palabra, métodos, acciones – que destaque o enfatice en exceso las diferencias o que se utilice para distanciar a unos individuos de otros requiere el mismo nivel de reflexión y acción.

Pertenencia

La investigación sobre el sentido de pertenencia es continua. En un mundo post-COVID, el sentido de pertenencia se está convirtiendo en una de las principales necesidades humanas, junto con la prosperidad y el establecimiento de relaciones humanas positivas, especialmente en el entorno académico.6 El término pertenencia significa, sencillamente, la sensación de formar parte de un grupo, de encajar (véanse los Recuadros 1 y 2).7 Es vital para establecer la confianza en los demás. Es el lenguaje central en la construcción de la identidad y el arte de convertirnos en nosotros8. A menudo subestimamos lo importante que es encajar o pertenecer. Por ejemplo, en sus experiencias postsecundarias en las universidades adventistas, me pregunto cuántos jóvenes han sido marginados por el término no adventista. ¿Cuántos de ellos han abandonado silenciosamente nuestras instituciones e iglesias? ¿Cuántos de ellos se han sentido como si fueran forasteros permanentes? Cuando otros no se sienten como si pertenecieran, pueden interpretarlo como discriminación, incivilidad y vergüenza. Pueden tener la sensación de querer desaparecer: “De todas las amenazas a pertenecer, los problemas pasados de discriminación se encuentran entre las más poderosas y apremiantes”.9

En su libro Pertenencia: La ciencia de crear vínculos y superar diferencias, Geoffrey Cohen afirma: “Cuando la autoestima de las personas se ve amenazada, se vuelven más rígidas al imponer sus propios criterios de éxito, creyendo que el éxito en diversos ámbitos de la vida es menos probable para quienes son como ellos. En parte, menospreciamos a los demás para sentirnos mejor con nosotros mismos”.10 Esto sugiere que cada persona quiere pertenecer a algo y, cuando no se siente que pertenece, puede establecer quién no pertenece para afirmar quién sí.11

¿Podría ser que nos hayamos acostumbrado tanto al uso del término no adventista que estemos ciegos a su impacto? La vida normal no suele permitirnos reconocer que estamos equivocados en nuestras suposiciones sobre los demás. Según Cohen, “los prejuicios de nuestra mente no solo causan errores, sino que nos ciegan ante esos errores”. Además, él conjetura que “son estos tendencias cognitivas, más que cualquier fallo moral, las que causan muchos malentendidos y conflictos”.12 Nuestro uso del “no”, ¿crea una atmósfera de distanciamiento? ¿Estamos creando involuntariamente una mayor ansiedad, vulnerabilidad y desinterés por nuestra denominación cuando casualmente llamamos a alguien “no adventista”? ¿Es suficientemente importante adoptar un lenguaje menos estereotipado, para dar un giro y dejar de usar el término, para restablecer una nueva norma cultural adventista que prescinda de él?

En su artículo titulado Words to Avoid at Church: They Might Not Be What You’d Expect [Palabras a evitar en la iglesia: Puede que no sean lo que esperas], Peter Marty aborda el uso del lenguaje en las comunidades cristianas. Dice: “Cuando se trata de dar forma a la comunidad cristiana, las palabras y las frases son importantes. El modo en que las personas se reúnen, permanecen juntas y viven expresivamente depende de un lenguaje que inspire pertenencia y fe. Algunas palabras y frases lo hacen bien; otras fallan tanto que a veces pienso que deberían eliminarse del vocabulario de una congregación”.13 Nadie que entre en una iglesia merece ser etiquetado. Del mismo modo, nadie que entre en una institución de enseñanza superior necesita ser etiquetado. Como miembros del reino de Dios, todos somos ciudadanos de primera clase. “Ellos” no deberían sentirse nunca ciudadanos de segunda.14 Las palabras son importantes.

Hay una rima infantil que dice así: “Palos y piedras pueden romper mis huesos, pero las palabras nunca me harán daño”.15 No es cierto. El lenguaje que utilizamos es tremendamente poderoso. Puede alienar, excluir, humillar, dividir y herir profundamente. El lenguaje también puede construir, incluir, crear un sentido de logro y celebración, y expresar empatía hacia otros seres humanos.16 El lenguaje es una entidad viva. Es fluido, cambiante y está entretejido con matices locales y organizativos. Una terminología aceptable para una persona puede ser totalmente inaceptable para otra.17

¿Cómo podemos, como educadores y administradores adventistas, cambiar la narrativa y reducir la incertidumbre de pertenencia en nuestras universidades? ¿Existe otro término que podamos utilizar en lugar de no? ¿Qué tal su nombre, o el término nosotros en lugar de nosotros y ellos?

El pronombre nosotros, en español, supone inclusión (yo + ), e indica pertenencia a una comunidad, o una identidad, o relación. Es un poderoso reflejo de un sentimiento de solidaridad dentro de un grupo.18 Sin embargo, varios estudios han revelado que el pronombre nosotros puede utilizarse de formas diferentes, haciéndolo importante para los educadores en entornos académicos “para examinar las formas en que los estudiantes utilizan el lenguaje intencionadamente entre ellos y expresar sus posicionamientos, identidades y experiencias”,19 lo que proporciona una visión de las experiencias de los estudiantes en un entorno de aprendizaje relacional.20 Puede ser prudente decir que el pronombre nosotros ayuda a los estudiantes a definirse a sí mismos y su relación con los demás dentro de una comunidad específica.

Educación superior y pertenencia

Cada vez se reconoce más que la pertenencia es un aspecto significativo de las experiencias escolares de los alumnos, así como el rol que tanto educadores como administradores educativos pueden desempeñar para apoyarla: “La importancia del sentimiento de pertenencia aumenta a medida que los niños entran en la adolescencia, y sigue siendo un motivo clave en todos los peldaños de la escala educativa, incluyendo la universidad y la escuela de posgrado”.21 De hecho, una vez que los estudiantes están en la escuela, las normas en torno a la cultura, el respeto y la inclusión deben ser fundamentales para las políticas y los procedimientos académicos.22 El clima social en el nivel postsecundario es fundamental para fomentar el sentimiento de pertenencia y se crea conjuntamente dentro de las relaciones entre estudiantes, profesores y administradores.23 La cultura del campus se refleja directamente en el rendimiento académico, la búsqueda de ayuda y la actitud mental positiva de los estudiantes.24 Además, para los adultos emergentes en la educación superior, la pertenencia está estrechamente vinculada a la utilidad, la participación y el disfrute de las actividades que se ofrecen en el campus.25 Si los estudiantes se sienten como “extraños”, ¿estarían motivados para el éxito académico, para expresar su necesidad de ayuda, para ser vulnerables a comprometerse con el profesorado y los compañeros en actividades extracurriculares y para mantener una actitud mental positiva en el campus?

¿Cómo abordamos los diversos trasfondos estudiantiles de una institución? Un componente significativo de la diversidad es la afiliación religiosa. Utilizar un lenguaje restrictivo, o la palabra no, puede crear una sensación de nosotros y ellos, lo que conduce a herir y desconfiar. La confianza y la pertenencia van de la mano y una vez que se pierde la confianza, es difícil recuperarla. La desconfianza interfiere en el aprendizaje y crea una atmósfera en la que los alumnos se sienten más juzgados y se ven a sí mismos como “otros” y no como parte de “nosotros”.26

Es importante comprender que la forma en que los estudiantes se comprometen, interactúan y se identifican influye en gran medida en su experiencia de educación superior. Las relaciones con los profesores también son importantes. Después de la graduación, el sentido de pertenencia sigue teniendo un poderoso impacto en el profesional emergente: “Uno de los factores más importantes para predecir si los graduados se sentían comprometidos en su trabajo y prosperaban en sus vidas no era si su universidad era pública o privada, pequeña o grande, selectiva o no, sino que, mientras estaban en la universidad, habían encontrado un mentor que les había apoyado y animado a perseguir sus sueños”.27 Además de otros factores positivos, el uso del lenguaje inclusivo puede cambiar literalmente la trayectoria de la vida de un estudiante.

Eliminar el no de la jerga adventista

¿Qué puede hacer la educación superior adventista para fomentar un mayor sentido de pertenencia en nuestras instituciones universitarias cuando se trata del lenguaje que utilizamos? Podemos crear mejores situaciones, evitar lo que suena a juicio en nuestra elección de palabras, nuestro discurso y nuestras etiquetas. Podemos dar prioridad a la creación de comunidad y desarrollo integral en el entorno académico. Podemos fomentar un sentimiento de pertenencia mediante conexiones coherentes entre el profesorado y el personal, y mediante el apoyo académico y pastoral. Podemos establecer normas en las aulas para reforzar el sentimiento de pertenencia. Debemos eliminar la palabra no de nuestro repertorio de palabras.

Los mejores profesores comparten varios atributos al crear un sentimiento de pertenencia en sus aulas para sus alumnos y en sus instituciones. Evitan el error fundamental de atribución. Buscan capacitar a los alumnos. Son intencionados. Fomentan el sentido de pertenencia. Entienden que cada encuentro se va acumulando como la historia de la jornada de sus estudiantes hacia la educación superior. Invitan a los estudiantes a avanzar con ellos. Tienen fe en sus estudiantes y se lo comunican con regularidad.28 Un estudio “sugiere que la calidad de las relaciones profesor-alumno tiene un fuerte impacto en la pertenencia de los estudiantes, a menudo más que las relaciones de los estudiantes con sus compañeros”.29

A medida que los estudiantes ascienden en la escala académica, necesitan saber que pertenecen a un grupo: El “efecto de pertenencia” supera los efectos del rendimiento académico, la autoestima, la religiosidad, el retraso escolar, la ausencia de los padres y el acceso a las armas en el hogar”.30 “A medida que los alumnos se relacionan con los demás, aprenden sobre sí mismos y sobre los demás, y desarrollan sentimientos de conexión y de ser un miembro valioso de la comunidad. Un entorno social acogedor desempeña un papel importante en el desarrollo del sentimiento de pertenencia de los estudiantes postsecundarios, lo que, a su vez, predice la persistencia y los logros académicos”.31

Conclusión

Los colegios y universidades adventistas tienen el poder de ayudar a crear ambientes que favorezcan a los estudiantes a emerger. En 2024, podríamos mitigar los prejuicios y la polarización de la sociedad si nos preocupamos en fomentar los entornos en nuestras universidades. Podemos esforzarnos por “mejorar el clima social y promover el sentido de pertenencia en la educación superior”.32 En todos los niveles educativos, podemos reducir el lenguaje estereotipado y aumentar la empatía hacia nosotros en lugar de nosotros y ellos. Podemos pedir intencionadamente a los demás que compartan sus experiencias, lo que fomenta el vínculo, enriquece las relaciones y despierta un interés genuino por nuestros valores y creencias.33 De hecho, “un solo acto de apoyo en el momento oportuno es como derribar la primera ficha de una fila de dominó, que se van agrandando con el tiempo”.34 El poder de “te valoro, creo en ti”, es poderoso.

Las instituciones cuyos espacios son menos alienantes y promueven una atmósfera positiva pueden convertirse en refugios para experiencias de autoafirmación y conexiones sólidas. De hecho, hay muchos “puntos de vulnerabilidad y ventanas de oportunidad”35 donde el prestar apoyo a los estudiantes puede ser de gran ayuda. “No toda intervención funciona para todos, en todas partes y todo el tiempo. Lo importante es que una intervención resuene en las mentes de las personas y conecte con sus vidas, y a su vez depende de si proporciona el apoyo adecuado a las personas adecuadas en el lugar y el momento adecuados”.36 Al considerar el uso de la palabra no, puede que tengamos que desaprender condicionamientos culturales perjudiciales y reconocer sesgos cognitivos para eliminar el término de nuestro vocabulario.

Es hora de que eliminemos la palabra “no” personal como colectivamente Lo que sí es que mi identidad como seguidor de Jesús no se basa en mi pertenencia o no pertenencia a la denominación adventista, sino que es solo por la gracia de Dios que se me da la oportunidad de vivir una vida en Cristo. Como tal, es imperativo proveer un ambiente en mis relaciones que maximice el potencial de una vida en Cristo para mis estudiantes también.

“Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo. Finalmente, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado”. (Filipenses 4:7, 8, TLA).37


Este artículo ha pasado por la revisión de pares.

Sharon Aka

Sharon Aka, PhD, MSN, RN, es profesora asociada y directora del Doctorado en Liderazgo (DLEAD) en la Escuela de Liderazgo de la Universidad Andrews (Berrien Springs, Michigan). La Dra. Aka es también consultora virtual de eventos globales de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Antes de su cargo actual, la Dra. Aka trabajó como directora de la Asociación de la Comunidad Adventista de Aprendizaje para la División Norteamericana de los Adventistas del Séptimo Día. Es catedrática de enfermería tanto en Canadá como en Estados Unidos y cuenta con una amplia experiencia como especialista en desarrollo profesional.

Citación recomendada:

Sharon Aka, “Implicaciones de la palabra ‘no’: Construir comunidades inclusivas en la enseñanza superior”, Revista de Educación Adventista 86:2 (2024).

NOTAS Y REFERENCIAS

  1. Salvo el autor, los nombres utilizados en este artículo son seudónimos.
  2. Fenómeno que consiste en volverse hiperconsciente de una palabra, un concepto o un producto después de conocerlo por primera vez y verlo u oírlo por todas partes. A menudo se denomina “ilusión de frecuencia”. Véase “Baader-Meinhof phenomenon” (2022): https://www.dictionary.com/e/tech-science/baader-meinhof-phenomenon/.
  3. Geoffrey L. Cohen, Belonging: The Science of Creating Connection and Bridging Divides (New York: W. W. Norton & Company Ltd., 2022), 322.
  4. Ibid., 194.
  5. Patrick Healy, “The Fundamental Attribution Error: What It Is and How to Avoid It,” Harvard Business School Online (2017): https://online.hbs.edu/blog/post/the-fundamental-attribution-error.
  6. Cohen, ibid.; Basia Nikiforova, “Derridean ‘Zone Without Belonging’ and Literary Ambience,” LOGOS 109:10 (2021), 78-88. https://doi.org/10.24101/logos.2021.78; Kailey Penner et al., “Sense of Belonging and Social Climate in an Official Language Minority Post-Secondary Setting,” Canadian Journal of Higher Education 51:4 (2021): 26-39: https://www.proquest.com/openview/813de6df4e9df368ff0820dcbb5aa0a0/1?pq-origsite=gscholar&cbl=48158; Mi Young Ahn and Howard H. Davis, “Are Local Students Disadvantaged: Understanding Institutional, Local and National Sense of Belonging in Higher Education,” British Educational Research Journal 49 (2022): 19-34. https://doi.org/10.1002/berj.3826.
  7. Oxford English Dictionary, s.v., “Belonging” (2024): https://www.oed.com/dictionary/belonging_adj?tl=true.
  8. Nikiforova, “Derridean ‘Zone Without Belonging’ and Literary Ambience.”
  9. Cohen, Belonging: The Science of Creating Connection and Bridging Divides, 243.
  10. Ibid., 194.
  11. Ibid.
  12. Ibid., 206.
  13. Peter W. Marty, “Words to Avoid at Church: They Might Not Be What You’d Expect,” The Christian Century 140:9 (2023): 1” https://www.christiancentury.org/column/first-words/words-avoid-church.
  14. Ibid.
  15. G. F. Northall, Folk-phrases of Four Countries (London: The English Dialect Society by Henry Frowde, 1894).
  16. Susanne E. Craig and Eeshan Bhatt, “A Short Glossary of Inclusive Language,” NASA Center for Aerospace Information (CASI) (2021): https://ntrs.nasa.gov/citations/20220000412.
  17. Ibid.
  18. Allison Zengilowski et al., “The Collective Classroom ‘We’: The Role of Students’ Sense of Belonging on Their Affective, Cognitive, and Discourse Experiences of Online and Face-to-face Discussions,” Linguistics and Education 73 (February 2023): 101142. https://doi.org/10.1016/j.linged.2022.101142.
  19. Ibid., 2.
  20. Ibid.
  21. Cohen, Belonging: The Science of Creating Connection and Bridging Divides, 215.
  22. Ibid.
  23. Penner et al., “Sense of Belonging and Social Climate in an Official Language Minority Post-Secondary Setting.”
  24. Ibid.
  25. Zengilowski et al., “The Collective Classroom ‘We’: The Role of Students’ Sense of Belonging on Their Affective, Cognitive, and Discourse Experiences of Online and Face-to-face Discussions.”
  26. Cohen, ibid.; Zengilowski et al., “The Collective Classroom ‘We’: The Role of Students’ Sense of Belonging on Their Affective, Cognitive, and Discourse Experiences of Online and Face-to-face Discussions; April Edwards and Hyejeong Ahn, “Rethinking English in Education: The Paradoxes of Labelling the ‘Other,’” Changing English: Studies in Culture & Education 31:1 (2024): 28-42. https://doi.org/10.1080/1358684X.2023.2270918.
  27. Cohen, Belonging: The Science of Creating Connection and Bridging Divides, 216.
  28. Cohen, ibid.; Penner et al., “Sense of Belonging and Social Climate in an Official Language Minority Post-Secondary Setting.”
  29. Cohen, Belonging: The Science of Creating Connection and Bridging Divides, 219.
  30. Ibid., 232.
  31. Penner et al., “Sense of Belonging and Social Climate in an Official Language Minority Post-Secondary Setting,” 26.
  32. Ibid.
  33. Shainis, “How We Can Shift the Power Imbalance in Adult Education to Deepen a Sense of Belonging, Improve Program Outcomes, and Create a More Equitable Society”; Cohen, Belonging: The Science of Creating Connection and Bridging Divides, 216.
  34. Cohen, Belonging: The Science of Creating Connection and Bridging Divides, 225.
  35. Ibid., 231.
  36. Ibid., 182.
  37. Traducción en lenguaje actual (TLA). Copyright © 2000 by United Bible Societies